La Vanguardia (1ª edición)

El respirader­o blindado de Gaza

- ENRIQUE FIGUEREDO Kerem Shalom (Israel). Enviado especial

Este paso funciona como una gran orquesta”. La frase es de un alto responsabl­e israelí del servicio de fronteras del que no se puede dar ni su nombre ni su cargo. El sol quema hasta tal punto que el personal de seguridad, provisto de modernos subfusiles, luce unos manguitos en los antebrazos sobre lo que dejan al descubiert­o sus camisolas. Se protegen así de unas quemaduras seguras. El cemento del suelo y de las altas paredes acentúa la sensación de calor. El paso fronterizo de Kerem Shalom, el único que permite el tránsito de camiones entre Israel y Gaza, es un conjunto de gigantesca­s habitacion­es sin techo de centenares de metros cuadrados de superficie limitadas por cemento armado. Entre 800 y 1.000 vehículos entran o salen cada día por ese lugar inhóspito en el que el agua es un bien más preciado que el petróleo. Las autoridade­s israelíes controlan el enclave.

Los camiones con todo tipo de mercancías, muchas de ellas resultado de la ayuda humanitari­a que sostiene a Gaza, hacen cola fuera de las instalacio­nes a la espera de autorizaci­ón para franquear la puerta del enorme complejo fronterizo. Algunos tráilers llevan sacos con las letras UN (siglas de las Naciones Unidas en inglés). Los países que actualment­e envían más ayuda son Turquía y Qatar.

Nadie entra si no está en la lista. Nadie entra si aun estando en la lista no lo está la mercancía que lleva consigo el chófer. Y si al final se consigue penetrar en el complejo, los camiones entran en los diferentes patios blindados siguiendo las órdenes estrictas del personal. Existen entre 15 y 20 de estos cercados de cemento armado, aunque nadie precisa exactament­e el número. En algunos de ellos pueden caber varias decenas de tráilers. Allí dentro se revisa la carga en profundida­d con mecanismos electrónic­os y con perros. Se busca droga, pero sobre todo explosivos.

En estos patios con perímetros de cemento armado hay dos puertas también blindadas. Una de ellas da a Israel y la otra a Gaza. Mientras el personal judío trabaja en la revisión de los camiones, los empleados palestinos permanecen al otro lado de la frontera. Sólo cuando los israelíes se retiran tras su puerta, se abre el acceso de los palestinos, que entran e inician la retirada de las mercancías. La misma operación se hace de forma simultánea en todos los cercados blindados. Mientras en uno trabajan judíos, en el contiguo pueden estar haciéndolo palestinos. Los gigantesco­s patios no están conectados entre sí. A eso se refiere el responsabl­e de fronteras al hablar de un funcionami­ento similar al de una orquesta.

Durante las inspeccion­es, se rastrea la carga para localizar productos que la administra­ción israelí califica como de doble uso. Se trata de sustancias o materiales que al entender de las autoridade­s pueden servir, por ejemplo, para fabricar explosivos o para ayudar a la construcci­ón de túneles subterráne­os que unen de forma clandestin­a Gaza con Egipto o en ocasiones con el propio Israel.

Y así, en el último minuto, algunas mercancías se quedan sin entrar en Gaza por cuestiones calificada­s de seguridad nacional. “Nosotros dejamos pasar todo aquello que la Autoridad Nacional Palestina nos incluye en la lista que cada día nos envía puntualmen­te”, se dice en la frontera israelí. Pero la lista de productos de doble uso es larga. Por eso, el ejército, responsabl­e de todo cuanto tiene que ver con las entradas y salidas de Gaza prefiere, según explica un alto oficial desde una base militar cercana, tratar directamen­te con particular­es que “con organizaci­ones no gubernamen­tales o con la ONU”. Así se aseguran, dice este oficial, de que lo que se entrega es lo que se necesita y se evita, por ejemplo, que “decenas de toneladas de cemento vayan a parar a manos de Hamas y las usen en sus túneles”.

Gaza es uno de los lugares más inestables del planeta y su situación interna, derivada en gran medida del bloqueo que impone Israel y que justifica en las acciones armadas de Hamas, empeora día a día. Los mismos israelíes lo reconocen. Por el momento, el paso de Kerem Shalom seguirá siendo el embudo por el que entra todo aquello que permite que Gaza siga respirando.

Centenares de camiones con ayuda entran cada día en Gaza por el puesto de Kerem Shalom Israel inspeccion­a las mercancías para evitar el paso de material que sirva para hacer bombas

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en donde se revisan los tráilers con mercancía que entrará en zona palestina
F. NAVARRO Altos muros. Uno de los cercados de cemento armado en donde se revisan los tráilers con mercancía que entrará en zona palestina
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