La Vanguardia (1ª edición)

En las entrañas de ‘La catedral del mar’

Un recorrido junto a Ildefonso Falcones por el rodaje en Barcelona de la serie basada en su novela más célebre

- XAVI AYÉN

Ah, los rodajes... Gente corriendo de un lado para otro, actores paralizado­s durante interminab­les horas a la espera de la buena toma, un director que grita desde un cubículo montado con cuatro palos y unos cortinajes –como un general romano observando la batalla– y viandantes que se hacen selfies en las calles de Barcelona transforma­das en escenario medieval. Esta semana, en el rodaje de La catedral del mar, la serie basada en la novela de Ildefonso Falcones, hubo un día muy especial: el martes, el autor del libro irrumpió en Santa Maria del Mar, donde se grababa la escena final de la historia, con dos centenares de extras que gritaban: “¡Viva el Cónsul de la Mar!”.

Falcones acudió con uno de sus hijos, José María, de 17 años –“tenía siete cuando salió la novela”– y su esposa, Carmen. “¿Y por qué repetís? ¿Ha salido mal?”, pregunta Falcones al director, Jordi Frades. “No, no, vamos arreglando el plano, Ildefonso”.

¿La escena es como la imaginó? “Básicament­e –responde–. En la novela describo al pueblo, que está aquí de pie, y a los nobles en aquella zona, con los esclavos que les llevaban las sillas”. El día anterior, ardían hogueras en la plaza del Rei, donde se carbonizab­an los cuerpos de los barcelones­es castigados por la peste.

En una de las pausas entre tomas, en el bar de enfrente, encontramo­s a Luis Sorando, asesor histórico de la serie, desayunand­o entre técnicos de sonido y peluqueros. ¿Cuál es la labor de un historiado­r en medio de todo esto? “Mi función es informar de los errores o licencias que se produzcan en el guión, en ocasiones procedente­s de la novela, y proponer los cambios necesarios para solventarl­os. Pero la decisión es del director. Hay cosas que se pueden cambiar sin problemas, pero otras afectan a la línea principal del argumento y se decide mantenerlo, ya que se trata de una ficción”. ¿Algún ejemplo? “La escena de la violación al principio, en que el noble se basa en el derecho de pernada para forzar a la novia en medio de la celebració­n del banquete de bodas. En realidad no existía ese derecho, se limitaba a que el noble podía escoger la mejor pieza de carne del asado en el banquete nupcial. Pero se ha extendido popularmen­te –y en el cine, con el Braveheart de Mel Gibson–, y es muy difícil batallar contra esa idea. Sí se producían violacione­s y abusos sexuales por parte de los señores feudales, pero no existía ninguna legislació­n que lo amparase”. Añade que “la edad media, en estos años, fue una época de

“El derecho de pernada no existió, el noble sólo podía escoger el mejor trozo del asado”, apunta el asesor histórico

esplendor cultural y general tanto en Castilla como en Aragón, con reyes como Alfonso X y Jaume I, respectiva­mente. Había baños públicos, mucha más higiene de lo que se cree. Y los vestidos, bueno, eran más ceñidos, entallados, y coloridos”.

El productor Jaume Banacoloch­a –de Diagonal TV– admite que “el presupuest­o de 12 millones es el más alto registrado en España... pero es que la historia lo requiere: avanza a lo largo de los años –los decorados no pueden ser los mismos–, hay más exteriores que interiores, hay poco diálogo, todo es muy visual...”. Una de las claves es que haya entrado Netflix en la producción –“fuimos a proponérse­lo e inmediatam­ente nos dijeron que sí, ¡sus ejecutivos se habían leído la novela!”– ya que “a escala nacional es muy difícil conseguir tanto dinero, la clave es internacio­nalizar”. Banacoloch­a recuerda, entre sus principale­s tormentos –aunque salió todo bien– la batalla que enfrentaba a los almogávare­s contra el rey de Mallorca y que fue rodada “en las afueras de Madrid, con 400 figurantes, 30 especialis­tas, 20 caballos...”

En un lateral de la basílica, encontramo­s a Falcones sentado en las escaleras, charlando con un monje –bueno, con un actor italiano ataviado de monje–, al que da unas palmaditas en la espalda. “Es que no le han dejado trabajar porque no está sindicado”, nos aclara luego.

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Ildefonso Falcones, el pasado martes, en el interior de Santa Maria del Mar, durante el rodaje de la serie española más cara de la historia
PEDRO MADUEÑO Ildefonso Falcones, el pasado martes, en el interior de Santa Maria del Mar, durante el rodaje de la serie española más cara de la historia

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