Más que un acuerdo
Pocas pegas y mucho aplauso merece el contrato anunciado por el FC Barcelona con la empresa japonesa Rakuten, tanto por su millonaria aportación económica, indispensable en estos tiempos de salarios en crecimiento infinito, como, seguramente más importante, por su función detergente en la limpieza de conciencias. Japón podrá tener sus rarezas (no hay nación perfecta), pero en el partido por el respeto a los derechos humanos gana por goleada a Qatar, que aún no ha encontrado alfombra para esconder sus cada vez más denunciadas posiciones morales y geopolíticas. A la espera de que la directiva del Barça renuncie a crear nuevos vínculos con el patrocinador de la península Arábiga, Rakuten permite presumir de acuerdo comercial a escala global. Su sector conecta al club con la modernidad, al menos eso hay que decir para no ser marginado por la sociedad hipertecnológica en la que vivimos, y elimina el escrutinio interno. El que representan unos socios que, una vez han asumido que los ingresos publicitarios son indispensables para competir en igualdad de condiciones, se sentían cada vez más incómodos con un aliado que traía mucho dinero y nada más, en una contribución chirriante con el discurso de los valores.
La alianza con Rakuten pasará a la historia por el hermetismo con el que ha sido llevada. Desde que La Vanguardia publicó en julio del 2015 el nombre de la marca por primera vez, las noticias han sido escasas y las pistas, equivocadas. El vicepresidente Manel Arroyo, cuyo interlocutor de confianza durante este largo trayecto ha sido Jacinto Roca, fundador de Waki.tv, empresa adquirida por Rakuten, ha logrado su objetivo, una discreción exigida por la firma japonesa, que necesitaba concentrar el impacto del anuncio en un solo día. De hecho, la
El 19 de octubre, en el Barça-City, todos miraban al césped y Mikitani estaba en el palco
empresa costeó el viaje a Barcelona (en avión privado) de una serie de periodistas locales para que dieran la pertinente cobertura en su país del acto de ayer.
Pero el día clave fue el 19 de octubre. Se jugaba el Barça-City y todas las miradas se dirigían al césped. Nadie reparó en que Hiroshi Mikitani, presidente de Rakuten, estaba en el palco. Esa mañana se cerró el acuerdo.