Un único billete para subirse al autobús y a la bicicleta eléctrica
EL GOBIERNO TRABAJA EN UNA LEY DE TRANSICIÓN ENERGÉTICA CON LA QUE SE MODIFICARÁ EL MODELO DE TRANSPORTE PÚBLICO PARA ORIENTARLO MÁS AL USUARIO, EN PARALELO A UNA APUESTA POR LA MOVILIDAD SOSTENIBLE CON EL VEHÍCULO SOBRE DOS RUEDAS COMO PROTAGONISTA
El Gobierno de Andorra trabaja para incluir la bicicleta eléctrica en el servicio de transporte público. La voluntad es crear "un único billete" para moverse tanto en autobús como en bicicleta eléctrica. Es decir, como si con el billete integrado de TMB también se pudiera utilizar el Bicing. Será para el próximo año cuando se implante el proyecto de forma "progresiva, pero definitiva", según explica David Astrié, asesor del Ministerio de Medio Ambiente, Agricultura y Sostenibilidad del Gobierno de Andorra. El concurso para la concesión de las líneas de autobús ya está en marcha y el correspondiente para el servicio de bicicletas eléctricas saldrá durante 2017.
En una primera fase, se instalarán diferentes estaciones de carga de bicicletas en todo el país, pero, principalmente, en las zonas de mayor concentración de servicios públicos, eso es, en las parroquias de Andorra la Vella y Escaldes-Engordany. Eso significa que habrá estaciones en todas las parroquias, pero donde habrá con más densidad será en el centro. Se situarán estratégicamente, cerca de los servicios y de las paradas de autobús, conjugando así las ofertas de transporte público.
ENCUESTAS AL CIUDADANO
Para diseñar bien los circuitos de la bicicleta eléctrica, se está realizando "un trabajo de campo importante", con encuestas a la población que empezarán antes de que termine 2016. Se trata de un trabajo previo a la redacción del pliegue de bases, ya que "no queremos inventarnos la concesión", sino que se quiere "contrastar" con las necesidades de la gente, explica Astrié. Las encuestas servirán para ubicar las estaciones, conocer las rutas que desearán realizar los usuarios –o, como mínimo, las más mayoritarias– y saber qué precio estarán dispuestos a pagar para utilizar el servicio. Así mismo, se desea conocer qué tipo de bicicleta se quiere –la característica de eléctrica viene impuesta por la difícil orografía del país–, pero hay que saber si serán más prácticas con diseño de montaña o de ciudad, o si serán necesarios dispositivos que indiquen las calles que deben seguirse, etcétera. En definitiva, saber "las inquietudes de la gente".
Con los datos que se recojan, se redactará el pliegue de bases para la concesión administrativa, que incluirá, entre otras condiciones, la de adaptarse a las líneas de autobús, y que se sacará a concurso el próximo año. Luego, será la concesionaria quien tendrá que ver cómo ampliar el servicio con nuevas estaciones u otros vehículos, también eléctricos y sostenibles.
Para hacerlo realidad, el Gobierno ha firmado con los siete comunes y el Automòbil Club d'Andorra un convenio de colaboración, por el que los comunes deberán ceder espacios de la vía pública para ubicar las estaciones de carga y, entre todos, incluir espacios –carriles bici– a lo largo de la red vial del país.
TRANSICIÓN ENERGÉTICA
Todo ello deriva del trabajo del proyecto de Ley de transición energética, en el que hace ya un año que se viene trabajando desde el Ministerio de Medio Ambiente. "Uno de los sectores clave es el del transporte", argumenta Astrié, que engloba tres ejes: el vehículo particular –en el que ya se han realizado algunos avances, a través del programa Engega, un programa de ayudas y subvenciones para la compra de vehículos eléctricos–; el transporte público –donde recientemente se ha sacado a concurso una nueva concesión donde se pide que los autobuses incorporen motores de clasificación EURO 6 (los de menores emisiones de CO2), y una mayor conectividad para informar a los usuarios sobre los horarios y el tiempo de espera. Finalmente, la movilidad a pie o en bicicleta, donde se incluye el proyecto de las bicicletas eléctricas.
Con eso se persiguen dos objetivos. Uno es mejorar la movilidad, reducir la congestión del tráfico. El otro es reducir la dependencia energética del país. Y, como consecuencia de esos dos, también se obtiene "la mejora de la calidad del aire y de la vida de las personas".