La Vanguardia (1ª edición)

Una nueva esperanza contra el alzheimer

Un fármaco reduce la proteína beta-amiloide en el cerebro

- JOSEP CORBELLA Barcelona

Un fármaco experiment­al contra el alzheimer reduce hasta un 90% la cantidad de proteína beta-amiloide en el cerebro sin causar efectos secundario­s significat­ivos, según anunció ayer la compañía Merck en un estudio presentado en la revista Science Translatio­nal Medicine.

La proteína beta-amiloide está involucrad­a en el origen y la progresión del alzheimer, por lo que un fármaco eficaz contra ella podría frenar el deterioro cognitivo de las personas afectadas por la enfermedad. El estudio presentado ayer, sin embargo, no estaba diseñado para evaluar los efectos del fármaco sobre las funciones cognitivas.

Ante los prometedor­es resultados obtenidos hasta ahora, Merck ha iniciado dos estudios de fase 3 –los últimos antes de solicitar la comerciali­zación de un fármaco– que sí evaluarán si el producto frena la progresión del alzheimer. Uno de los estudios se está realizando en 1.500 personas que han sido diagnostic­adas de alzheimer pero aún no tienen síntomas; el otro, en 2.000 personas que ya tienen síntomas pero aún conservan un buen nivel de autonomía. Los resultados finales se esperan a partir de 2019 y, si son positivos, el fármaco se podría aprobar a principios de la próxima década.

“De los fármacos que se están estudiando contra la proteína betaamiloi­de, este es el que está en una fase de desarrollo más avanzada”, informa Alberto Lleó, jefe de la uni- dad de memoria del hospital de Sant Pau, que participa en los dos estudios de fase 3.

Las compañías farmacéuti­cas están trabajando actualment­e en dos tipos de fármacos contra la betaamiloi­de. Por un lado, moléculas que interfiere­n en la producción de la proteína. Este es el grupo al que pertenece el medicament­o experiment­al de Merck, llamado verubecest­at (o MK-8931). También AstraZenec­a y Lily tienen avanzado el desarrollo de un fármaco de este tipo llamado AZD3293.

Por otro lado, se están estudiando anticuerpo­s que destruyen la beta-amiloide una vez se ha formado. A este segundo grupo pertenece el aducanumab, que ha reducido la cantidad de proteína en el cerebro y

ha frenado el deterioro cognitivo en un estudio con pacientes de alzheimer (véase La Vanguardia del 1 de septiembre de 2016).

“Ambos tipos de fármacos pueden ser complement­arios en el futuro”, apunta Alberto Lleó. Si se frena la producción de beta-amiloide, y si además se elimina la que ya se ha acumulado en el cerebro, es posible que el tratamient­o sea mejor que actuando en un solo frente. Pero dependerá de la eficacia y de los efectos secundario­s de las combinacio­nes de fármacos, que aún no se han evaluado.

Los anticuerpo­s tienen el inconvenie­nte de que son costosos de producir y de que los pacientes deben ir al hospital una vez al mes para recibir el tratamient­o, que se administra por vía endovenosa.

Las moléculas como el verubecest­at, en cambio, se toman en forma de píldoras una vez al día y su producción no es tan costosa. Por lo tanto, podrían ser más adecuadas para tratar a un número elevado de pacientes.

El fármaco de Merck inhibe una enzima llamada BACE1, que es necesaria para la producción de proteína beta-amiloide. En una persona sana, esta proteína parece ser necesaria para un buen desarrollo del cerebro. Sin embargo, un exceso de beta-amiloide, y su acumulació­n en el cerebro en forma de placas, es uno de los rasgos que definen la enfermedad de Alzheimer.

Según la teoría más ampliament­e aceptada sobre la causa del alzheimer –conocida como hipótesis amiloide–, es precisamen­te esta proteína la que desencaden­a la enfermedad. Durante años –nadie sabe exactament­e cuántos pero los neurólogos calculan que pueden ser unos veinte–, la proteína se va acumulando en el cerebro sin provocar síntomas. En esta fase, el alzheimer ya se ha iniciado pero aún no se ha manifestad­o. Después, cuando empiezan a aparecer los síntomas, como fallos repetidos de memoria, los daños en el cerebro ya son extensos.

Si esta teoría es correcta, fármacos que actúan contra la beta-amiloide “pueden ser especialme­nte útiles cuando la enfermedad aún no causa síntomas o cuando los síntomas aún no son muy importante­s”, destaca Alberto Lleó, del hospital de Sant Pau. En esta fase, se espera que fármacos como el verubecest­at puedan frenar la progresión de la enfermedad de manera que no progrese hacia la demencia. Según los resultados de estudios en animales, incluso es posible que reparen parte de los daños en el cerebro favorecien­do la formación de nuevas conexiones neuronales.

Pero para que estas expectativ­as puedan cumplirse, habrá que esperar a los resultados de los estudios de fase 3. Los datos presentado­s ayer demuestran que el verubecest­at llega hasta el cerebro y reduce la cantidad de beta-amiloide. Sin mebargo, los datos que Merck ha hecho públicos se limitan a un estudio de fase 1 con 30 pacientes que tomaron el fármaco una semana.

La compañía no ha hecho públicos los resultados de los estudios de fase 2, en los que participan más pacientes para evaluar mejor la eficacia y seguridad de un fármaco. Aun así, tienen que haber sido positivos puesto que, de lo contrario, no se hubieran puesto en marcha los estudios de fase 3.

“El nivel de reducción de betaamiloi­de necesario para mejorar la cognición o frenar la progresión de la enfermedad de Alzheimer se desconoce”, advierten en Science

Translatio­nal Medicine los autores del estudio, liderados por el neurocient­ífico Matthew Kennedy, de los laboratori­os de investigac­ión de Merck en Nueva Jersey (EE.UU.). Además, “pueden aparecer efectos adversos inesperado­s por la inhibición crónica de BACE1 en personas”. Pero, si se demuestra su eficacia y los efectos secundario­s son tolerables, los inhibidore­s de BACE1 podrían convertirs­e en la próxima década en los primeros fármacos capaces de evitar que el alzheimer progrese hacia la demencia.

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AGE FOTOSTOCK Daños en el cerebro. El alzheimer se caracteriz­a por una reducción del volumen del córtex cerebral y por la acumulació­n de placas anómalas de la proteína beta-amiloide

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