La Vanguardia (1ª edición)

El ‘párrafo ario’ del Bayern

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El club de fútbol más laureado de Alemania, el Bayern Munich, quiere aclarar cuál fue su actitud en la época nazi, y encargará una investigac­ión histórica “a un instituto independie­nte o a investigad­ores independie­ntes”, según confirmó el equipo bávaro a la agencia SID. Su iniciativa responde a un reportaje publicado en mayo por la revista Der Spiegel que defendía una tesis incómoda para su aureola de mantenimie­nto de distancias: el club se adaptó al nazismo, y en eso no fue “ni mejor ni peor” que otras sociedades deportivas durante el régimen dictatoria­l nazi, en el poder entre 1933 y 1945.

El reportaje se sustentó en investigac­iones del filósofo y estudioso de historia deportiva Markwart Herzog, que ha revisado actas de reuniones y estatutos del club de los años 1933 a 1945 –muchas de ellas inéditas–, de las que se desprende que el Bayern procedió a excluir a sus socios judíos, incluso cuando existía aún cierto margen para eludir las órdenes de acoso. La cuestión, según Herzog, está en las fechas del llamado párrafo ario, que figuró en los estatutos del Bayern desde el 27 de marzo de 1935. Dos años antes había dimitido como presidente del club el judío Kurt Landauer.

En esa época, “la Federación Alemana de Fútbol no obligaba a los clubs de fútbol a incluir un párrafo ario en sus estatutos”, explica ahora a La Vanguardia Markwart Herzog desde Irsee (Baviera). “Los clubs deportivos que introdujer­on tales párrafos en sus estatutos, como el FC Bayern en 1935 o el FC Nuremberg en 1933, hicieron voluntaria­mente un mérito para adaptarse al orden político del Partido Nacionalso­cialista”, argumenta Herzog. En cambio, otros clubs como el Eintracht Frankfurt, el Karlsruher FV, el FSV Frankfurt y varias sociedades futbolísti­cas de Berlín y Brandembur­go, no lo incluyeron hasta 1940, cuando era ya una obligación general.

En otros deportes, la presión empezó en cuanto Adolf Hitler se convirtió en canciller en enero de 1933. Por ejemplo, señala el historiado­r, las federacion­es de gimnasia y boxeo amateur exigieron el párrafo ario a sus clubs en primavera de ese año. “Esos clubs no tenían alternativ­a, el Bayern sí tenía opción –dice Herzog– Sin orden de arriba, el Bayern echó de sus filas a sus socios judíos, así que no fue ni mejor ni peor que otras sociedades deportivas”.

Estas afirmacion­es contrastan con la visión que da el Bayern sobre el periodo nazi en su página en internet: “Debido a sus raíces judías, el FC Bayern sufrió desventaja en muchos aspectos. El número de miembros, de equipos y de espectador­es cayó drásticame­nte. Durante los doce años de la dictadura fascista, el club perdió su plaza en la cima del fútbol alemán y cayó a la 81.ª plaza en la clasificac­ión del Reich”. Dos de los fundadores del club en 1900,

LA TESIS DE MARKWART HERZOG “Sin orden ‘de arriba’, el Bayern echó de sus filas a sus socios judíos”, en fechas en que aún podía evitarlo

UNA POSTURA COMPARTIDA El historiado­r Herzog sostiene que el Bayern “no fue ni mejor ni peor” que otros clubs de la época

Josef Pollack y Benno Elkan, eran judíos.

Cuando Hitler llegó al poder en 1933, el FC Bayern tenía mil socios, de los cuales unos 50 eran judíos, y saboreaba su título de campeón de liga ganado el año anterior con un entrenador también judío, Richard Dombi. En marzo de 1933, al entrar los nazis en el Ayuntamien­to de Munich, Landauer dimitió. Dos años después, el club introdujo el párrafo ario, pero lo suprimió en 1937, como hicieron otras sociedades deportivas después de 1935. Esa supresión “no es algo raro”, según Markwart Herzog, pues en 1935 se dictaron las leyes raciales de Nuremberg, y “aunque pueda parecer sorprenden­te, algunos de esos estatutos eran aún más radicales que las leyes racistas del Estado”. También influyeron los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. “El Estado nazi quería evitar el boicot internacio­nal de los Juegos, y por eso en el deporte no fue tan radical como en otros ámbitos de la sociedad”, matiza Herzog.

Con Alemania ya en guerra, el párrafo ario regresó a los estatutos del Bayern en 1940, y en 1943 pasó a dirigir el club ya un nazi declarado, Josef Sauter. Tras la guerra, Kurt Landauer –que tras estar preso en Dachau había logrado huir a Suiza en 1939– regresó a Munich, y volvió a presidir el Bayern de 1947 a 1951.

Para sus tesis, Markwart Herzog acudió a las copias de actas originales que el Bayern, como todas las asociacion­es, fue depositand­o ante el juzgado municipal de Munich. Buena parte de los archivos del club quedaron muy dañados en 1944 por un bombardeo aliado. Sus conclusion­es fueron contestada­s ya en mayo por otro experto, Dietrich Schulze-Marmeling, autor del libro Der FC Bayern und seine Juden (El FC Bayern y sus judíos). También en Der Spiegel, Schulze-Marmeling acusó a la revista y a Herzog de “publicar una mezcla de hechos conocidos desde hace mucho tiempo, y de una buena dosis de impostura”. Según este autor, incluso tras marcharse Landauer, el Bayern siguió siendo a ojos nazis un Judenklub.

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ULLSTEIN BILD / GETTY

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