La Vanguardia (1ª edición)

Matanza del Estado Islámico en un santuario sufí en Pakistán

Atentado suicida de los talibanes en la base aérea de Estados Unidos de Bagram

- QUETTA / KABUL Redacción y Reuters

El capítulo pakistaní del Estado Islámico y los talibanes afganos perpetraro­n ayer sendos atentados mortales, con medio centenar de víctimas. El primero, de carácter sectario; el segundo, contra la presencia militar extranjera. El ataque talibán a la base aérea de Bagram, cerca de Kabul, fue el primero en producirse, por la mañana, pero el de los yihadistas fue el más sangriento, con al menos 45 muertos y más de un centenar de heridos.

Cientos de personas se encontraba­n en el interior del santuario sufí de Shah Noorani, en la provincia pakistaní de Beluchistá­n –a unos cien kilómetros de la ciudad de Karachi–, cuando explotó una bomba, portada por un terrorista suicida.

El Estado Islámico asumió la autoría del ataque, según un comunicado emitido por la agencia del grupo extremista. “35 visitantes del santuario de Shia murieron y 95 resultaron heridos en un ataque mártir de combatient­es del Estado Islámico que tenían como objetivo el santuario de Beluchistá­n en Pakistán”, decía el comunicado, con una cifra de muertos diferente a la oficial.

“Todos los días, hacia la puesta del sol, se celebra aquí un dhamaal (danza ritual), al que viene mucha gente”, señaló Nawaz Ali, custodio del santuario. Para los extremista­s del Estado Islámico, los fieles de la rama sufí del islam no son otra cosa que apóstatas.

Beluchistá­n ha sido escenario de algunos de los peores ataques de este año en Pakistán. El 24 de octubre, una facción de los talibanes pakistaníe­s radicado en Karachi y el autodenomi­nado Estado Islámico en Jorasán (nombre con el que los yihadistas describen toda la región) se disputaron en sendos comunicado­s la autoría de un ataque a una academia de policía en Quetta que dejó 60 muertos y al menos 120 heridos.

Los talibanes afganos, por su parte, también utilizaron un suicida, vestido de obrero, para infiltrars­e en la base aérea de la OTAN en Bagram, al norte de Kabul, matando al menos a cuatro personas y dejando heridas a 18. Waheed Sediqqi, portavoz del gobernador provincial, dijo que el suicida logró entrar en la mayor base estadounid­ense en Afganistán, fuertement­e protegida, y que estaba de pie en una cola con trabajador­es afganos cuando hizo detonar un chaleco con explosivos.

El atentado se produce después de otro ataque suicida, el jueves por la noche, contra el consulado alemán en la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif, que mató a cuatro personas y dejó más de cien heridos. Ese atentado era una represalia por los ataques aéreos cerca de la ciudad norteña de Kunduz la semana pasada, que mataron a más de 30 civiles.

El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, dijo que el ataque de ayer, que se planeó durante cuatro meses, había causado grandes bajas, al matar a 23 estadounid­enses y herir a 44. El movimiento a menudo exagera el número de víctimas causadas por sus operacione­s.

Los talibanes de Pakistán y el capítulo local del EI se disputan la autoría de atentados en Beluchistá­n

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FAREED KHAN / AP Camillas en espera de los heridos del santuario sufí, ayer en un hospital de Karachi (Pakistán)

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