El PSOE fuerza al PP a cambiar a Fernández Díaz de cargo
Los socialistas vetan al exministro para presidir la comisión de Exteriores Los populares, irritados, lo colocan en la de Peticiones, que no se vota
El PSOE había acordado con el PP un reparto de las comisiones parlamentarias, incluida la de Exteriores para Jorge Fernández Díaz. Pero ayer se echó atrás. El veto socialista provocó que los populares, muy irritados, acabaran por aceptar que el exministro sea el presidente de la comisión de Peticiones –considerada menor que la de Exteriores–, un cargo que no precisa de votación.
Otra insólita jornada parlamentaria de nervios, carreras, negociaciones a múltiples bandas, telefonazos nocturnos y a primerísima hora de la mañana entre Ferraz y la Moncloa, culminaron ayer con el veto de la mayoría de la oposición a que el exministro Jorge Fernández Díaz ostente la presidencia de ninguna comisión del Congreso que requiera ser votada. Tras un giro de última hora del PSOE que, eso sí, provocó un enfado monumental del Gobierno y del PP. La mayoría de la oposición volvió a cantar victoria –como la víspera, tras frenar la ley educativa del PP–, y cada uno se atribuyó el mérito de cerrar las puertas al exministro reprobado. Pero el Gobierno acabó la jornada encontrando la manera de burlar estos vetos y colocará a Fernández Díaz en la presidencia de una comisión que, como grupo mayoritario, le corresponde al PP sin necesidad de votación. No será ni la de Exteriores ni la del Tribunal de Cuentas, en las que la oposición le cerró el paso, sino la de Peticiones, que se limita a tramitar las que hace llegar la ciudadanía al Congreso, y las remite a quien corresponda. “Lamentable empecinamiento del PP por colocar a Fernández Díaz, al final por la puerta de atrás y sin respetar al Parlamento que le había vetado”, zanjó el portavoz socialista, Antonio Hernando.
Lo significativo, no obstante, del largo día de tiras y aflojas fue el cambio de posición de última hora del PSOE y su renovado choque con un Gobierno que sigue padeciendo a diario su minoría parlamentaria. El propio Antonio Hernando había rechazado hasta la noche del martes, en público y en privado, las insistentes demandas de Íñigo Errejón, Aitor Esteban o Francesc Homs, entre otros portavoces de la oposición, para impedir que el exministro pudiera tomar hoy posesión del cargo de presidente de la comisión de Exteriores del Congreso.
El clamor en su contra se justificaba en que Fernández Díaz está reprobado por una amplia mayoría de la Cámara y en que también por mayoría se aprobó crear una comisión de investigación, en ambos casos por su presunta utilización partidista del Ministerio del Interior para perseguir a los adversarios políticos del PP e intentar dinamitar el proceso independentista catalán. Pero el portavoz del PSOE siguió hasta el último minuto aferrado a su pacto con el PP, por el que cada uno presenta a los candidatos a presidir comisiones que le corresponden por cuota, sin que nadie los cuestione. Podemos, PNV o el PDECat le argumentó a Hernando que no sería él quien rompería el pacto con el PP si vetaba a Fernández Díaz, sino que era el PP quien lo rompió al presentar a un candidato “inaceptable”, lo que suponía una “humillación” para el PSOE. El martes por la noche ya tiraron la toalla, convencidos de que el PSOE no cambiaría de posición. Pero a esa misma hora de la noche ya lo había hecho.
Los críticos lo atribuyen aunprecipitado “volantazo” ante el temor y las consecuencias de facilitar la presidencia de Fernández Díaz cuando el partido aún está en llamas por facilitar la investidura de Rajoy. En el nuevo mando del PSOE, no obstante, aseguraron que todo fue “una estrategia” para forzar al Gobierno, en el último momento, a retirar la candidatura del exministro. Y el propio presidente de la gestora de Ferraz, Javier Fernández, comunicó a la Moncloa que les resultaba “imposible” aceptar el nombramiento del exministro, y que buscaran otro candidato. Gobierno y PP se negaron en redondo, y ayer a primera hora Antonio Hernando telefoneó a los portavoces de la oposición para confirmar que apoyarían a un candidato socialista como alternativa al exministro. Una vez acordado, el PSOE “redobló al máximo” la presión, anunciando a Gobierno y PP que o cambiaban de candidato o saldría elegido uno socialista. Aunque luego dimitiría si el Gobierno se avenía a presentar a otro candidato del PP. Ante la falta de acuerdo, se aplazó la votación de la presidencia para la comisión de Exteriores, pero el PP negoció una salida y propuso que Fernández Díaz presidiera otra comisión, la del Tribunal de Cuentas. Pero el bloqueo del PSOE y la mayoría de la oposición se repitió, y también esta comisión quedó aplazada.
En la Moncloa se disparó la irritación contra el PSOE, al que acusaron de romper todo consenso. Y recordaron que el primer ministro reprobado por las Cortes en la historia de la democracia fue la socialista Magdalena Álvarez en el 2007, lo que no fue óbice para que en el 2010 el PP apoyara su candidatura a la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones y ni siquiera reclamó su dimisión cuando fue imputada en el escándalo de los ERE.
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