Corea del Sur se hunde en una crisis política sin precedentes
La presidenta Park cambia su Gobierno y tropieza con el rechazo de la oposición
Park Geun Hye se halla atrapada en un escándalo de tráfico de influencias, corrupción y religión
La crisis política se agudiza día a día en Corea del Sur. Su presidenta, Park Geun Hye, nombró ayer un nuevo primer ministro y cambió a los titulares de Finanzas y de Seguridad Pública, en un intento de contener la indignación popular, que le acusa de estar en el centro de un escándalo en el que se mezclan el tráfico de influencias la corrupción y el peso de una orden religiosa. De nada le sirvió. La oposición, mayoritaria, advirtió que boicoteará sus nombramientos en el Parlamento y el alcalde de Seúl reclamó su dimisión, por su implicación en lo que se considera el mayor escándalo político del país.
Park Geun Hye no consigue levantar cabeza. Ayer nombró a un político progresista, Kim Byong Joon, como primer ministro, cambió a los responsables de Finanzas y de Seguridad Pública y anunció la próxima designación de altos funcionarios. Todo ello con el fin de buscar la complicidad de la oposición, que sin embargo le da la espalda. Consideran que con estas nominaciones pretende esquivar una investigación que podría revelar su connivencia en el caso Choi Sun Sil.
El escándalo tiene su origen en la influencia que sobre Park habría ejercido durante años su amiga de juventud Choi Sun Sil, una mujer de 60 años que, sin ejercer ningún cargo público, al parecer tuvo acceso a información del Estado e influyó en las decisiones de Park. Además, pudo aprovechar su amistad para captar fondos de empresas del país, por valor de 65 millones de euros, para su sociedades sin afán de lucro. Y también todo apunta que usó esta relación para impulsar la carrera universitaria y deportiva de su hija de 20 años, según la prensa local.
Ayer, la Fiscalía prosiguió sus investigaciones y decidió pedir al juez la orden de detención permanente para Choi, que estaba en arresto preventivo desde el lunes. ante el riesgo de que se fugue y pueda destruir pruebas. Mientras, los inspectores siguen analizando los documentos y los ordenadores que se incautaron en la residencia oficial de la presidenta, así como los registros efectuados a ocho bancos del país.
El caso ha hundido la popularidad de Park, que se sitúa ahora por debajo del 10%, y que ha llevado al alcalde de Seúl, Park Won Soon, a pedir su dimisión.
La mandataria surcoreana, por su parte, reconoció sus faltas la semana pasada. Pidió perdón públicamente y dijo que Choi la había ayudado en tiempos difíciles (cuando su madre fue asesinada en un atentado en 1974) y que en ella “sólo buscaba el consuelo de una amiga”, dijo ante las cámaras.
Pero, según las revelaciones de la prensa local, este “alivio” iba mucho más allá. Le editaba discursos, controlaba su agenda, decidía sus vestidos y le llamaba
hermana. Un término que ha inquietado a la opinión pública y a los surcoreanos en general, que lo interpretan como una relación espiritual malsana. Estiman que Choi Sun Sil, hija del creador de la secta religiosa Iglesia de la Vida Eterna y mentor de Park hasta su muerte en 1994, Choi Tae Min, recogió el relevo de su padre y tenía bajo su influjo a la presidenta del país.