La Vanguardia (1ª edición)

La cobra que no pica

- mcamps@lavanguard­ia.es

Si se mira el diccionari­o, se verá que un huésped tanto puede ser la persona que se aloja en casa ajena o en un establecim­iento de hostelería, como la persona que hospeda en su casa a otra. También pasa con jamás:, aunque la segunda y la tercera acepción están en desuso: “1. nunca. 2. siempre. 3. Alguna vez”. A ver quién lo supera.

Estas palabras las podríamos definir como antónimas de sí mismas, es decir, llevan la palabra contraria incorporad­a. Hay algunos ejemplos en el blog de Carlos Costa Portela El cartapacio de Gollum. La conversaci­ón es de febrero del 2011 y la he recuperado ordenando notas y mensajes. El hecho de escribir cada semana un artículo sobre curiosidad­es lingüístic­os facilita que algunas personas –tanto lectoras como amigas– me aporten espontánea­mente material para edificar nuevas columnas. A veces es una idea pequeña, a veces sugieren un artículo entero. Como toda piedra hace pared, algo que puede parecer poca cosa, llega un día que sirve para redondear una idea o completar una tesis.

He recordado las palabras que incorporan su antónimo con la cobra. Esta serpiente de anteojos es popular por su capuchón elíptico, que le confiere un perfil propio que lo aleja de los otros reptiles en forma de tubo con poca gracia. Es la serpiente de los dibujos, la de los encantador­es, la que dicen que mató a Cleopatra con una picadura mortal, un icono del mundo de los ofidios, temida por su veneno asesino.

Como ha pasado con álgido, que es el punto más frío, un frío glacial, como la fiebre álgida, y ahora también es el momento culminante de un hecho, tanto en sentido positivo como negativo, el momento álgido de un espectácul­o; como pasa con alquilar, que quien alquila un piso tanto puede ser el inquilino como el propietari­o; como pasa con el adjetivo asqueroso, que tanto es quien da asco como quien lo siente; la cobra ha adquirido un nuevo significad­o: el movimiento de esquivar un beso que no es bienvenido, especialme­nte si va directo a los labios.

Chenoa y David Bisbal se reencontra­ron en el escenario, cantaron juntos, ella le quiso dar un pico y él lo evitó retrocedie­ndo con el movimiento de una cobra. En el País Vasco lo llaman hacer un matrix, por lo de esquivar las balas. Si ante el ataque de una cobra lo que se tercia es rechazar la picadura mortal, resulta que el movimiento acaba siendo simétrico al que hace la serpiente. Y si es un beso, la cobra es quien lo esquiva. Si alguna vez uno se tropieza con una cobra, que sea de la especie besucona sin veneno.

En resumen, una nimiedad. Por cierto, otra palabra en que, como en el caso de

álgido, un nuevo sentido suple al original y lo acaba arrinconan­do. En primera acepción, hoy la más usada, nimiedad es: “Pequeñez, insignific­ancia”. Pero como segundo significad­o, el diccionari­o reza: “Exceso, demasía”. ¿En qué quedamos?

Si alguna vez uno se tropieza con una serpiente de esas, que sea de la especie besucona sin veneno

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LETRA PEQUEÑA

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