“Es una temeridad cultural”
Eduard Porta es químico y conservador museográfico. Actualmente colabora con el Aga Khan Trust for Culture en proyectos museísticos con patrimonio islámico; a lo largo de su carrera ha trabajado en numerosos proyectos de traslado de pintura mural en países como Egipto o Bolivia, entre otros. En los años setenta fue uno de los responsables del traslado de las pinturas de murales de Taüll, en el ejemplo más parejo a las pinturas de Sijena. A la pregunta de si es factible trasladar las pinturas, Porta es rotundo: “Es una temeridad cultural. Esas pinturas se aguantan porque Dios quiere. Las condiciones en que fueron extraídas no permiten, rotundamente, un traslado. El peligro de un traslado es terrible. Se caerán a trozos”. ¿Imposible? “Yo no me haría cargo de un trabajo así. Si alguien asume la responsabilidad, adelante” El problema principal es la técnica empleada: “Se arrancaron de mala manera porque había bombardeos y había que hacerlo muy deprisa, de modo que lo ejecutaron con los materiales que tenían a mano. Tela de algodón y cola animal, en catalán aiguacuit. Si no lo hubieran hecho así, hoy habrían desaparecido. Pero lo hicieron, y no hay crítica en ello. Era ahora o nunca. Más tarde, en los años cuarenta o cincuenta, se traspasan al MNAC mediante caceinato de cal, es decir... ¡queso de Parma! porque no tiene grasa y engancha bien. Así me lo explicaron en su día quienes lo hicieron. Era una época de precariedad de medios brutal, no había un duro. Pero había que hacerlo porque con la humedad de Barcelona el aiguacuit se pudría. Si se hubiera hecho hoy, con las técnicas disponibles, no habría ningún problema”.