El EI deja arrasada la ciudad asiria de Nimrod
Las primeras imágenes certifican la destrucción yihadista
Las primeras imágenes que han llegado de la ciudad de Nimrod, reconquistada el domingo pasado por las fuerzas iraquíes, son de tierra quemada. El Estado Islámico (EI) deja tras de sí un paisaje desolador, demostrando que los mensajes en los que anunciaba la destrucción de templos y otros monumentos no eran una invención, sino la triste realidad.
“No queda nada”, decía el comandante tribal Ali al Bayati a los reporteros de la agencia France Press llegados a Nimrod. “Antes cuando venías aquí podías imaginarte cómo había sido la vida” en esta ciudad situada en la orilla del río Tigris. Fundada en el siglo XIII antes de Cristo, esta ciudad estaba considerada la segunda capital del imperio asirio.
Tras la ofensiva yihadista del 2014 que concluyó con la conquista de Mosul, EI difundió imágenes de destrucción de monumentos y bajo relieves con bulldozers, explosivos y picos. Los extremistas suníes consideran que las estatuas y los mausoleos forman parte de una idolatría que debe ser combatida.
Los primeros periodistas que han podido entrar en la ciudad han descubierto estatuas en el suelo, templos como el de Nabu completamente en ruinas y palacios de los que no quedan en pie ni las paredes. “Perder Nimrod es más doloroso que perder tu propia casa”, afirma uno de los vecinos que contemplan la destrucción desde una pequeña colina que permite contemplar la ciudad. La Unesco ya denunció hace un año la destrucción de Nimrod, calificándola de “crimen de guerra”.
Las milicias del Estado Islámico aún tienen en su poder Hatra, ciudad de más de dos mil años, y Mosul, donde su museo ha sido devastado. En cambio ya han perdido Palmira, donde destruyeron parte del templo de la ciudad antigua. De todos modos, se sabe que los yihadistas han revendido algunas antigüedades para financiar sus operaciones militares.
Es cierto que la mayor parte de los objetos y estatuas de Nimrod se encuentra desde hace años en los museos de Bagdad, París y Londres, pero la ciudad conservaba antes de la llegada del EI varios bajorrelieves y unos colosales toros alados de rostro humano. Ahora los expertos deberán hacer un informe exacto sobre los daños y sobre las posibilidades de restauración de algunos restos dispersos por los suelos. Pero esto no será inmediato porque los yihadistas se hallan aún a poca distancia. Ayer en Nimrod se oían aún las explosiones de los frentes de batalla. No se descarta tampoco, como ha sucedido en otras ciudades ocupadas, que se hayan minado algunos edificios.