La Vanguardia (1ª edición)

En busca de un pacto

Una mayoría de catalanes espera y desea que el proceso soberanist­a acabe en un pacto que dé más autonomía a Catalunya

- CARLES CASTRO Barcelona

Una mayoría de los catalanes espera que el proceso soberanist­a se cierre con un pacto por una mayor autonomía.

Desean realmente los catalanes la independen­cia? En respuesta a esa pregunta, los diversos sondeos reflejan que el apoyo a la ruptura de Catalunya con España roza el listón del 50% de los consultado­s, aunque casi nunca lo supera. Y los comicios catalanes del 2015 –planteados como un auténtico plebiscito al respecto– registraro­n justamente un respaldo del 47,8% de los votantes (aunque de sólo un 35,7% del censo) a los partidos independen­tistas. Es decir, lejos o muy lejos de la mitad más uno que esgrimen los soberanist­as para salir de España.

De hecho, uno de los últimos sondeos realizados (el del Institut de Ciències Polítiques i Socials, efectuado entre el 26 de septiembre y el 17 de octubre) refleja un apoyo del 46,6% a la independen­cia en una hipotética consulta (más de tres puntos por debajo que en la encuesta del 2014), frente a un 34% en contra (y un 20% que no votaría, lo haría en blanco o aún no lo sabe). Sin embargo, el mismo sondeo incluye otra pregunta muy reveladora: “¿Cómo le gustaría que acabase el proceso soberanist­a?”. Y ahí las posiciones parecen reflejar una realidad oculta tras el voto de protesta ante el inmovilism­o territoria­l de Madrid.

En concreto, casi un 38% afirma que le gustaría que el proceso soberanist­a acabase en la independen­cia de Catalunya. Pero un 45% preferiría como desenlace “un acuerdo con España para dotar a Catalunya de más autogobier­no” (y otro 13% apostaría por el abandono del proceso de separación). En definitiva, una mayoría de los catalanes se inclina por un pacto para continuar dentro de España, y también una mayoría (aunque menor que hace un año) se muestra convencida de que así acabará el proceso soberanist­a. Ciertament­e, los partidario­s de la independen­cia como única solución han crecido en casi cuatro puntos desde el 2015 (ver gráfico adjunto), pero sólo el 16,5% (una cifra similar a la de hace un año) está convencido de que la secesión será el punto final (mientras que casi un 30% –6,5 puntos más que en el 2015– considera que el proceso soberanist­a acabará sin resultados).

Eso sí, también es cierto que una mayoría de los electores soberanist­as (más del 75%) apuesta por la independen­cia como única salida. Pero más del 20% de los votantes de Junts pel Sí y un 18% de los de la

Un sondeo del ICPS revela que sólo un tercio del voto soberanist­a cree que la secesión se hará realidad al final

CUP preferiría­n un desenlace pactado que otorgara más autogobier­no a Catalunya. Y no menos importante: sólo un tercio del electorado soberanist­a se muestra confiado en que la independen­cia aguarda al final del camino, frente a otro tercio que cree que el proceso concluirá en un acuerdo con España (y casi un tercio restante se debate entre el pesimismo y el desconcier­to).

A la vista de todo ello, es inevitable preguntars­e si una parte sustancial del sufragio independen­tista no será un voto táctico que plantea un objetivo maximalist­a con la única intención de obtener el mejor resultado posible en una posible negociació­n. Si se produce, claro.

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