El turismo de golf despega en la Costa Brava
La cifra de turistas atraídos por este deporte ha crecido un 35% en dos años en la demarcación de Girona
Con un presupuesto siete veces mayor que el del veraneante convencional, hace tiempo que el turista de golf está ganando terreno en la Costa Brava. Los datos recopilados por el Patronat de Turisme de Girona en los últimos años no dejan lugar a dudas. En el 2014 los ocho campos de golf de la zona recibieron cerca de 140.000 turistas atraídos por la práctica de un deporte que ayuda al sector hotelero a alargar la temporada turística más allá del verano. Entre los meses de enero a junio, han pisado los campos de la región 93.000 golfistas y si las previsiones se cumplen, la cifra rondará los 185.000 a finales del 2016, lo que supondrá un aumento de cerca del 35% en dos años.
El director del Patronat de Girona, Ramon Ramos, atribuye el despegue de este colectivo a la suma de varios factores, entre ellos la situación geopolítica de países competidores como Turquía y Egipto que han favorecido la llegada de muchos golfistas, especialmente británicos. Tras España y Francia, que copan el 60% del total de turistas que entre los meses de enero a junio de este año han visitado los campos de Girona; los procedentes del Reino Unido representan ya el tercer mercado en importancia de la demarcación. Ramos destaca también la calidad de las instalaciones, la promoción en países emisores como Francia, el Reino Unido y Alemania y el empuje que dio la candidatura del PGA de Caldes de Malavella, considerado en varias ocasiones como el mejor campo de golf de España, para acoger la Ryder Cup en el año 2022. “Aunque finalmente quedó desestimada, sólo el hecho de ser candidatos ya nos ayudó a situarnos en el mapa y que los mercados nos conocieran”, destaca.
No es en absoluto la Costa Brava un destino desconocido para Jacques Billet, de Montpellier, que desde hace más de tres décadas practica este deporte. Este médico de 65 años calcula que gastará unos 1.300 euros durante los cinco días de estancia en la zona, periodo durante el cual visitará cuatro campos de golf. El suyo responde al perfil de cliente mayoritario: con un poder adquisitivo alto, que gasta de media unos 200 euros diarios y que por regla general se aloja en hoteles de cuatro y cinco estrellas. “Entre un 15% y un 20% del presupuesto total del turista se queda en el campo; el resto va destinado al alojamiento, transporte, servicios…”, afirma Elda Mata, directora del campo de golf de Pals, que este año ha cumplido 50 años, lo que lo convierte en el más antiguo de la Costa Brava. Los pueblos medievales de Pals y Peratallada, La Bisbal d’Empordà o Cadaqués son algunas de las excursiones que Billet realizará junto a su pareja y la veintena de amigos con los que ha viajado a España. “Aunque la motivación principal de los viajeros es el golf, también se interesan por la gastronomía, el ocio nocturno, las compras o el turismo”, agrega Lluís Parera, vicepresidente del golf de Pals y vocal de la Federació Catalana de Golf.
El chef del restaurant Sa Punta de Pals, Iván Beumala, corrobora este interés y destaca el aumento de servicios en temporada baja. Otoño y primavera, más allá del verano, son las principales épocas para la práctica de este deporte. “Nos ha permitido mantener abiertos muchos hoteles que, tras la temporada de sol y playa, cerraban. Cada vez hay más establecimientos que abren en febrero”, afirma Martí Sabrià, gerente del grupo Costa Brava Verd Hotels.
La mayoría llegan vía turoperadores, especialmente británicos y nórdicos. El presidente de la Iagto, la asociación internacional que reúne 800 turoperadores especializados en golf, Peter Walton, cifra en 15.000 el aumento de jugadores que llegarán a la Costa Brava a través de un paquete turístico en el 2016 respecto al año anterior.
El visitante atraído por el golf se gasta unos 200 euros diarios y se aloja en hoteles de 4 y 5 estrellas