Cómo subió Guardiola
Cruyff afirma en su biografía que el FC Barcelona quiso vender a Guardiola a un club de Segunda División. Es posible, pero no consta. Ni se habló ni se publicó en aquel momento, ni los responsables de aquella etapa lo recuerdan ahora. Sí que hubo una reunión en el fútbol base en la que se planteó si debería seguir o no en la Masia. Pep era un jugador extremadamente técnico, pero flacucho, en un fútbol en el que el físico tenía un papel importante. Hubo opiniones de todos los gustos: técnicos que lo defendieron y otros que no. Dudas.
Al final se quedó. En medio de la encrucijada, le plantearon al presidente Josep Lluís Núñez las dudas en el balance del fútbol base. –¿Qué notas saca? –preguntó. –Es el número uno en los estudios –le contestaron.
–Pues que se quede –dijo zanjando la discusión.
Y añadió que se pusiera en manos del doctor Bestit para hacerle un plan para subir peso.
Guardiola acabó sustituyendo en el primer equipo a Milla, que se fue al Madrid. Fue curioso como subió del juvenil. Koeman se había lesionado en el tendón de Aquiles y Cruyff había propuesto fichar al danés Jan Molby, jugador cuyo agente era Benny Nielsen, socio del despacho de Cor Coster.
Núñez se opuso inicialmente a contratar a un futbolista de 28 años, pasado de peso y al final Johan y Charly decidieron que Alexanko ocuparía el lugar de Koeman. Rexach,
Rexach le dijo a Cruyff que había un buen medio en el B; Johan fue a verlo, pero ese día no jugó
entonces, le dijo a Cruyff que había un jugador joven muy bueno en la cantera: Guardiola. El técnico decidió ir a verlo.
–Pero si no juega en el B –le comentó a Rexach.
–No, es que es del juvenil aún –contestó Charly.
El asistente de Johan llamó a Quique Costas, el entrenador, para que lo pusiera en el B el próximo partido. Así se hizo y fueron los dos técnicos a verlo, cumpliendo las expectativas. Guardiola fue un producto que parecía creado para el fútbol que en aquel momento practicaba el Barça: un cuatro distribuidor, con visión panorámica, técnico y bien posicionado. Con otro tipo de entrenadores hubiera sido difícil que subiera, pero con Cruyff y Rexach era idóneo.
Ya con Milla se había empezado a desarrollar la idea de un cuatro especifico, que más tarde rompería Rijkaard, implantando un mediocentro de características más defensivas, como Davids, primero, Márquez o Edmilson después o Busquets ahora. Esa decisión permitió que Xavi e Iniesta acabaran adelantando su posición, siendo más decisivos y protagonistas, y que el Barça se armara con más equilibrio en sus líneas.