Sophie Marceau cumple 50 y sigue siendo la actriz preferida de Francia
Sophie Marceau cumple 50, con película recién estrenada y poniendo freno a los paparazzi
Sophie Danièle Sylvie Maupu soplará hoy 50 velas de una cariñosa tarta de cumpleaños, obra de su pareja, el pastelero y cocinero Cyril Lignac, estrella de la telecocina. Y recibirá centenas de felicitaciones en la cuenta de Twitter de Sophie Marceau, su nombre desde que en 1980 el filme La Boum la convirtió de una vez para siempre en actriz preferida de los franceses.
Tal vez porque, hija de una dependienta y de un camionero, nunca se le subió a la cabeza el éxito. Hace unos años reveló, en Gala, que por su primer y consagratorio papel le pagaron el equivalente de 6.000 euros de hoy. “Como era menor, mis padres sólo me dieron 600 euros. Y no conseguí gastarlos”. Habla maravillas de sus padres, “trabajadores y comprensivos”, aunque les reprocha “un carácter demasiado francés: piensan siempre que todo puede ir a peor”.
Adoptada por Francia como un miembro de la familia, Marceau es sin embargo arisca y secreta. Si a sus 48 años un jurado popular la designó como la más glamurosa de las francesas, dos años antes, en la revista Psychologie, tras aclarar que la entrevista reemplazaba “mis 46 años sin ver a un psicólogo”, reveló que estuvo a punto de morir del parto de Vincent (hoy con 21 años estudia teatro en Londres), el hijo que tuvo con Andrei Zulawski.
Y al borde de la cincuentena, demostró una vez más que no aceptaba el acoso. Sus seguidores se desternillaron con la especie de tuitficción que la actriz, directora de dos largometrajes y de un corto, colgó en su cuenta. “Paparazzi, episodio 1, encarnizamiento” muestra la llegada de dos personajes misteriosos. La cámara los sigue. La voz de Marceau los llama; se dan la vuelta y reciben un escrache de la actriz. “Cuanto más envejezca, más voy a divertirme”, había avisado. Desde el 2014 ha rodado un telefilme, sobre una obra de Ingmar Bergman, y una película, La Taularde, estrenada en septiembre pasado.
El vespertino Le Monde dedicó dos páginas a la noticia de que “Sophie Marceau celebrará sus 50 años como 450.000 francesas”. Subrayó la popularidad de “la novieta de Francia”. Y, significativo, su cumpleaños le sirve para radiografiar a la francesa de 50 años: “Un 78% trabaja, un 36% es empleada y un porcentaje similar, ejecutiva o patrona
de pyme; un 38% cuenta con diplomas y un 24% gana entre 24.000 y 36.000 euros anuales. Si un 65% vive en pareja, el 4% convive con otra mujer y un 19% con un hombre menor que ella. Y si un 69% es propietaria o copropietaria de su hogar, el 64% vive en una casa”.
Como Marceau: “Crecí en una casa. Por pequeña que sea, es siempre mejor que un apartamento. No me gusta vivir en una caja colgada. Necesito pisar tierra”. No se siente deslumbrada por esa placa con su nombre en una suite de 300 m2 del lujoso hotel Carlton, de Cannes. En esa ciudad que remite a su festival de cine, en 2005 y sobre la alfombra roja, fue blanco de las cámaras: se le cayó un tirante y asomó un pecho. Simbólico: Alain Souchon y Julien Clerc han cantado a “los senos de Sophie Marceau”.
El 29 de marzo sorprendió su declaración al South China Morning (los chinos la idolatran desde La
Boum, como los franceses): “Dejo el cine”. Luego rectificó: “Quise decir que seré un poco más selectiva con el trabajo”.
Un mes antes había recibido un duro golpe. El 17 de febrero murió aquel a quien llamó “mi director de pensamiento”, el director polaco Zulawski. “Andrei era mi álter ego, en más maduro”. Su primer amor, también: 26 años mayor. Lo conoció en Cannes en 1981 y en 1984 se casaron. El matrimonio duró 17 años.
“Tuve la suerte de estar permanentemente enamorada; por eso, nunca separé sexo y amor”. En efecto, tras la separación de Zulawski, Sophie vivió 8 años con el productor Jim Lemley, padre de Juliette, nacida el 2002. Lo dejó tras el flechazo con Christopher Lambert, cuando lo dirigía el 2007 en su filme
Le mystère de Deauville. El romance acabó el 2014. “Siempre he sabido cuándo una relación no daba más de si y supe tomar distancia antes de un choque”, aseguró, un año antes de comenzar su actual relación con el chef Lignac.
“Cuanto más envejezca, más voy a divertirme”, asegura la actriz preferida de los franceses