La Europa de las Catalunyas
Engendrada muy a finales del siglo VIII en la Marca Hispánica del todopoderoso imperio carolingio, Catalunya ha tenido y continúa teniendo una inequívoca vocación europeísta, que ahora puede ser clave para repensar el proyecto político de Europa y sacarlo del atolladero en que lo han sumido crisis como las del Brexit o los refugiados. Esta es, cuando menos, la idea que tiene Carles Puigdemont, convencido de que la Unión Europea (UE) de los próximos años tiene que estar al servicio de los pueblos y los ciudadanos que la integran, y no al revés como hasta ahora, y de que “la obediencia de Catalunya a los mandatos democráticos”, y no “la desobediencia y los incumplimientos de una España que no sólo ha desconectado de Catalunya, sino también de Europa”, es el ejemplo que seguir.
Ésta es la idea catalana de Europa que ayer el presidente de la Generalitat aprovechó para reivindicar con ocasión de la presentación del libro L’Europa que han fet fracassar (Pòrtic), del eurodiputado Ramon Tremosa (Barcelona, 1965) y su asistente en el Parlamento Europeo, Aleix Sarri (Barcelona, 1985), que responsabiliza precisamente al centralismo ineficiente de los estados –con Francia, España y el Reino Unido a la cabeza– del fracaso del proyecto político de integración de la UE y del auge del populismo antieuropeísta en todo el Viejo Continente. Una realidad que Carles Puigdemont apuesta por revertir a partir de las distintas Catalunyas –las naciones sin Estado y las personas que las integran– que existen en Europa y que no se resignan a que Europa no sea justamente la de los pueblos y las personas. “Sin las Catalunyas de Europa, Europa no funcionará. Si Europa prescinde de las Catalunyas, si no las acepta, no será un proyecto completo y no podrá competir con Asia y Estados Unidos”. Y, obviamente, la principal de estas Catalunyas es la Catalunya que aspira a ser un Estado independiente dentro de Europa y que sabrá aportar su “mentalidad de Estado europeo” a la construcción de la UE.
La misma idea catalana de Europa que Ramon Tremosa y Aleix Sarri defienden en su libro y con la que celebraron que hubiera sido posible llenar en Catalunya un teatro –el Cercle de Gràcia, en Barcelona– para hablar de un tema que no acostumbra a levantar pasiones en el sur del continente: Europa. Y quizás llevado por esta euforia inesperada el eurodiputado antes de CDC y ahora del PDECat se pasó de frenada al agradecer la presencia del presidente de la Generalitat en el acto y calificarla de “lujo asiático”, entre carcajadas y murmullos de los asistentes y del propio Carles Puigdemont. A buen seguro que debió de pensar que Catalunya y Europa bien valían la exageración.
Puigdemont vindica la inequívoca “mentalidad de Estado europeo” de una Catalunya independiente