La oposición maniobra para condicionar el gobierno de Colau
Aunque la moción de censura parece inviable, se buscan fórmulas para forzar pactos de ciudad
Coinciden en el diagnóstico: la gestión del gobierno en minoría merece algo más que una reprobación simbólica de Ada Colau como la que forzaron, en el pleno del pasado viernes, CiU, Ciutadans, ERC y PP. Y, aunque por razones que se escapan de la dinámica municipal, la iniciativa del portavoz convergente, Joaquim Forn, de construir una mayoría alternativa a la de la alcaldesa difícilmente se traducirá en una moción de censura, los grupos de la oposición han comenzado a buscar fórmulas para arrebatarle a Colau el timón de un barco que, a su juicio, navega sin un rumbo claro y con la amenaza de desaprovechar las grandes oportunidades de progreso que se le presentan a Barcelona.
Casi todos están dispuestos a tejer grandes acuerdos de ciudad a los que BComú no tendrá más remedio que avenirse si no quiere que su soledad se haga aún más evidente. Y en ese casi todos podría incluirse el PSC, que ayer, a través del segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, rechazó tajantemente hacerle el salto a su socia, pero se mostró plenamente dispuesto a facilitar un diálogo que hasta ahora se ha echado de menos y a consensuar políticas con la oposición.
La iniciativa anunciada hace una semana –justo después de que prosperara la reprobación a Ada Colau– por el portavoz del grupo de CiU, Joaquim Forn, da ahora sus primeros pasos. Con esta maniobra, el que fuera número dos del Ayuntamiento en el mandato de Xavier Trias, se proyecta definitivamente como el jefe de filas del nuevo PDECat en el Ayuntamiento de Barcelona y presenta su candidatura a las elecciones del 2019, una candidatura que en cualquier caso deberá someterse a la consideración de un partido en reconstrucción. De momento, Forn ve improbable a corto plazo una moción de censura, a la que no quiere, sin embargo, renunciar de entrada. “Lo que podemos hacer de forna inmediata –ya que los números por ahora no salen– es plantear determinados acuerdos en materias prioritarias para Barcelona”, dijo ayer en rueda de prensa. Su objetivo se parece mucho al que plantean otros grupos de la oposición e incluso el PSC, que en sus primeros meses compartiendo gobierno con BComú ha tratado de hacerse fuerte en determinadas áreas de gestión (la cultura, la promoción económica) que incomodan o no parecen in- teresar demasiado a los comunes y que ha esquivado aquellas cuestiones en las que los socialistas no comulgan con el equipo de Ada Colau.
Forn insistió en que el propósito de esos hipotéticos acuerdos de ciudad ha de ser “sacar a Barcelona de esta parálisis”, que se pone de manifiesto en la escasa actividad ejecutiva del Ayuntamiento (el popular Alberto Fernández lo había expresado minutos antes haciendo referencia al contenido –mínimo– de los plenos municipales) y la incapacidad del gobierno para sacar adelante el Programa de Actuación Municipal, las ordenanzas fiscales para el 2017, el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos y, muy probablemente, los presupuestos del próximo año.
A Forn no le importó reconocer que su formación comparte buena parte del modelo de ciudad del PSC y que unos y otros tienen en común
Collboni rechaza romper la alianza sellada hace seis meses con BComú El PSC se muestra partidario de buscar acuerdos de ciudad lo más amplios posibles El gobierno se encalla en las ordenanzas fiscales, el plan de actuación y el de hoteles Forn abrirá la semana que viene con ERC una ronda de contactos formales
una “cultura de gobierno”. De hecho, a nadie se le escapa que si los socialistas no se hubieran comprometido en un pacto de gobierno con Ada Colau hace seis meses, la moción de censura sería hoy mucho más probable.
Ayer, en un gesto inusual, Jaume Collboni respondió a la iniciativa de Joaquim Forn convocando una rueda de prensa como líder de su grupo. En ella renovó su juramento en el pacto de gobierno y su compromiso por la gobernabilidad de la ciudad. Collboni recomendó a los grupos de la oposición dejar atrás las especulaciones y ponerse a trabajar en las soluciones . “Los barceloneses votaron un gobierno de cambio que está obligado a dialogar y a llegar a acuerdos”. Con todo, advirtió que se deben redoblar los esfuerzos para llegar a acuerdos y reconoció que hasta ahora “no se ha hecho lo suficiente”.
El líder socialista dijo estar encantado de llegar a acuerdos con el resto de la oposición con los retos más inmediatos que se les plantea a Barcelona sobre el modelo turístico, la creación de empleo y la promoción económica.
Por su parte, Joaquim Forn anunció que está dispuesto a reunirse con todos los grupos –de hecho, ya ha habido contactos previos– y que la primera reunión formal la mantendrá la próxima semana con ERC. Desde el punto de vista programático la propuesta del principal grupo de la oposición se fundamentará en una serie de ideas fuerza que el propio Forn enumeró: pasar del modelo de “decrecimiento económico” de BComú a un crecimiento sostenible; recuperar la colaboración público-privada; pasar de una política asistencialista a una que cree oportunidades y puestos de trabajo para todos; evitar la degradación del espacio público y mejorar la convivencia y el civismo, y gobernar para todos los barceloneses y no sólo para los votantes de la formación de gobierno.
Desde hace tiempo, sobre todo desde que el PSC se alió con Ada Colau, el grupo de ERC viene negándole el pan y la sal al gobierno municipal, que contaba con los republicanos para poder aprobar los presupuestos del año que viene. Ayer, el presidente del grupo, Alfred Bosch, acogió con un escepticismo indisimulado la preoferta de CiU. “Estamos dispuestos a sentarnos y escuchar”, dijo Bosch, a quien cuesta imaginar embarcarse en una aventura seria compartiendo tripulación con C’s y PP. Él mismo dijo que esta suma “raya lo absurdo”.“Quien ha planteado la moción de censura es CiU”, reiteró el dirigente de ERC, que emplazó a los promotores de la operación antiColau a “hablar de Barcelona, no de combinatoria”.
Más cómodo, y sin nada que perder en esta operación, se mostró Alberto Fernández. De hecho, el presidente del grupo popular lleva muchos meses proclamando la
El PP lleva meses proclamando la necesidad de buscar una alternativa
necesidad de una alternativa a Colau con argumentos muy similares a los que ahora esgrime CiU. Fernández advirtió de que si hay una voluntad real de destronar a Colau, todos los grupos de la oposición deberán hacer renuncias, poner a Barcelona por delante de las siglas y desvincular este proceso local del proceso soberanista. Por él, no quedará: “No podemos ser cómplices de Colau porque no seamos capaces de definir una alternativa a ella”, dijo con relación a una operación compleja y que, en el caso de desembocar en una moción de censura, ni debería ser precipitada ni prescindir del PSC.