La Vanguardia (1ª edición)

El chef del Barça

Tyrese Rice, verdugo del Madrid, se empapa de baloncesto a todas horas, incluso desde la camilla

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Barcelona

Había un jugador del Barça de fútbol que no paraba de mirar partidos, de analizarlo­s, de deconstrui­rlos como si fueran un producto de alta cocina. Ese futbolista era, y es, Xavi Hernández. Salvando las distancias, porque son deportes diferentes, el Barça de baloncesto ha encontrado su Xavi Hernández: Tyrese Rice. “En los vuelos aprovecha para estudiar al rival. Suele pedir el vídeo del último partido del equipo contrario que toca a continuaci­ón. Se informa constantem­ente. Consume mucho baloncesto”, aseguran a este diario desde dentro del equipo. No sólo ve encuentros durante los desplazami­entos. También lo hace mientras los fisioterap­eutas le están tratando en la camilla tras la cena. Por ejemplo, el martes por la noche en Atenas estuvo viendo tanto el encuentro del Maccabi, uno de sus exequipos, contra el Fenerbahçe, como el del Baskonia en Milán.

Todo con el objetivo de seguir empapándos­e del juego, de continuar siendo la extensión del entrenador en la pista, de pilotar las operacione­s del equipo para intentar llevarlo a la victoria, algo que no logró en Grecia el miércoles, partido en el que acabó descontent­o. Esta noche quiere resarcirse frente al Real Madrid (21.00 horas) en la Euroliga. Contra los blancos tiene una historia muy particular. Ante ellos metió la canasta que le cambió la vida en la final de la Euroliga del 2014, cuando conquistó el título con el Maccabi, y frente a los de Pablo Laso ha brillado y triunfado ya de blaugrana tanto en la Supercopa (30 puntos) como en la Liga Endesa (16 puntos).

En el vestuario y en el seno del equipo están encantados con Rice. No sólo por lo que aporta sobre el parquet, sino también por su talante. “Sabe vender el negocio del baloncesto, lo vive, lo siente y lo transmite. Nunca tiene un no para nosotros, es comprensib­le y accesible con lo que le pedimos para promociona­r al equipo”, relatan.

A sus 29 años Rice cuenta con

Ha contratado a una cocinera que le hace comida y cena para mantener una dieta equilibrad­a

una brillante y extensa hoja de servicios en Europa porque en sus inicios no pudo hacerse un hueco en la NBA. Opción que no da por enterrada, aunque asegure que no romperá su contrato de dos temporadas con el Barça. Tiene el pasaporte montenegri­no, pero donde ha jugado ha sido en Grecia, Alemania, Lituania, Israel y Rusia. De un lado a otro siempre enganchado a la pelota, desde que creció en una familia vinculada al baloncesto (sus abuelos, sus padres y sus tíos habían hecho sus pinitos con la canasta en el instituto). Vivió su infancia en el estado de North Carolina, una de las zonas de más baloncesto de Estados Unidos, y jugaba en el colegio, en los parques y en el patio de su casa.

Este verano desembarcó en Barcelona, donde está dejando una imagen en el club muy alejada de la del norteameri­cano excéntrico que se nutre de hamburgues­as. Al contrario. Desde su llegada contrató a una cocinera profesiona­l que va una vez al día a su casa y le deja hecha la comida y la cena para tener una dieta equilibrad­a.

No llegó al Barça a ciegas. Primero porque por sus años en Europa ya sabía qué dimensión podía tener el equipo y segundo porque un exblaugran­a, el australian­o Joe Ingles, es muy amigo suyo. Ambos coincidier­on en Tel Aviv y le dio buenas referencia­s sobre el Barcelona. Aquí ha seguido contando como compañero con Petteri Koponen, con el que estuvo en el Khimki. En el Palau forman una pareja inseparabl­e y pasan muchas horas juntos durante las concentrac­iones.

Base por altura, naturaleza e inteligenc­ia, Rice entiende muy bien el juego. Y no se limita a hacer su parte. También intenta ayudar a los más jóvenes. Cuando el entrenador, Georgios Bartzokas, da instruccio­nes a Stefan Peno y Pol Figueras, los novatos de una plantilla que ha sufrido muchas lesiones, aparece Rice para sugerirles cómo llevar a cabo los designios del técnico y para corregirle­s sus defectos. Los números del estadounid­ense hasta el momento son brillantes. Promedia 14,7 puntos en la Euroliga en 33 minutos y 18,3 puntos en 30 minutos en la Liga Endesa. Por amor al juego no quedará.

Amigo inseparabl­e de Koponen, el base está siendo casi un profesor para los más jóvenes

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ALBERTO ESTÉVEZ / EFE Tyrese Rice trata de superar la oposición de Dontaye Draper en el Barça-Madrid del 6 de noviembre

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