Menos dinero, más paz social
La directiva del Barça ha logrado resolver un problema creado por el propio club, sin ayuda de enemigos exteriores: el acuerdo supone menos ingresos de los anunciados a cambio de garantizar la paz social y respetar nuestra “singularidad” (dentro de Asia, Japón es la democracia pata negra).
El patrocinio queda lejos de los, al menos, 60 millones de euros por temporada proyectados por el club, pero sintoniza con el espíritu culé: ¡somos sentimentales! No hace tanto, el barcelonismo consideraba innegociable “manchar” la camiseta, un romanticismo insostenible con la espiral de gasto del fútbol actual. Gracias a Unicef –mérito de la era Laporta–, el tabú anacrónico perdió vigor. Hoy, el aficionado culé ha aceptado la realidad: o Messi o patrocinios exóticos.
La digestión ha sido singular porque, a diferencia de todos los restantes clubs europeos, el Barça se mostró incómodo con Qatar desde el primer minuto de partido. Supongo que eso tan nuestro de fer la puta i la Ramoneta es lo que nos llevó al precipicio de llamar “asesinos” a un patrocinador agradecido, afirmación discutible y bastante hipócrita.
Qatar ya es una página en la historia tan sentimental y contradictoria del barcelonismo. El nuevo contrato demuestra que no había tantos patrocinadores capaces de llegar a 60 millones de euros, de ahí que Rakuten sea una salida idónea (y que las cifras de los cuatro años pueden incluso parecer las anunciadas, sobre todo si anticipamos títulos).
Asociarse con Rakuten –ya que incluimos los escrúpulos morales en este tipo de pactos– es un acierto en todos los sentidos. Se trata de una
El Barça sale de un embrollo creado por sí mismo y acierta: Japón es Asia, y su democracia, pata negra
compañía de comercio electrónico... sin intereses en el mercado español. Es la mejor prueba de que el Barça está considerado una marca global, algo que no teníamos desde la muerte de Salvador Dalí –y que en Madrid no pueden decir–.
En segundo lugar, Rakuten es una compañía japonesa (y de Kobe, la ciudad más mediterránea de Japón, allí donde el gran Rivaldo marcó uno de sus mejores goles con Brasil, Mundial del 2002). Ligarse a Asia en términos de imagen es mucho más aseado que hacerlo con Oriente Medio, pero también aquí hay categorías (esta semana, sin ir más lejos, China ha ejecutado a un activista social condenado por homicidio).
Japón ya no es la segunda economía del planeta, pero es el decano de las democracias de Asia y un modelo de igualdad (claro que, conociendo al barcelonismo, igual alguien denuncia que es un país machista).
Y, tercero: Gerard Piqué se está labrando una imagen de presidenciable. Este chico vale mucho...