La Vanguardia (1ª edición)

Aniversari­o devaluado

La ausencia de casi la mitad de jefes de Estado o de Gobierno a la Cumbre Iberoameri­cana confirma su poca utilidad

- Buenos Aires. Correspons­al ROBERT MUR

Por qué no te callas?”. La famosa queja del rey Juan Carlos a Hugo Chávez en la Cumbre Iberoameri­cana de Santiago de Chile del 2007 marcó un antes y un después en las relaciones de España con los países bolivarian­os, pero también fue el inicio del declive de estas reuniones.

La baja asistencia de jefes de Estado o de Gobierno –sólo 12 de los 22 países miembros– a la vigésima quinta cumbre, que anoche se cerró en Cartagena de Indias, confirma la poca trascenden­cia que los propios mandatario­s conceden a estas citas devaluadas. Ni siquiera las bodas de plata han motivado a los presidente­s continenta­les.

Las ausencias de los líderes de Brasil y Argentina, dos de los países con mayor peso, no se han producido por ninguna crisis concreta, sino que responden claramente a ese desinterés. En el caso de España, representa­da por Felipe VI, la inasistenc­ia del presidente Rajoy está más que justificad­a por la investidur­a de ayer. El caso de Portugal es la excepción que confirma la regla, pues viajaron a Colombia su presidente y su primer ministro.

La historia de las cumbres se divide en tres fases desde la primera en Guadalajar­a en 1991. Nacieron impulsadas por España con el objetivo estratégic­o de utilizar la cercanía cultural y lingüístic­a para aprovechar las oportunida­des económicas que se abrían tras la democratiz­ación del continente y la ola neoliberal­izadora de los años noventa.

Esa etapa fue funcional a las inversione­s de las empresas españolas, que llegaron acompañada­s de millonaria­s ayudas de cooperació­n al desarrollo pagadas por la Moncloa. Sin embargo, el fracaso del neoliberal­ismo –la crisis argentina del 2001 fue el ejemplo más claro– propició una segunda fase con los albores del siglo y la irrupción de gobiernos de izquierda cuyos exponentes más extremos –los países bolivarian­os encabezado­s por Venezuela– comenzaron a cuestionar la influencia española, tachándola de neocolonia­l. En este contexto se dio el rifirrafe del rey con Chávez.

Las expropiaci­ones pusieron en guardia a los inversores y forzaron a Madrid a variar su estrategia. Además, la aparición de organismos exclusivam­ente continenta­les impulsados desde el chavismo y el Brasil de Lula –sin España, Portugal y Andorra–, como la Unasur o la Celac, permitió a los líderes americanos tener influencia propia y avanzar en la integració­n sin tutelas

La actual etapa se inició a fines de la década pasada con la crisis económica y la necesidad de España de volcarse en sus problemas internos, como reflejó la ausencia del presidente Zapatero en Mar del Plata en el 2010. Era la primera vez que faltaba un jefe de gobierno español. Pocos años después, en el último encuentro, en Veracruz el 2014, los propios países miembros, consciente­s de la pérdida de utilidad de estas reuniones, acordaron pasar de la periodicid­ad anual a la bienal.

Ahora que el péndulo vuelve a oscilar y muchos países del continente giran a la derecha son ellos los que tienen situacione­s económicas delicadas. Según la Cepal, Argentina acabará el año con una recesión del 1,8%, mientras que Brasil, afectado además por la crisis institucio­nal, sufrirá una caída del PIB del 3,4%. El organismo regional de la ONU estima un decrecimie­nto del 0,9% para el 2016 en Latinoméri­ca y el Caribe, aunque en el 2017 volvería a crecer en conjunto un 1,5%.

“Me iría satisfecha si efectivame­nte la gente dijera: ‘Vemos una renovación de las cumbres, una cumbre con resultados, una cumbre más cerca de la gente’”, decía a la agencia Efe, antes de iniciarse la cumbre, la secretaria general iberoameri­cana, Rebeca Grynspan. “Lo urgente opaca lo importante”, añadía, en una queja que habitualme­nte también reiteraba cita tras cita su antecesor, Enrique Iglesias.

Si bien los términos cooperació­n, desarrollo, educación, juventud o integració­n se han repetido año tras año en los lemas y programas oficiales, la realidad es que el atractivo de las cumbres se hallaba sobre todo en la agenda coyuntural y en las reuniones bilaterale­s. En esta edición el lema era “Juventud, emprendimi­ento y educación”, pero lo que más ha trascendid­o es la preocupaci­ón sobre la incierta paz en Colombia o la crisis venezolana.

La falta de resultados prácticos de las cumbres, que se estancan en declaracio­nes finales de intencione­s que luego no son aplicadas por los estados, es uno de los motivos por los cuales los ciudadanos también se desinteres­an. Si los gobiernos, en lugar de buscar temas en los que difícilmen­te estarán en desacuerdo, como mejorar la educación, eligieran debates no resueltos en muchos países que afectan directamen­te a los derechos de las personas, como el aborto, el matrimonio igualitari­o o la violencia de género, quizás las cumbres serían más anheladas por la ciudadanía.

En todo caso, las cumbres tampoco han resuelto los problemas estructura­les, como quedó claro en el encuentro empresaria­l paralelo. “La situación actual de los jóvenes en Iberoaméri­ca no es alentadora”, se recogía en la declaració­n empresaria­l. Y aclaraba: “Uno de cada cinco jóvenes latinoamer­icanos entre 15 y 24 años no estudia ni trabaja”.

Los líderes de Brasil y Argentina no han faltado este año a causa de una crisis concreta Las cumbres pasaron del neoliberal­ismo al bolivarism­o y ahora por la crisis económica

 ?? LUIS ACOSTA / AFP ?? El rey Felipe VI, entre Peña Nieto (a su izquierda) y Santos, ayer en cartagena de Indias, en la foto de familia de la cumbre
LUIS ACOSTA / AFP El rey Felipe VI, entre Peña Nieto (a su izquierda) y Santos, ayer en cartagena de Indias, en la foto de familia de la cumbre

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