La policía alemana vincula al sirio detenido con el Estado Islámico
Tres solicitantes de asilo sirios redujeron al presunto terrorista y lo entregaron
Tras 48 horas de búsqueda, la policía alemana detuvo en la madrugada de ayer a Yaber Albakr, el refugiado sirio de 22 años que tenía explosivos en un piso de la localidad sajona de Chemnitz y que, según los servicios secretos, estaba preparándose para perpetrar un atentado similar a los de París de noviembre del 2015 y de Bruselas el pasado marzo. Albakr estaba huido desde el sábado por la mañana, cuando la policía se presentó en el edificio a detenerle, y él logró escabullirse.
Pero nunca consiguió salir del land de Sajonia, y finalmente fue apresado en la madrugada del domingo al lunes en Leipzig, gracias a la colaboración de tres sirios, que lo retuvieron en su casa hasta que llegó la policía, según informó ayer en Dresde en rueda de prensa Jörg Michaelis, presidente de la Oficina de Investigación Criminal (LKA) de Sajonia. “El modo de proceder y el comportamiento del sospechoso apuntan a un contexto del Estado Islámico”, afirmó Michaelis. “Según lo que sabemos, los preparativos en Chemnitz se parecen a los preparativos para los ataques en París y en Bruselas”, indicó el ministro del Interior, Thomas de Maizière, en un comunicado. La Fiscalía federal, que lleva el caso, señaló que Albakr actuó “con motivación islamista”.
Por motivos de seguridad, las autoridades no dieron datos de los tres sirios –no hay confirmación oficial de que sean solicitantes de asilo, pero todos los medios alemanes lo dan por sentado– que redujeron al presunto terrorista. Su actuación era ensalzada en las redes sociales por ciudadanos que retaban así al partido antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD) y al movimiento islamófobo Pegida. “Los extranjeros le roban el trabajo a la policía”, clamaba irónico un tuitero. Tanto Michaelis como el titular de Interior sajón, Markus Ulbig, y también Ulrike Demmer, portavoz adjunta de la canciller, Angela Merkel, agradecieron la colaboración de los tres sirios, que compartían vivienda en el barrio de Paunsdorf de Leipzig.
Según relató la policía, Yaber Albakr abordó a uno de ellos en la estación de Leipzig y le pidió si podía alojarle, a lo que este accedió. El domingo por la noche los tres inquilinos se dieron cuenta de que su huésped era el fugitivo buscado por la policía, que había colgado en internet carteles en árabe con su foto. Entonces lo redujeron, lo maniataron, y uno de ellos fue a una comisaría y enseñó una foto que le tomaron con el móvil. La policía corrió al piso indicado. “El sospechoso nos fue entregado atado”, dijo Michaelis.
La policía confirmó también que el explosivo hallado el sábado en el piso de Chemnitz era peróxido de acetona (TATP), “el tipo de explosivo que se empleó en París y Bruselas”, muy utilizado por los yihadistas pues se puede fabricar con productos a la venta en el mercado para el público en general. La carga que preparaba el sospechoso, “probablemente en forma de chaleco”, estaba casi lista. De hecho, los servicios secretos alertaron a la policía al constatar que Albakr había buscado en internet cómo montar una bomba, y había adquirido los componentes. Según la Fiscalía federal, eran 1,5 kilos de “explosivos extremadamente peligrosos”, que fueron detonados allí mismo, dejando una porción para la investigación.
Yaber Albakr urdía su plan en ese piso, que estaba alquilado por otro sirio, Jalil A., de 33 años, detenido el mismo sábado, y a quien se considera cómplice. Otros dos conocidos de Albakr fueron detenidos ese día, y luego puestos en libertad. Jalil era solicitante de asilo en Alemania desde diciembre del 2015, mientras que Albakr se había inscrito como tal en febrero de ese año, y tenía permiso de residencia por tres años.
Ante la perplejidad por el hecho de que el sospechoso escapara el sábado pese a que la policía se hallaba ante el edificio de Chemnitz, la LKA sajona dio explicaciones. Los agentes desconocían en qué piso se encontraba Albakr, y optaron por no irrumpir en el edificio de cinco plantas ante el temor de que hiciera detonar los explosivos. Cuando salió a las siete de la mañana, le dieron el alto con un disparo de advertencia al aire, pero echó a correr y había otras personas en la línea de tiro.
Albakr llegó a Alemania como refugiado en el 2015, y tenía explosivos iguales a los usados en París y Bruselas