Iluminados
La Comunidad Valenciana se ha sumado a la iniciativa de las Islas Baleares y no quieren hacer el cambio de hora de esta pasada madrugada, donde las tres vuelven a ser las dos. Cambio conocido como “esta noche dormimos una hora más”. Quieren quedarse con el horario de verano para siempre, alegando que les va mejor.
No me alejo mucho de la idea núcleo de la iniciativa si digo que desean más horas de sol de tarde para que haya más gente en las terrazas. Consideran que la iniciativa será buena tanto para la ciudadanía y su presencia en la calle como para el sector turístico. Los valencianos también se quieren plantar porque, según ha argumentado el síndico del PSPV, Manolo Mata, la medida beneficiará “espectacularmente” a su comunidad en el campo de la industria y el turismo.
Hemos pasado de considerar inamovible y natural todo aquello que tiene que ver con la organización horaria a querer diseñarlo a la carta. Por un lado es lógico porque lo que es intocable o monolítico en un momento u otro tiene que sufrir un buen terremoto –o más de uno– para acabar encontrando su punto de equilibrio. Ahora bien, ello tampoco quiere decir que el cambio por él mismo sea mejor; especialmente si no se hace de manera razonada y con revisión profunda de causas y efectos. No es recomendable iluminarse a golpe de idea, si esta no es expuesta a una reflexión sopesada. Además tengamos presente que de tan iluminados como estamos –lo sé, este es un tema de contaminación lumínica diferente, pero no me he podido resistir– en el 75% del territorio del Estado español no se puede ver la Vía Láctea.
A mí lo que más me preocupa es que el criterio que se vuelve a utilizar –a veces no sé si decir la excusa– sea el productivo y no el de calidad de vida. ¿Cuándo seremos capaces de poner la ciudadanía y sus necesidades en el centro en la planificación de la vida comunitaria? Las horas de sol, pero especialmente cuando las recibimos, tienen una gran importancia en nuestro bienestar general y en nuestra capacidad u oportunidades de disfrutar de buena salud.
Sería importante que cualquier decisión tomada en este sentido tenga en cuenta los aspectos más sociales de la organización horaria y por ejemplo pensemos –más todavía cuando ya hay estudios que muestran las consecuencias negativas– qué supone levantarse y/o ir a la escuela cuando todavía no es de día.