Cuarteto con secreto
Brahms introdujo un mensaje oculto de amor que hoy desvela el nuevo Brahms Piano Quartet, una formación impulsada por L’Auditori
Enrique Bagaría se abalanza sobre el teclado y hace sonar el primer y afilado acorde del Cuarteto para piano núm. 3 en Do menor de Brahms. Asoman sutiles las cuerdas, con Josep Colomé al violín, Joaquín Riquelme a la viola y David Apellániz al cello, antes de que vuelva a entrar Bagaría con otro disparo, esta vez en Si bemol. Y ahí queda el tema: el amor entre Clara Schumann (Do es C en la notación inglesa) y el propio Brahms (Si bemol es B).
“No podían comunicarse de ninguna otra manera que a través de la música, y de hecho es lo único que tenemos para descifrar cómo fue su relación, pues las cartas están destruidas”, señala Josep Colomé (Sabadell, 1979). “El tercer movimiento de este concierto, con tonalidad muy triste, podría ser la culminación de un amor imposible y que no quisieron o no pudieron explicar”.
Nos encontramos en los bajos de L’Auditori, en un ensayo del flamante Brahms Piano Quartet que hoy miércoles abre la temporada de cámara en la sala Oriol Martorell (20.30 h) con el 2.º y 3.º cuarteto para piano del compositor de Hamburgo. El proyecto lo ha promovido el propio Auditori al estilo de lo que suelen hacer los grandes festivales, es decir, ha reunido a cuatro solistas punteros para poner en solfa piezas muy deseadas que no suelen programarse, pues no hay formaciones estables para ello. Aunque a juzgar por la compenetración y la sed de cámara que destilan estos cuatro artistas, parece que el nuevo Brahms Project ha venido para quedarse.
Por Navidad sacan el disco con la integral de esos cuartetos para piano que han grabado en el auditorio Mozart de Zaragoza (Eudora Records). Tres horas de música con instrumentos de lujo, los mismos que sonarán hoy y en la inminente gira que emprenderán por auditorios españoles: un violín Nicolas François Vuillaume de 1861 –tan antiguo como el Cuarteto núm. 2 de Brahms– que Colomé ha adquirido hace seis meses; una viola Domenico Busan 1780 que perteneció nada menos que a Bruno Giuranna y de la que ahora es depositario el miembro de la Filarmónica de Berlín (y exsolista de la OBC) Joaquín Riquelme (Murcia, 1983), y, por último, el cello Joseph Gagliano 1775 cedido por Solé Luthier para la ocasión a David Apellániz (Irún, 1972).
El Brahms Project, que en el futuro quiere ser flexible e interpretar obra también en formato dúo, trío o quintento, e incluso abrirse a otros compositores, coge a los cuatro intérpretes en el momento idóneo para abordar estas páginas. “Exigen experiencia camerística previa y un bagaje intelectual como músico”, afirma Bagaría (Barcelona, 1978). “Pero es un repertorio que se vende solo, la típica obra de la que no cambiarías ni una coma, muy dialogante, y atlética para el pianista”. Para Colomé, que lleva tres lustros tocando a dúo con Bagaría, se trata de “algo que a un músico le roba el corazón con 15 años y que ya no puedes dejar de soñar con tocar. Llevamos más de 20 años deseándolo”.