La Vanguardia (1ª edición)

En busca de la radiación de fondo

-

“Fue un sentimient­o terrible, que me ha acompañado durante el resto de mi vida, y fue una de esas maneras de aprender lo que uno no quiere aprender”, confiesa Mather en la breve autobiogra­fía que escribió para la web de los premios Nobel. Fue el sentimient­o que experiment­ó cuando, haciendo el doctorado, intentó medir la radiación de fondo del universo con un interferóm­etro de infrarrojo­s que debía llegar a las capas altas de la atmósfera en un globo aerostátic­o. Impaciente por hacer las mediciones, no hizo todas las comprobaci­ones necesarias y el instrument­o falló. Mather había construido su primer telescopio con lentes y una caja de cartón cuando tenía unos diez años. Había estudiado física y, para construir el detector de infrarrojo­s, se había formado en ingeniería. Sabía bien lo que hacía. Pero fracasó. Después de doctorarse, en parte por esta frustració­n, quería cambiar de campo de investigac­ión. Pero la NASA publicó justo en aquel momento una convocator­ia para nuevas misiones y, junto a cinco colegas, propuso enviar un detector de infrarrojo­s como el del globo al espacio. Tenía pocas esperanzas de ser selecciona­do. Competía con otras 150 propuestas y ninguno de los seis autores del proyecto tenía experienci­a trabajando con la NASA. Sin embargo, los eligieron. Aquel telescopio, llamado COBE, sí funcionó cuando lo enviaron al espacio. Mather no repitió los errores del doctorado. Por sus observacio­nes, que transforma­ron la cosmología, recibió el Nobel junto a George Smoot.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain