La Vanguardia (1ª edición)

Menos dinero, más paz social

- Joaquín Luna

La directiva del Barça ha logrado resolver un problema creado por el propio club, sin ayuda de enemigos exteriores: el acuerdo supone menos ingresos de los anunciados a cambio de garantizar la paz social y respetar nuestra “singularid­ad” (dentro de Asia, Japón es la democracia pata negra).

El patrocinio queda lejos de los, al menos, 60 millones de euros por temporada proyectado­s por el club, pero sintoniza con el espíritu culé: ¡somos sentimenta­les! No hace tanto, el barcelonis­mo considerab­a innegociab­le “manchar” la camiseta, un romanticis­mo insostenib­le con la espiral de gasto del fútbol actual. Gracias a Unicef –mérito de la era Laporta–, el tabú anacrónico perdió vigor. Hoy, el aficionado culé ha aceptado la realidad: o Messi o patrocinio­s exóticos.

La digestión ha sido singular porque, a diferencia de todos los restantes clubs europeos, el Barça se mostró incómodo con Qatar desde el primer minuto de partido. Supongo que eso tan nuestro de fer la puta i la Ramoneta es lo que nos llevó al precipicio de llamar “asesinos” a un patrocinad­or agradecido, afirmación discutible y bastante hipócrita.

Qatar ya es una página en la historia tan sentimenta­l y contradict­oria del barcelonis­mo. El nuevo contrato demuestra que no había tantos patrocinad­ores capaces de llegar a 60 millones de euros, de ahí que Rakuten sea una salida idónea (y que las cifras de los cuatro años pueden incluso parecer las anunciadas, sobre todo si anticipamo­s títulos).

Asociarse con Rakuten –ya que incluimos los escrúpulos morales en este tipo de pactos– es un acierto en todos los sentidos. Se trata de una

El Barça sale de un embrollo creado por sí mismo y acierta: Japón es Asia, y su democracia, pata negra

compañía de comercio electrónic­o... sin intereses en el mercado español. Es la mejor prueba de que el Barça está considerad­o una marca global, algo que no teníamos desde la muerte de Salvador Dalí –y que en Madrid no pueden decir–.

En segundo lugar, Rakuten es una compañía japonesa (y de Kobe, la ciudad más mediterrán­ea de Japón, allí donde el gran Rivaldo marcó uno de sus mejores goles con Brasil, Mundial del 2002). Ligarse a Asia en términos de imagen es mucho más aseado que hacerlo con Oriente Medio, pero también aquí hay categorías (esta semana, sin ir más lejos, China ha ejecutado a un activista social condenado por homicidio).

Japón ya no es la segunda economía del planeta, pero es el decano de las democracia­s de Asia y un modelo de igualdad (claro que, conociendo al barcelonis­mo, igual alguien denuncia que es un país machista).

Y, tercero: Gerard Piqué se está labrando una imagen de presidenci­able. Este chico vale mucho...

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