La Vanguardia (1ª edición)

De Madrid al cielo (¿o a Badalona?)

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Sólo retengo dos chistes. Uno tiene como protagonis­ta al señor Recolons, empresario catalán a quien un día su esposa se empeña en acompañar a la capital, donde descubre la popularida­d del marido en los locales nocturnos.

¡Para dos chistes que recuerdo y uno pierde vigencia! Ya no hay empresario­s catalanes que echen canas al aire en Madrid: si los catalanes van a Madrid es con fines serios. El president Puigdemont desayunó el lunes en la capital por gentileza de Europa Press, uno de esos desayunos cuyos zumos de naranja asustan.

–Queremos sentarnos en una mesa de negociació­n.

Para mi sorpresa, el tono y las palabras del president Puigdemont me gustaron. Será que con un poco de realismo respiro, pero ya les avanzo que en Madrid no son tan trabajador­es –hoy, sin ir más lejos, se toman fiesta– y además descienden de los conquistad­ores, gente arrogante, sanguinari­a y quinielist­a.

–¿Y si les retira la imposición de un referéndum unilateral el próximo verano? Me conozco Madrid, se pasan el día jugando al mus y con cartas marcadas se cabrean...

Ya sé que el president Puigdemont depende de la CUP y eso, lo entiendo, es muy indigesto, pero yo creía que la nueva política desterraba el doble lenguaje o –como el entrañable señor Recolons– ir a Madrid “de negocios” y pasarse luego las noches en un cabaret, donde todos saludan cariñosos al señor Recolons para enfado de la señora Recolons.

Los conquistad­ores no son como los catalanes, y si en Madrid les instas al diálogo y en Barcelona les montas un Estado por las bravas, esta gente se cierra en banda y adiós muy buenas al referéndum pactado. Ya sé que nosotros al “doble lenguaje” lo llamamos “espíritu de diálogo”, pero esto los conquistad­ores no lo saben.

De Madrid al cielo, pero hoy la actualidad catalana nos lleva de Madrid a Badalona, cuya iniciativa pionera de cambiar sobre la marcha las fiestas del calendario laboral es digna del próximo Nobel de Ciencias Económicas.

A partir de ahora, todo badalonés podrá elegir a la carta los días que trabaja; y, con suerte, el derecho a decidir del ciudadano, el derecho a decidir del Ayuntamien­to, el derecho a decidir del ujier del Ayuntamien­to y el derecho a decidir del funcionari­o Gratallops coincidirá­n un día al año y ese día habremos construido un Estado nuevo y dejado un mundo mejor a Mick Jagger. Lo malo es que ese día tan señalado merecerá ser declarado festivo y habrá que esperar a otro año para tener un día laborable a gusto de todos. ¡Y espera que toquemos la religión!

Y pensar que hay malvados que han mirado el calendario y murmuran: ¡qué listillos son en Badalona! Cambias el 12 de octubre por el 9 de diciembre y me río del puente del Bósforo, otra prueba de que ellos conquistan y nosotros tendemos puentes...

Ellos conquistan y nosotros tendemos puentes: cambias hoy por el 9 de diciembre y menudo puente

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