El concepto de soberanía
DESDE el siglo XVIII, en que Jean-Jacques Rousseau retomó la idea de soberanía de Thomas Hobbes, que no se hablaba tanto sobre ello como en nuestros días. Para Rousseau, que mantuvo una larga discusión con Emmanuel-Joseph Sieyès, todos los hombres son libres e iguales, así que el pueblo (o la colectividad) pasa a ser soberano, aunque delega en la autoridad de la que forma parte; de este modo el ciudadano pasa a ser al mismo tiempo soberano y súbdito. Para Sieyès, en cambio, la soberanía radica en la nación y no en los ciudadanos, de tal modo que el poder no sólo obra según el sentimiento mayoritario, sino de acuerdo con el legado histórico y cultural, así como también en función de sus valores y principios. Las constituciones modernas pivotan entre ambos conceptos, aunque resalten el protagonismo de los ciudadanos.
Ciertamente, el establecimiento de organismos supranacionales ha introducido conceptos nuevos, como el de la soberanía compartida. Los 28 han cedido parte de su soberanía a la UE, lo que ha dado nuevas maneras de entender el poder, pero sobre todo de ejercerlo. En el voto favorable al Brexit hay en buena parte añoranza del imperio perdido, de cuando la soberanía se ampliaba imponiéndola a terceros.
A vueltas con la soberanía, es interesante ver que el Consistorio de Badalona desobedeció un auto del juez que le obligaba a cerrar las dependencias públicas en la festividad del 12 de Octubre. Es interesante el argumento de sus concejales: la decisión la definieron como un golpe de Estado a “la soberanía municipal”. La pregunta sería: ¿en qué plano situamos la soberanía? ¿Que hará el Consistorio si un día una comunidad de vecinos decide democráticamente dejar de pagar el IBI ? Empieza a ser preocupante el mal uso de los términos para acomodar los argumentos. Habría que releer a Rousseau los días en que decidimos saltarnos las festividades que no nos gustan. Algo aprenderíamos.