Dylan acepta el Nobel pero no dice si asistirá a la gala
Bob Dylan por fin rompió su silencio y confirmó que acepta el premio Nobel de Literatura, aunque no indicó si asistirá a la gala a recogerlo. Ha sido la propia Academia Sueca que ha indicado a través de sus redes sociales que el cantautor estadounidense contactó con la institución esta semana. “¿Si acepto el premio? Por supuesto”, dijo Dylan, de acuerdo con un mensaje en Twitter de la Academia Sueca.
“La noticia del premio Nobel me dejó sin palabras”, afirmó el músico a la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, a través de una llamada telefónica. “Agradezco mucho el honor”, añadió Dylan, quien, sin embargo, no confirmó si asistirá a la gala de entrega de los Nobel que tendrá lugar el 10 de diciembre en Estocolmo.
El comunicado de la Academia Sueca llega pocas horas después de que el periódico británico The Daily Telegraph publicara una entrevista con Dylan en la que refiriéndose al Nobel dijo: “Es difícil de creer”, y apuntó que recibirlo es algo “asombroso” e “increíble”, y señaló que acudirá a la ceremonia de en caso de que le sea posible. Según el fallo del jurado del pasado 13 de octubre, el Nobel de Literarura se le ha otorgado a Dylan por haber creado “nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”. La elección causó un revuelo, ya que era la primera vez que se distinguía a un cantautor.
La institución que entrega los premios trató sin éxito de contactar con Dylan para comunicarle personalmente la noticia, una situación que originó dudas y controversia acerca de si aceptaría o no el Nobel. Incluso el escritor sueco Per Wästberg, miembro de la Academia, calificó al músico de “rudo” y “arrogante” por no reconocer públicamente el premio.
Desde 1901, cuando se entregaron los primeros galardones, que llevan el nombre de su promotor, el industrial sueco Alfred Nobel, sólo dos personas han rechazado el Nobel de Literatura: el escritor ruso Boris Pasternak, en 1958, forzado por las autoridades soviéticas, aunque lo aceptó más tarde; y el francés Jean Paul Sartre, en 1964, por su postura de rehusar cualquier distinción.