Merkel optará a un cuarto mandato como canciller
“Debemos defender la democracia, la libertad y el Estado de derecho”, declara Tras once años en el cargo, los sondeos le dan el 32% de los votos
Se le empiezan a acumular los hitos. La canciller de Alemania, Angela Merkel, lleva once años gobernando la primera economía de Europa, es la más veterana de los actuales gobernantes europeos y ejerce cada vez más de líder continental. En una esperada rueda de prensa anoche en la sede berlinesa de su partido, la Unión Cristiana Demócrata (CDU), Merkel confirmó lo que era ya un secreto a voces: que se presentará a las elecciones generales de septiembre del 2017 en busca de un cuarto mandato como canciller.
“Quiero servir a Alemania”, dijo Merkel, de 62 años, tras confesar que había “reflexionado sin parar” sobre la cuestión. “La decisión de optar a una cuarta candidatura es, tras once años en el cargo, de todo menos trivial”, remachó. La democristiana alertó de que “estas elecciones serán difíciles, como ninguna otra elección lo ha sido desde la reunificación” de Alemania en 1990; fue esa su forma de aludir al populismo derechista de corte xenófobo del partido Alternativa para Alemania (AfD), con opciones claras de entrar en el Bundestag.
La canciller también situó su apuesta en un contexto más amplio, evocando la victoria del republicano Donald Trump en Estados Unidos y la tensa relación con Rusia. “En Europa y en el plano internacional, debemos defender nuestros valores y nuestros intereses, en definitiva, nuestro modo de vida”, dijo Merkel, indicando que son “la democracia, la libertad y el Estado de derecho”. También se declaró honrada por las voces que la señalan como nueva “defensora del mundo libre”, pero calificó tales pretensiones de “grotescas y absurdas”, e insistió en que no hay una sola persona o nación que pueda hacer eso.
Si consigue ganar los comicios el año próximo y alcanzar la cancillería por cuarta vez consecutiva, Angela Merkel podría aspirar a igualar las largas permanencias en el puesto de quien fue su mentor político, Helmut Kohl, canciller durante 16 años, y del cofundador de la CDU Konrad Adenauer, que gobernó Alemania durante 14 años.
La popularidad de Merkel siempre había sido sólida, pero ha menguado en los últimos meses. Su defensa de una política económica de austeridad en la UE le procuró el aplauso de sus compatriotas y la animadversión de los europeos del sur. Pero su decisión a finales de verano del 2015 de abrir las puertas de Alemania a los refugiados procedentes sobre todo de Siria, Irak y Afganistán le ha acarreado pérdidas de apoyo. Aunque se dijo oficialmente que llegaron casi 1,1 millones de solicitantes de asilo, las autoridades corrigieron luego la cifra y la situaron en 890.000. En estos meses, Merkel no ha cejado en sus esfuerzos por reducir el flujo de llegadas y por predicar acogida al refugiado a cambio de esfuerzo por integrarse, sin desdecirse de su ya célebre Wir schaffen das (podemos hacerlo).
Ahora, los últimos sondeos otorgan a la coalición de la CDU y su socia bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), entre el 32% y el 33% de los votos, casi diez puntos menos que lo obtenido en las elecciones del 2013. “Merkel ya no es imbatible”, sentenció ayer Thomas Oppermann, dirigente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), actual socio de Gobierno de Merkel.
Pese a todo, el 55% de los alemanes apoya que la canciller se presente a un cuarto mandato, según desveló ayer el sondeo del instituto Emnid para la edición dominical del diario Bild. El mayor respaldo (92%) viene de electores de la coali-
El apoyo a la líder democristiana ha menguado con la crisis de los refugiados, pero ella quiere continuar
ción CDU/CSU, pero también el 54% de los votantes socialdemócratas apoya que siga gobernando. La semana pasada, Merkel cosechó un respaldo exterior excepcional. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su paso por Berlín en su última gira por el extranjero antes de que expire su mandato en enero, dijo: “Es decisión suya presentarse de nuevo o no hacerlo. Pero si yo estuviera aquí, si yo fuera alemán y votara, la apoyaría”.
Angela Merkel, de 62 años, anunció también que quiere seguir liderando la Unión Cristiana Demócrata (CDU), de conformidad con su opinión, que ha exteriorizado a menudo, de que la candidatura a la cancillería y el liderazgo del partido deben ir juntos. Merkel lleva 16 años como presidenta de la CDU, desde su primera elección en el 2000 en el congreso del partido en Colonia. Los mandatos al frente del partido son de dos años, y ella espera que le sea renovado en el congreso del partido los días 5, 6 y 7 de diciembre en la ciudad de Essen.
En los apenas diez meses que quedan hasta las elecciones, Angela Merkel se propone devolver al redil de la CDU/CSU a aquellos exvotantes desencantados –sobre todo, a raíz de la crisis de los refugiados– que se han pasado a Alternativa para Alemania (AfD), el partido populista derechista de tintes xenófobos que ha logrado ya entrar en 10 de los 16 parlamentos regionales.
Durante decenios ha habido en la CDU de Adenauer, Kohl y Merkel una firme consigna que los líderes del partido siguen defendiendo aunque no la mencionen en público: no puede haber en Alemania ningún partido a la derecha de la CDU. Si bien una formación de extrema derecha, el NPD, ha obtenido desde entonces representación en ayuntamientos y en algún Parlamento regional (actualmente, el TC está evaluando si declarar inconstitucional ese partido), es ahora cuando por primera vez un partido xenófobo, la AfD, tiene perspectivas de entrar en el Bundestag en las elecciones del año que viene. Los sondeos le dan el 13% de los votos.
En la encuesta de Emnid, destaca también el fuerte apoyo femenino a Merkel (el 66% de mujeres la votaría), y el hecho de que, si existiera la elección directa de canciller, el 51% de los consultados votaría a Merkel, mientras que sólo el 21% votaría al socialdemócrata Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía. En este tercer mandato, Merkel gobierna en Grosse Koalition con el SPD, partido con quien ya gobernó en su primera legislatura (2005-2009), pero no en la segunda (2009-2013), en la que pactó con los liberales del FDP, partido centrista que en las elecciones del 2013 quedó fuera del Bundestag.
Todo indica que tanto la CDU como el SPD sufrirán desgaste de votos en los comicios del 2017, una tendencia que viene confirmándose desde hace año y medio cada vez que hay elecciones en un estado federado, y se incorporará a ese hemiciclo la AfD. El SPD –que aún no ha oficializado quién será su candidato a la cancillería– ha perdido apoyos, pero la semana pasada el SPD logró imponer a la CUD/CSU la candidatura a la presidencia federal del ministro de Asuntos Exteriores socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier. El organismo competente la votará el 12 de febrero. Merkel ya tiene otras cosas en que pensar.