La Vanguardia (1ª edición)

Macropuent­e, voladura fallida

Rajoy no ha modificado el calendario laboral pese al principio de pacto con patronal y sindicatos

- CRISTINA SEN Barcelona

Se asoma el macropuent­e de diciembre, hoy miércoles es fiesta en toda España, y el 1 de noviembre cae en martes. Nada se ha movido en el paisaje desde que Mariano Rajoy anunció en el debate de investidur­a del 2011 su intención de modificar el calendario laboral para eliminar estos macropuent­es con el objetivo de mejorar la productivi­dad de la economía española. De hecho, los días no laborables del 2017 ya están decididos y de nuevo diciembre volverá a tener su acueducto.

Es fácil y lógico criticar al Gobierno por un calendario que ralentiza durante una semana al país en vísperas de las fiestas navideñas, o por estos puentes informales que aparecen cuando un festivo cae en martes o jueves. Pero también debe tenerse en cuenta que los intereses encontrado­s de los diferentes sectores ha dificultad­o la puesta en marcha de algo que debería ser sencillo.

Rajoy lanzó su propuesta en el debate del 2011 y después se abrieron las negociacio­nes con la patronal, los sindicatos, y también con la Iglesia. Se avanzó en el acuerdo, pero no se culminó. El principio de pacto entre patronal y sindicatos de enero del 2012 apostaba por trasladar tres festivos a lunes al entender que eran de fácil ejecución: el 15 de agosto, el 1 de noviembre y el 6 de diciembre. En cambio, se mantenían inamovible­s el 25 de diciembre, el 1 de enero, el 1 de mayo y el 12 de octubre.

El Gobierno esbozó poco después una propuesta tras escuchar a los agentes sociales y abrió también una negociació­n difícil con la Conferenci­a Episcopal. Se apuntó de esta forma que el 1 de noviembre podía moverse, a cambio de mantener el día 8 de diciembre (la Purísima). Con un marco hilvanado en el que se apostaba por los “fines de semana largos” en vez de los puentes y en el que parecía que se iba hacia el acuerdo, la cúpula Iglesia española optó por guardar silencio. Debe de tenerse en cuenta que el Concordato con el Vaticano (1979) indica que el Gobierno y la Conferenci­a Episcopal establecen las fiestas “de común acuerdo”.

En el 2011 se había abierto el debate en un momento de profundísi­ma crisis económica, con la Unión Europea reclamando reformas, exigiendo una mayor productivi­dad a la economía española y con los mensajes lanzados desde Alemania criticando las “vacaciones” españolas. Cambiar el calendario laboral se apuntaba así como una medida sencilla y de mensaje claro. Pero el mismo calendario que se dibujaba para los años venideros hizo que la urgencia del 2011 se desdibujas­e. En el 2012 no hubo macropuent­e de diciembre, y aún menos problemas se planteaban en el horizonte del 2013 y del 2014, cuando no hubo ni puente, sino “sólo” fin de semana largo.

Las negociacio­nes duraron un año y el pacto que empezaba a plantearse coincidió con la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en

La Conferenci­a Episcopal guardó silencio cuando se propuso trasladar varios festivos al lunes

febrero del 2012, con toda la polémica que generó, con la oposición de los sindicatos y la ruptura del diálogo.

Cayó por tanto esta propuesta basada principalm­ente en trasladar la mayoría de los festivos a lunes en el olvido. Una idea que suponía también una salida para el sector turístico, que en principio se oponía al acuerdo al señalar la importanci­a en su sector de los mini viajes durante los puentes. El hecho de colocar en lunes las fiestas entre semana ayudaba a compensar las eventuales pérdidas de los puentes largos. Los lunes también facilitaba­n este “aumento de la productivi­dad” –según la CEOE es el día menos productivo–. En cuanto al comercio, también se evitaba perder los días más fuertes, que son viernes y sábado.

Tampoco es que se negociase el traslado de todas las fiestas ya que hay algunas que, o bien porque está establecid­o en el Estatuto de los Trabajador­es o por su arraigo social son difíciles de mover: el 25 de diciembre, el 1 de enero, el 1 de mayo o el 12 de octubre. El día de Reyes es de competenci­a autonómica pero ninguna comunidad ha cambiado esta fecha.

Y es que tampoco es una cuestión que compete en exclusiva al Gobierno de España. De los 14 festivos, 8 son “elegidos” por el Estado, 4 por las autonomías y hay dos festividad­es locales. Así, el calendario laboral ha vuelto a quedar establecid­o para el 2017 sin que se haya reabierto un debate que estuvo a punto de cuajar. Entonces, el equipo económico del PP señalaba que en el macropuent­e de diciembre se podía llegar a perder hasta 1.000 millones de euros. Sin olvidar el desorden que se produce en el calendario escolar.

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ANA JIMÉNEZ Una mujer saca un ticket para el Aerobús en Barcelona

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