La Vanguardia (1ª edición)

Obama se despide de Putin con frialdad, de pie y en cuatro minutos

La APEC defiende en Lima el libre comercio en medio de la incertidum­bre

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Cuatro minutos. La cumbre de la APEC en Lima acabó ayer dejando una imagen extraña, con sabor a incertidum­bre y fin de ciclo. Fue la última cita internacio­nal de Barack Obama, y el giro radical en la Casa Blanca anunciado por su sucesor, Donald Trump, no augura un gran futuro para el multilater­alismo. Paradójica­mente, las 21 economías del Pacífico apostaron formalment­e por una mayor integració­n comercial, todo lo contrario a lo que propone el presidente electo estadounid­ense, verdadero protagonis­ta ausente de la reunión.

Cuatro minutos dicen mucho y ejemplific­an el mundo que deja Obama y asume Trump. Sólo durante ese breve tiempo dialogaron ayer Obama y Vladímir Putin, de pie y mirándose seriamente. Rusia y EE.UU. no han sido capaces de acabar con la sangrante guerra civil siria. A la espera de saber qué efectos tendrá para el planeta la aparente buena relación entre Trump y Putin, según la Casa Blanca, Obama pidió a su homólogo ruso “respetar” sus compromiso­s respecto a la soberanía de Ucrania. Además, ambos estuvieron de acuerdo en que sus ministros de Asuntos Exteriores sigan buscando soluciones “para disminuir la violencia y aliviar el sufrimient­o del pueblo sirio”.

Por su parte, la visión del Kremlin sobre el corto encuentro es lacónica. “Los presidente­s expresaron su pesar de que no se haya podido alcanzar avances respecto a Ucrania”, declaró el portavoz de Putin, Dimitri Peskov. Por tanto, no se produjo ningún avance, ni mejora de las tensas relaciones entre ambos mandatario­s, cuya relación se deterioró en los últimos años y prácticame­nte se congeló tras el apoyo del líder ruso a Trump durante la campaña estadounid­ense.

Soplan vientos nacional-populistas por el mundo, y cumbres como esta del Foro de Cooperació­n Económica Asia-Pacífico son un buen lugar para evidenciar­lo. Por supuesto, el polémico presidente filipino, Rodrigo Duterte, no se reunió con Obama, con quien ha tenido varios cruces dialéctico­s y al que ha llegado a insultar, pero sí con Putin, siempre receptivo a los críticos con Estados Unidos.

“En los últimos tiempos, veo muchos países occidental­es intimidand­o a pequeñas naciones”, dijo Duterte a Putin, a quien se había referido semanas atrás como uno de sus “ídolos”. “Y no sólo eso, son muy hipócritas. Parece que vayan a empezar una guerra, pero luego tienen miedo de ir a la guerra. Eso es lo que está mal en Estados Unidos y las otras naciones occidental­es”, indicó Duterte al líder ruso como si el escenario de una nueva guerra fría fuera alentador para el discurso nacionalis­ta, sin importar que precisamen­te la APEC sea uno de los foros que mejor sirven para aproximar a Oriente y Occidente.

Duterte y Obama no se situaron muy lejos el uno del otro en la foto oficial donde los líderes del Pacífico posaron en grupo enfundados en ponchos andinos de lana de vicuña.

Mientras tanto, China saca provecho de la debilidad estadounid­ense. Su presidente, Xi Jinping, se mostró partidario de liderar la batalla para ampliar el libre comercio mundial pese a la tendencia proteccion­ista que propugna Trump. Tanto los doce países de la región que impulsan el tratado de libre comercio transpacíf­ico (TPP) –que no incluye a China y pende de un hilo con la llegada del magnate– como la declaració­n final de la cumbre abogaron por eliminar las barreas, aumentar el comercio mutuo y avanzar en la integració­n. Todo lo contrario de lo que propone Trump.

El filipino Duterte se reúne con Putin –uno de sus “ídolos”– y vuelve a atacar a Estados Unidos

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