El Cervantes se reunirá por primera vez en Barcelona
Rajoy apela ante el Rey al carácter cervantino de la capital catalana
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lanzó ayer la propuesta de que el Instituto Cervantes celebre una de sus próximas reuniones, por primera vez, en Barcelona. Para motivar su iniciativa, Rajoy apeló al espíritu de Miguel de Cervantes y a los rasgos cervantinos de Barcelona. Pero el contexto no dejaba lugar a dudas sobre la intencionalidad política de su idea.
La propuesta, que expuso ante el rey Felipe VI y presidente honorario de la entidad durante su reunión anual, busca hacer un guiño o incluso empezar a tender un puente cultural hacia Catalunya que pase por encima de las graves disensiones del momento entre el Gobierno central y la Generalitat.
En su intervención dentro del encuentro de patronos del Instituto, celebrado en el Palacio Real de Aranjuez, Rajoy sugirió al Monarca, en palabras textuales, que “en atención a la letra y el espíritu” de la obra de Cervantes, una de las reuniones del máximo órgano de la institución “pueda tener lugar en una ciudad tan cervantina como Barcelona”. Sería, asimismo, indicó, el homenaje debido a “la riqueza cultural que, vivamos donde vivamos, nos une como españoles”.
El jefe del Ejecutivo calificó el Instituto Cervantes como “uno de los embajadores fundamentales de nuestro país”. Su contribución a la Marca España –añadió– estriba “en su capacidad de ofrecer una enseñanza de calidad de las lenguas de España”. Y subrayó que, junto al castellano, también “el catalán, el gallego y el vasco” integran la oferta formativa del Cervantes, que se ocupa, además, de “difundir la riqueza cultural” aparejada a estas lenguas.
Rajoy recordó la doble celebración, este año, del primer cuarto de siglo de vida del Instituto y del IV centenario del fallecimiento de Cervantes: un aniversario conmemorado, dijo, con “más de mil actividades” en torno al escritor de Alcalá de Henares. Se trata de un “merecido homenaje”, opinó, que ha permitido “volver a recordar y vivir sus grandes obras”.
No desaprovechó la ocasión el presidente del Gobierno para sacar pecho de la expansión del Cervantes a lo largo de su mandato. Para ello, recordó cómo, nada más llegar a la Moncloa en el 2012, utilizó su primera intervención en calidad de presidente ejecutivo del Instituto para proponer que éste se hiciera “más iberoamericano”. Era la vía más eficaz, sostuvo entonces, de “proyectar nuestra lengua y nuestra cultura, diversa y compartida, en el ámbito global”, recordó. El balance, cuatro años después, es que “más del 60 por ciento de la actividad cultural del Cervantes se lleva a cabo en colaboración con los países iberoamericanos”, presumió.
En la conclusión de su discurso, Rajoy afirmó que “pocos como Cervantes han comprendido y alabado las distintas modulaciones de lo español. Y pocos como su Don Quijote, a caballo por los paisajes de España, han logrado ser en tan alto grado espejo de la diversidad que a todos nos enriquece”. Otra alusión en clave conciliadora.