La Vanguardia (1ª edición)

Barcelona, entre lo real y lo virtual

La excelente imagen exterior de la ciudad contrasta con la visión interna

- JOSEP PLAYÀ MASET Barcelona

Barcelona fue en el 2013 la ciudad invitada del Salon du Livre de París y allí había tres paneles sobre la Sagrada Família, Ferran Adrià y Messi. Es el pack que se vende al turista, pero para mí esa Barcelona no tiene ningún significad­o”, explicó Eduardo Mendoza, en un debate organizado anoche por la Asociación Colegial de Escritores de Catalunya (ACEC) sobre La literatura ante la transforma­ción de Barcelona, en la Casa del Libro de la rambla Catalunya. Tanto Mendoza, como Ignacio Martínez de Pisón, Carlos Zanón y Marina Espasa coincidier­on en distinguir entre la Barcelona virtual, esa recreación que tanto se aprecia en el exterior –y que hace vender mejor las novelas que ambientada­s en la ciudad– y la Barcelona real, mestiza, diferente según los barrios, que ya no es la que era.

Nadie hizo un canto nostálgico, del todo. El que menos, Mendoza, que en tono sarcástico comentó: “Es verdad que la ciudad ha cambiado, que es una mierda, pero no debemos dar una idea equivocada, no hay que decir que cualquier tiempo pasado fue mejor. Para los que hemos conocido el Alcázar [una referencia a la Guerra Civil y al mismo tiempo al nombre que tenía el cine que había donde ahora hay la Casa del Libro], lo que pasa en la Rambla no nos parece tan mal”. Martínez de Pisón evocó la Barcelona de antes del 92, simbolizad­a en la desaparici­ón del mítico local Bikini, pero añadió: “Me gusta recordar la Barcelona de cuando era joven porque yo era joven. No echamos de menos la ciudad, sino cuando éramos jóvenes”.

Carlos Zanón se refirió a esa Barcelona imaginaria que describen desde fuera como “una gran potencia, un lugar tolerante, con gente genial, donde se puede ir a pie a todas partes”. Y él, que vive y ha vivido en el Guinardó, asegura que siempre se ha sentido de baque rrio. “Barcelona no me pertenecía del todo y nunca me ha caído bien”. Para Zanón, “lo importante es la gente”. La más distante con la Barcelona actual fue Marina Espasa, que trazó un salto entre la ciudad olímpica y la Ciutat morta del 4-F. “Es lamentable pero ... fui voluntaria olímpica y para limpiar mi expediente escribí El dia del cérvol”. Aludió a que esa imagen de “fiesta, libertad, mediterran­eidad” de Barcelona tiene su contraposi­ción en la muerte de Patricia Heras y por eso la introdujo como personaje en su novela.

El moderador, Álvaro Colomer, preguntó si existe una gran novela de Barcelona a propósito de un viejo debate en el que se suele citar La noria, de Luis Romero, y al que el propio Sergi Pàmies dedicó el título de un libro de cuentos. Mendoza respondió: “Si el listón lo ponemos en Dublín y el Ulises, la respuesta es no. Si hablamos de obras como La colmena, entonces hay muchas”. Y de nuevo hubo coincidenc­ia en que hay muchas barcelonas. Pisón destacó obras como Vida privada de Josep M. de Sagarra. “Pero si tengo que hablar de Gràcia, citaré a Mercè Rodoreda y si lo quiero hacer del Guinardó, a Juan Marsé”. Aunque él se declaró amigo de las clases medias, de “ese sueño de ciudad perfecta un poco deteriorad­a que es el Eixample”. Zanón añadió dos nombres propios: Casabella y Baulenas. Mendoza explicó que para escribir La ciudad de los prodigios y La verdad del caso Savolta, dos de sus obras más barcelones­as, se inspiró en Els Homenots de Josep Pla (“un gran paisajista”), en las memorias de Gaziel, Sagarra y Amadeu Hurtado, pero también en Destino , en revistas femeninas y en los cómics Pérez Andújar destacó en su pregón. Y apuntó un detalle: “Nadie ha hecho aún un estudio de las catalanada­s de las historieta­s de Bruguera que se leían en toda España. Y si no, de dónde viene el uso de ‘tú mismo’, que no es más que la traducción de ‘tu mateix’”.

Marina Espasa, responsabl­e del programa de Barcelona como ciudad literaria (según designació­n de la Unesco), calificó el debate de falso. “Hay muchos retratos de la ciudad y hay dos lenguas y ahora muchas más”. Sobre este punto, Pisón fue autocrític­o: “Si nos atuviésemo­s a la realidad, tendríamos que hacer libros bilingües”. Aunque a su juicio, lo urbano lleva a la novela realista, “el realismo mágico no cabe”. Discrepó Mendoza: “Hay realismo mágico, pero no está en la literatura” Y remató: “A una abstracció­n como Barcelona no se le tiene amor, se aprecia su gente. Yo voy a ver películas del oeste, pero no me interesa Dodge City, sino el sheriff, el salón ... Barcelona es el sustituto del western”.

Cuatro escritores coinciden en que hay muchas ‘barcelonas’ y muchas novelas que reflejan su realidad

 ?? DAVID AIROB ?? Ignacio Martínez de Pisón, Eduardo Mendoza, Marina Espasa y Carlos Zanón, ayer, en la Casa del Libro de la Rambla Catalunya
DAVID AIROB Ignacio Martínez de Pisón, Eduardo Mendoza, Marina Espasa y Carlos Zanón, ayer, en la Casa del Libro de la Rambla Catalunya

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