Sánchez deja el escaño para recobrar el liderazgo socialista
El exlíder del PSOE renuncia a su escaño para presentar batalla en unas primarias
Entre lágrimas, Sánchez avanza sus planes para “recuperar” el PSOE
“¡No puedo fallar a mi partido ni faltar a mi compromiso!”. Con estas palabras, la voz quebrada, el pulso tembloroso y al borde del llanto, Pedro Sánchez anunció ayer a media mañana su renuncia al acta de diputado, tras presentarla en el registro del Congreso, para no romper su compromiso con el “no es no” a la investidura de Mariano Rajoy y a su vez no romper la disciplina de voto del grupo socialista, como sí hicieron, finalmente, quince diputados socialistas. Con esta decisión, Sánchez esquiva la amenaza de ser suspendido de militancia e intenta mantener vivas sus opciones de recuperar el liderazgo perdido en el próximo congreso del PSOE, con unas primarias en las que vote la militancia, cuya campaña puso en marcha: “A partir del lunes cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España y escuchar a quienes no han sido escuchados, que son los militantes y los votantes de izquierda. ¡Vamos todos juntos a recuperar el PSOE!”.
Sánchez embistió con dureza contra la gestora que dirige Javier Fernández. “Tras la investidura de Rajoy expira el mandato de la gestora, y el lunes deberá poner fecha, hora y lugar para el congreso en el que los socialistas voten”, avisó.
Con su renuncia al acta, advirtió, “no dejo la política”, sino que volverá a empezar “como un militante más”. No fue por tanto un adiós, sino “un momentáneo paso a un lado”, para ayudar en el congreso federal a “refundar un PSOE autónomo y alejado del PP”. Y explicó sus razones: “Estoy en profundo desacuerdo con facilitar el gobierno de Rajoy. Como muchos socialistas, mantengo un no firme y claro”. Sin embargo, la decisión de la gestora de votar en bloque le planteó una encrucijada, admitió: “O me abstengo o voto no”. La primera opción significaría “traicionar a mi palabra”, y la segunda supondría un desacato a la resolución –“que no comparto en absoluto”– del comité federal del PSOE. “De las dos opciones que me da la gestora, no escojo ninguna. No iré contra mi partido ni contra mi compromiso. Dejo el escaño como diputado porque no renuncio a mis ideas”. “¡Cuán dolorosa es la decisión que tomo!”, reconoció.
Sánchez exigió además que la gestora no tome represalias contra los diputados socialistas que apenas unas horas después rompieron la disciplina de voto, expulsándoles al grupo mixto, ni rompa la alianza con el PSC. “¡En el PSOE no sobra nadie! ¡Ni un diputado, ni un militante, ni un voto! ¡Sólo el liderazgo compartido del PSOE y el PSC puede construir la solución federal a la crisis en Catalunya!”.
Tras su comparecencia de apenas once minutos, Sánchez volvió a desaparecer, ya dispuesto a preparar la mochila, y toda la artillería que sea capaz de reunir, para relanzar la guerra contra Susana Díaz y los líderes territoriales que ayer se echaron las manos a la cabeza tras escuchar su intervención. Muchos no daban crédito: “¡Patético!”. “De nuevo demuestra que está dispuesto a romper el PSOE con tal de estar él al mando”, lamentó un veterano. “Comienza su campaña a la secretaría general y una vez más lo pone todo al servicio de su interés general”, criticaron en la federación andaluza de Susana Díaz. “¿Refundar el PSOE? ¡Ni siquiera Felipe González, en Suresnes, se atrevió a hablar de refundación!”, replicó otra dirigente. El presidente de Aragón, Javier Lambán, le despidió con cajas destempladas: “Demos por concluida la Operación Triunfo que empezó en julio del 2014. Empece- mos a tomarnos en serio a España y al PSOE”. La guerra por el liderazgo del PSOE será sin duda cruenta.
Miembros de la gestora de Ferraz también montaron en cólera al escuchar las palabras de Sánchez. Su presidente, el asturiano Javier Fernández, se limitó a responder después que su mandato no expira cuando lo ordene Pedro Sánchez, sino cuando se celebre el próximo congreso federal que elija a un nuevo líder del PSOE.
Los fieles de Sánchez y los que se mantienen aferrados al no a Rajoy, no obstante, celebraron su “coherencia”. Incluidos, claro está, Miquel Iceta y Núria Parlon.
El abrupto portazo de Sánchez por la mañana no arrastró, por la tarde, a más diputados socialistas de los previstos a romper la disciplina de voto. Fueron finalmente quince los que votaron no a Rajoy, como estaba previsto. Así lo hicieron los siete diputados del PSC –Meritxell Batet podría perder su puesto en la dirección del grupo socialista–, los dos de la federación balear de Francina Armengol –que anoche aseguró que era “un día triste para nuestro país”–, las independientes por Madrid Margarita Robles y Zaida Cantero, la zaragozana Susana Sumelzo, el donostiarra Odón Elorza, la orensana Rocío de Frutos y la palentina María Luz Martínez Seijo. Pueden arrostrar multas de hasta 600 euros. Dos fieles a Sánchez, la murciana María González Veracruz y la asturiana Adriana Lastra, subrayaron en la votación que se abstenían “por imperativo”. Pero la fractura y el drama del PSOE se hicieron visibles con la gallega Pilar Cancela –finalmente se abstuvo, pese a defender el no–, que anoche abandonó llorando el hemiciclo.