Perdedor.
Fillon, favorito, y Juppé dirimirán el domingo las primarias de la derecha
Nicolas Sarkozy, presidente francés del 2007 al 2012, fue el gran derrotado de la primera vuelta de las primarias de la derecha. “Dedicaré ahora más pasión a la vida privada que a la pública”, dijo en lo que sonó como un adiós político.
Telón sobre la carrera política de Nicolas Sarkozy. El expresidente francés, entre el 2007 y el 2012, ha sido descabalgado de su voluntariosa y enérgica ambición de regresar a la presidencia de la República.
El Berlusconi de Francia , de 61 años, se ha quedado en la cuneta. En la primera vuelta de las elecciones primarias de la derecha y el centro para cribar candidatos, que seleccionaba a dos de ellos sobre siete aspirantes, Sarkozy quedó tercero con el 21% de los votos, por detrás del alcalde de Burdeos, Alain Juppé, con el 28,1%, y sobre todo del ex primer ministro François Fillon, la sorpresa de la noche, que tuvo el 44% de los apoyos (según los resultados preliminares).
El domingo, Fillon y Juppé se disputarán la final para ver cual de los dos será el candidato del centro y la derecha en las presidenciales de abril/mayo del 2017.
Tal como están las cosas, con el desprestigio acumulado por François Hollande y el Partido Socialista tras cinco años de gobierno y con el pujante ascenso del ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen, es muy posible que dentro de seis meses las presidenciales sean un pulso entre la derecha (Juppé o Fillon) y Marine Le Pen.
Nicolas Sarkozy, que ya anunció una vez su retirada de la vida política tras su derrota ante François Hollande en el 2012, regresó a ella dos años después. Con la energía que le caracteriza, el ex presidente, consciente de su mala imagen, lanzó el mensaje “he cambiado”, se confesó, escribió libros y disputó y ganó la presidencia de su partido político, la UMP, a la que cambió de nombre por Los Republicanos, en un congreso celebrado en mayo del 2015.
Con ese mismo voluntarismo Sarkozy enfocó la batalla de las primarias apostando fuerte por los guiños a la extrema derecha y los temas de emigración, identidad y seguridad y mano dura. Poniendo en duda el calentamiento global como obra humana, llamando a prohibir el burkini y otras indumentarias o proponiendo la expulsión de extranjeros, el aspirante logró situarse en el centro del debate de la derecha, pero en los últimos debates televisivos su papel quedó deslucido. La participación en el voto de ayer de un 15% estimado de simpatizantes de la izquierda cuyo único propósito era cerrarle el paso puede haber tenido también un papel en su derrota (la cifra de participación fue muy elevada: cuatro millones). Sarkozy pidió anoche el voto para Fillon y tuvo palabras inequívocas de despedida de la política activa.
Respecto a François Fillon, ganador de esta primera ronda, su programa es el más extremo en lo económico y social. Muchos se preguntan si su propuesta de recortar 600.000 funcionarios, en un país que ya sufre de desertificación por retirada del Estado en muchos ámbitos, es realista. En política exterior, Fillon, que fue primer ministro de Sarkozy al frente de tres gobiernos entre el 2007 y el 2012, es el principal partidario de un restablecimiento de relaciones con Rusia en aras de un esfuerzo común contra el EI.
Si los estilos y los talantes de los dos finalistas son diferentes, los programas son muy parecidos. En economía, ambos quieren suprimir el impuesto a las grandes fortunas, que sólo afecta al 1,7% de los franceses, disminuir el gasto público y aligerar la carga impositiva a las empresas. En lo social hay coincidencia en el propósito de suprimir la semana de 35 horas laborables instaurada en su día por los socialistas y cuya vigencia hoy es muy relativa, en flexibilizar más el mercado de trabajo y sus preceptos, en incrementar la presión contra los parados y receptores de ayuda social, en aumentar la edad de jubilación y en suprimir centenares de miles de puestos de funcionarios.
“Nunca en la historia de esta familia política se había presentado un proyecto tan radical para hacer saltar, por fin, las cadenas que obstaculizan la economía desde hace lustros”, observa el diario conservador Le Figaro.
Fillon da la sorpresa, dispone ya del apoyo de Sarkozy y propone aligerar el Estado de 600.000 funcionarios