Michel Legrand
MÚSICO
El legendario pianista y compositor francés, renombrado autor de bandas sonoras de películas y espléndido jazzman, debutó en el Festival de Jazz de Barcelona, demostrando lo justificado de su espectacular currículo.
Michel Legrand Trio Lugar y fecha: Palau de la Música (11/XI/2016).
El 48 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona calificaba la actuación de Michel Legrand de acontecimiento histórico, pero la visita del insigne pianista y compositor francés congregó tan sólo media entrada. Sin embargo, no le faltó el calor y la entrega de un público que saboreó los rescates de sus inmortales bandas sonoras, escanciados entre otros temas de corte más jazzístico. En formato de trío, junto a una sincronizada sección rítmica formada por François Laizeau (batería) y Pierre Boussaguet (contrabajo), se explayó con su piano con una rapidez y una elocuencia que no parecían propios de un anciano de 84 años. Y puede ser que la memoria le falle pero la técnica y el virtuosismo siguen ahí, bullendo con el don de la imaginación.
Empezó con Ray blues, que escribió para Ray Charles, y puestos en tesitura jazzística se soltó con un gran sentido del swing, acelerando y ralentizando el tempo a placer, con la mano derecha haciendo virguerías antes de afirmar, por si hubiera alguna duda, que el jazz es el templo de la improvisación. Para reafirmarlo recordó a Miles Davis con Dingo lament y como no había trompeta hizo su línea con la voz, en clave, y aunque no fuera lo mismo se agradeció el esfuerzo.
La nostalgia afloró con Les demoiselles de Rochefort, revelando el lirismo que lo hizo célebre. Otro momento destacado fue la evocadora tristeza que desprendió la revisión de la banda sonora de Verano del 42, antes de demostrar la conexión del jazz con la música clásica a través de una fuga. Su dominio de la técnica es equiparable a la autoridad que le otorga el haberse codeado con los más grandes, así se permitió una lección de historia imitando en un medley la manera de tocar de grandes pianistas; empezó por Art Tatum y siguió con Duke Ellington, Erroll Garner, George Shearing, Dave Brubeck, Fats Domino y hasta Oscar Peterson y Count Basie.
En los bises no podían faltar Los paraguas de Cherburgo, para convertir la melancolía original en chispeante y luminosa primero y luego en algo cercano al tango sin desvirtuar la preciosa melodía, ni Les moulins de mon coeur, preservando de nuevo la cadencia original y a la vez adentrándose por el terreno del swing hasta completar un concierto redondo de una leyenda que está muy viva.