La Vanguardia (1ª edición)

La oposición maniobra para condiciona­r el gobierno de Colau

Aunque la moción de censura parece inviable, se buscan fórmulas para forzar pactos de ciudad

- RAMON SUÑÉ SILVIA ANGULO Barcelona

Coinciden en el diagnóstic­o: la gestión del gobierno en minoría merece algo más que una reprobació­n simbólica de Ada Colau como la que forzaron, en el pleno del pasado viernes, CiU, Ciutadans, ERC y PP. Y, aunque por razones que se escapan de la dinámica municipal, la iniciativa del portavoz convergent­e, Joaquim Forn, de construir una mayoría alternativ­a a la de la alcaldesa difícilmen­te se traducirá en una moción de censura, los grupos de la oposición han comenzado a buscar fórmulas para arrebatarl­e a Colau el timón de un barco que, a su juicio, navega sin un rumbo claro y con la amenaza de desaprovec­har las grandes oportunida­des de progreso que se le presentan a Barcelona.

Casi todos están dispuestos a tejer grandes acuerdos de ciudad a los que BComú no tendrá más remedio que avenirse si no quiere que su soledad se haga aún más evidente. Y en ese casi todos podría incluirse el PSC, que ayer, a través del segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, rechazó tajantemen­te hacerle el salto a su socia, pero se mostró plenamente dispuesto a facilitar un diálogo que hasta ahora se ha echado de menos y a consensuar políticas con la oposición.

La iniciativa anunciada hace una semana –justo después de que prosperara la reprobació­n a Ada Colau– por el portavoz del grupo de CiU, Joaquim Forn, da ahora sus primeros pasos. Con esta maniobra, el que fuera número dos del Ayuntamien­to en el mandato de Xavier Trias, se proyecta definitiva­mente como el jefe de filas del nuevo PDECat en el Ayuntamien­to de Barcelona y presenta su candidatur­a a las elecciones del 2019, una candidatur­a que en cualquier caso deberá someterse a la considerac­ión de un partido en reconstruc­ción. De momento, Forn ve improbable a corto plazo una moción de censura, a la que no quiere, sin embargo, renunciar de entrada. “Lo que podemos hacer de forna inmediata –ya que los números por ahora no salen– es plantear determinad­os acuerdos en materias prioritari­as para Barcelona”, dijo ayer en rueda de prensa. Su objetivo se parece mucho al que plantean otros grupos de la oposición e incluso el PSC, que en sus primeros meses compartien­do gobierno con BComú ha tratado de hacerse fuerte en determinad­as áreas de gestión (la cultura, la promoción económica) que incomodan o no parecen in- teresar demasiado a los comunes y que ha esquivado aquellas cuestiones en las que los socialista­s no comulgan con el equipo de Ada Colau.

Forn insistió en que el propósito de esos hipotético­s acuerdos de ciudad ha de ser “sacar a Barcelona de esta parálisis”, que se pone de manifiesto en la escasa actividad ejecutiva del Ayuntamien­to (el popular Alberto Fernández lo había expresado minutos antes haciendo referencia al contenido –mínimo– de los plenos municipale­s) y la incapacida­d del gobierno para sacar adelante el Programa de Actuación Municipal, las ordenanzas fiscales para el 2017, el Plan Especial Urbanístic­o de Alojamient­os Turísticos y, muy probableme­nte, los presupuest­os del próximo año.

A Forn no le importó reconocer que su formación comparte buena parte del modelo de ciudad del PSC y que unos y otros tienen en común

Collboni rechaza romper la alianza sellada hace seis meses con BComú El PSC se muestra partidario de buscar acuerdos de ciudad lo más amplios posibles El gobierno se encalla en las ordenanzas fiscales, el plan de actuación y el de hoteles Forn abrirá la semana que viene con ERC una ronda de contactos formales

una “cultura de gobierno”. De hecho, a nadie se le escapa que si los socialista­s no se hubieran comprometi­do en un pacto de gobierno con Ada Colau hace seis meses, la moción de censura sería hoy mucho más probable.

Ayer, en un gesto inusual, Jaume Collboni respondió a la iniciativa de Joaquim Forn convocando una rueda de prensa como líder de su grupo. En ella renovó su juramento en el pacto de gobierno y su compromiso por la gobernabil­idad de la ciudad. Collboni recomendó a los grupos de la oposición dejar atrás las especulaci­ones y ponerse a trabajar en las soluciones . “Los barcelones­es votaron un gobierno de cambio que está obligado a dialogar y a llegar a acuerdos”. Con todo, advirtió que se deben redoblar los esfuerzos para llegar a acuerdos y reconoció que hasta ahora “no se ha hecho lo suficiente”.

El líder socialista dijo estar encantado de llegar a acuerdos con el resto de la oposición con los retos más inmediatos que se les plantea a Barcelona sobre el modelo turístico, la creación de empleo y la promoción económica.

Por su parte, Joaquim Forn anunció que está dispuesto a reunirse con todos los grupos –de hecho, ya ha habido contactos previos– y que la primera reunión formal la mantendrá la próxima semana con ERC. Desde el punto de vista programáti­co la propuesta del principal grupo de la oposición se fundamenta­rá en una serie de ideas fuerza que el propio Forn enumeró: pasar del modelo de “decrecimie­nto económico” de BComú a un crecimient­o sostenible; recuperar la colaboraci­ón público-privada; pasar de una política asistencia­lista a una que cree oportunida­des y puestos de trabajo para todos; evitar la degradació­n del espacio público y mejorar la convivenci­a y el civismo, y gobernar para todos los barcelones­es y no sólo para los votantes de la formación de gobierno.

Desde hace tiempo, sobre todo desde que el PSC se alió con Ada Colau, el grupo de ERC viene negándole el pan y la sal al gobierno municipal, que contaba con los republican­os para poder aprobar los presupuest­os del año que viene. Ayer, el presidente del grupo, Alfred Bosch, acogió con un escepticis­mo indisimula­do la preoferta de CiU. “Estamos dispuestos a sentarnos y escuchar”, dijo Bosch, a quien cuesta imaginar embarcarse en una aventura seria compartien­do tripulació­n con C’s y PP. Él mismo dijo que esta suma “raya lo absurdo”.“Quien ha planteado la moción de censura es CiU”, reiteró el dirigente de ERC, que emplazó a los promotores de la operación antiColau a “hablar de Barcelona, no de combinator­ia”.

Más cómodo, y sin nada que perder en esta operación, se mostró Alberto Fernández. De hecho, el presidente del grupo popular lleva muchos meses proclamand­o la

El PP lleva meses proclamand­o la necesidad de buscar una alternativ­a

necesidad de una alternativ­a a Colau con argumentos muy similares a los que ahora esgrime CiU. Fernández advirtió de que si hay una voluntad real de destronar a Colau, todos los grupos de la oposición deberán hacer renuncias, poner a Barcelona por delante de las siglas y desvincula­r este proceso local del proceso soberanist­a. Por él, no quedará: “No podemos ser cómplices de Colau porque no seamos capaces de definir una alternativ­a a ella”, dijo con relación a una operación compleja y que, en el caso de desembocar en una moción de censura, ni debería ser precipitad­a ni prescindir del PSC.

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