El ‘líder central’ del siglo XXI
El Partido Comunista chino equipara al presidente Xi Jinping a los dirigentes históricos Mao Zedong y Deng Xioping
El Partido Comunista chino ha oficializado esta semana lo que era un secreto a voces en el gigante asiático. Ha proclamado a su secretario general y presidente del país, Xi Jinping, líder central de la organización, lo que le equipara al nivel de los líderes históricos como Mao Zedong y Deng Xiaoping. Un nombramiento que le convierte en el dirigente con más poder desde los tiempos del Gran Timonel y con un horizonte que podría ir más allá de un segundo mandato de cinco años a partir del 2017 y convertirlo en el gran líder chino del siglo XXI.
Esta confirmación, que le ha otorgado el pleno del Comité Central del Partido, que se ha celebrado esta semana a puerta cerrada en Pekín, era una designación esperada. La prensa oficial china y algunos responsables provinciales ya habían empezado a hablar de Xi como el líder central del país hace algunos meses. Una definición que responde a la realidad de los hechos, ya que desde el 2013 Xi acumula, además de los títulos clásicos de secretario general del Partido, presidente del país y líder de la poderosa Comisión Militar Central, los cargos de coordinación de nuevas comisiones de seguridad y de reformas económicas.
Este nombramiento, sin embargo, es visto con preocupación por algunos analistas, que lo consideran un paso atrás en las reformas políticas e institucionales de China. “Es un retorno al culto a la personalidad, como en los tiempos de Mao”, ha señalado Willy Lam, de la Universidad China de Hong Kong, quien advierte que, según las reglas no escritas del partido, el término le otorga poder de veto y le convierte en “líder vitalicio” porque no hay límite de edad para el cargo de secretario general de la organización.
El reconocimiento oficial que ha recibido esta semana Xi cobra además un significado especial, porque le eleva al mismo nivel que Mao y Deng Xiaoping a las puertas de un congreso clave del partido. Una reunión que está previsto que se celebre en la segunda mitad del 2017 y de la cual deberá salir la nueva generación de dirigentes chinos que deberán dirigir el país después del 2022,
Xi Jinping tiene ahora un amplio poder para remodelar a su gusto la próxima cúpula dirigente de China
cuando Xi y su primer ministro, Li Keqiang, deberían abandonar los puestos de máxima responsabilidad al frente del Gobierno.
La realidad es que la nueva situación da a Xi un amplio poder para remodelar a su gusto la formación del próximo Comité Permanente, la verdadera cúpula de poder en China, e influir en los 25 miembros del futuro politburó.
Wang Xiangwei, exdirector del South China Morning Post de Hong Kong, ha escrito sobre el reciente pleno del Comité Central que Xi, ungido nuevo líder
central, podría estar tentado de modificar algunas de las reglas no escritas del partido. Normas como la de jubilar a los miembros de la dirección que superen los 68 años. Una iniciativa que le permitiría seguir contando con su aliado y responsable de la lucha anticorrupción, Wang Qishan, que en el 2017 cumplirá 69 años.
Este analista, bien conectado con las altas esferas de Pekín, apunta también que Xi podría acariciar la idea de permanecer en el puesto más allá del 2022, cuando expira su segundo mandato, así como la de reducir el número de miembros del Comité Permanente de siete a cinco, en aras de una mayor eficacia en la toma de decisiones. Unas incógnitas que se despejarán en unos meses y que pueden reafirmar la capacidad de mando de Xi.