Editores y libreros reclaman una ofensiva que impulse la lectura
Distintos sectores reclaman la urgencia de una ofensiva para el fomento de la lectura desde la infancia y la juventud
Explica Paul Theroux (Massachusetts, 1941) en el prólogo de
Sobre la lectura (Phaidon) que la pasión por la literatura le llegó de adolescente al descubrir que en su EE.UU. natal todavía había libros prohibidos. “Estaban considerados subversivos, obscenos, Trópico de
Cáncer o Trópico de Capricornio, por ejemplo ”.
Le fascinó la idea de un objeto perseguido; el libro antes de abrir como promesa de algo mágico, de un enigma que nos ofrece la puerta a lo desconocido.“Así que leer fue para mi, desde el principio, un acto de transgresión y rebelión”. “Ser dueño de esos títulos –Theroux citaba los de Henry Miller y, anteriormente, las páginas de El amante de Lady Chatterley– ¡era como estar en posesión de una droga o una bomba!”.
¿Es ese efecto sorpresa el que se ha perdido? ¿De qué carecemos para reactivar el gusto por la lectura en los más jóvenes que no abren un libro ni por casualidad? Esa necesidad de rescatar la génesis del placer por la lectura es algo sobre lo que reflexionó mucho –hoy por hoy se muestra esperanzada, cree que algo está cambiando en favor de ese pequeño David ante Goliat– Maite Carranza, premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.
“Habíamos llegado demasiado lejos con el menosprecio hacia el libro y la lectura –insiste la escritora– y ahora nos ofertan hoteles sin wifi y estancias sin móvil y emerge una tendencia a darse de baja de redes sociales, a liberarse de esa desmesurada conectividad que nos esclaviza y volver a leer”.
Tras unos años de desprestigio social de las letras y el papel –continúa– y de hacernos creer que todo el valor residía en las pantallas y el mar digital “se está volviendo poco a poco un antiguo uso: disfrutar del silencio y a la emoción íntima que nos proporciona la lectura pura”.
Maite Carranza se muestra optimista. “Están descubriendo que la lectura hace más inteligentes a niños y jóvenes, más cultos, más imaginativos, más creativos, más felices, más políglotas, más irónicos, más listos, más matemáticos... más TODO. Dice una frase popu- lar que la necesidad se hace virtud. ¡Ojalá!”.
Santi Vila, conseller de Cultura de la Generalitat, apuesta por la clave de la curiosidad. “Deberíamos ser capaces de fomentar la curiosidad de esos niños y adolescentes y hacerlo de manera que vean el libro como un atractivo aliado”, explica a La Vanguardia. La actual campaña Fas 6 anys, tria
un llibre lanzada desde el Departament de Cultura va en esa dirección y –continúa Vila– ha revelado un dato significativo: “más del 30% de las familias que hasta ahora han acompañado a un menor a comprar un libro no habían puesto jamás los pies en una librería”.
Con medidas como ésta que, de modo indirecto, llegará a más de 300.000 personas, se intenta contribuir al fomento de la lectura. “Pero seguro que no es suficiente , hay que abordarlo desde una perspectiva mucho más transversal.
“Prestigiar más a autores, sector editorial y librerías. Muy pronto implementaremos políticas en este sentido, como el sello de calidad
Llibreries de referència, la reactivación del programa de adquisiciones para bibliotecas, un nuevo plan para construir nuevas biblioconexión
tecas o la apuesta del Institut Ramon Llull para la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia, donde la cultura catalana será invitada en el año 2017”, detalla el conseller.
Patrici Tixis, presidente del Gremi d’Editors de Catalunya, defiende que la lectura debería ser objetivo prioritario del sistema educativo, “de manera que cuando los alumnos acaben su ciclo formativo hayan incorporado ese hábito en su vida.
“Para lograrlo sería importante que leer no fuera solamente una obligación ingrata metida en el plan de estudios”. Añade que habría que encontrar el modo de que aprendieran a disfrutar con un libro. “En esto juegan una gran labor los profesores, ellos pueden transmitir entusiasmo por la lectura”.
¿En qué se han equivocado, entonces, hasta ahora, para que sigamos viendo ese desinterés de los más jóvenes en favor de videojuegos, por ejemplo ?, preguntamos. “El gran error es que no hemos sabido valorar, como sociedad –reflexiona Tixis– la importancia de la lectura como factor de crecimiento y progreso... Basta con ver cómo se enfoca la lectura en los planes de estudio, cómo han desaparecido las asignaturas de humanidades en el currículum escolar o cómo se han recortado en los últimos años los presupuestos públicos para comprar nuevos libros para las bibliotecas”.
Recurre al sentido común. “Si todo el mundo entiende que para tener un cuerpo sano es importante una buena alimentación debería entender que la lectura es el alimento de nuestro espíritu, refuerza la musculatura intelectual y da instrumentos para lidiar en todos los ámbitos de nuestra vida”.
Borges dijo en una célebre cita que el libro es “una extensión de la memoria y la imaginación”. Recuerda la frase el presidente de la Asociación de Cámaras del Libro de España, Daniel Fernández, que considera que, de momento, sigue siendo el mejor instrumento para vivir otras vidas y acceder al conocimiento. “Hay que reivindicar, me temo, el papel (nunca mejor dicho) central del libro en el aprendizaje de la lectura. Y hay que fomentar el hábito desde edades tempranas. Para ello se requiere que esté presente en todas las asignaturas, no sólo en las dedicadas a lengua y literatura”. Asegura Daniel Fernández que las sociedades más lectoras son las que más progresan “material y –permítanme decirlo– espiritualmente… Una casa sin libros me sigue pareciendo una casa inhabitable…”
La iniciativa del Departament de Cultura de la Generalitat, Tens
6 anys, tria un llibre, ya funciona como un principio de buenas intenciones. Consiste en regalar un bono para acudir a una librería y cambiarlo por un libro. Se inicia así la biblioteca personal de cualquier niño o niña que cumpla 6 años en este 2016.
Pero... ¿No habría que reforzarlo con algo más potente? A situaciones extraordinarias, medias extraordinarias. Porque según los datos del último barómetro –publicado por el CIS a comienzos del pasado octubre– el 36,1% de la población española no lee nunca o casi nunca, cifra que se incrementa hasta el 43,9% si se incluye las personas que sólo leen alguna vez al trimestre...
“Emerge una tendencia a darse de baja de redes sociales, liberarse, leer...” “El 30% de familias que compraban un libro al niño no habían entrado en librerías” “Leer no debería ser sólo una obligación ingrata metida en un plan de estudios”