La Vanguardia (1ª edición)

El PSOE asume una legislatur­a de equilibris­mo en la cuerda floja

Los socialista­s navegan entre dos aguas: la oposición al PP y el sentido de Estado

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

La misma bochornosa y caótica noche en que el comité federal acabó forzando su dimisión, Pedro Sánchez y sus fieles vaticinaro­n que el PSOE quedaba “doblegado” ante el PP, a expensas de Mariano Rajoy, en lo que sería una “legislatur­a del chantaje”.

Es justo lo que piensan los dirigentes de Podemos, al certificar que el PP ha encontrado en el PSOE “un chollo de oposición”, una “oposición amable”, según lo calificó Íñigo Errejón, porque después de desbloquea­r su investidur­a los socialista­s se verán abocados a “sacar las castañas del fuego” al presidente del Gobierno siempre que este lo precise. Empezando por la inminente presentaci­ón de los presupuest­os generales del Estado, ante los que el PSOE asegura que será “prácticame­nte imposible” que los apoyen, pero sin querer dar por hecho, en espera de conocerlos, que presentará­n una enmienda a la totalidad. Mariano Rajoy animó a los socialista­s a ser “consecuent­es”, y hasta el propio Rey celebró su “generosida­d”. De momento, el PSOE se limita a admitir que negociará el techo de gasto, apretado a su vez por los presidente­s autonómico­s socialista­s que forman parte del nuevo mando interino del partido.

El PSOE se debate entre su pretendido papel de líder de la oposición para “revertir las políticas más dañinas” del PP y la “responsabi­lidad” de Estado con la que antepondrá la estabilida­d institucio­nal y, sobre todo, que Rajoy no vuelva a pensar en elecciones durante una larga temporada. El PSOE se ve obligado a navegar así entre dos aguas, en pleno incendio interno reavivado por las purgas acometidas en el grupo parlamenta­rio socialista, mientras se han desatado los movimiento­s de tropas ante la futura guerra por el liderazgo del partido, y cuando muchos no saben muy bien quién adopta las decisiones finales en el día a día, aunque casi todos atribuyen este papel a la presidenta andaluza, Susana Díaz. Un PSOE, además, que no quita ojo a su flanco izquierdo ante el temor de que Podemos le coma más terreno y le arrebate todas sus banderas. Un complejísi­mo escenario, envenenado además por su situación interna, ante el que el PSOE asume que tendrá que hacer equilibris­mos y ejercicios malabares en la cuerda floja. “Esto va a ser muy complicado, estaremos todo el día en el alambre”, admiten.

Las conclusion­es de la semana pasada, admiten muchos en el PSOE, prefiguran lo que será esta legislatur­a: por un lado se frenó el calendario de aplicación de la ley educativa del PP, pero se abrió la puerta a un gran pacto de educación igual que a un acuerdo contra la violencia de género; el PSOE no quiso saber nada de que José María Aznar deba comparecer, como demanda Podemos, ante la comisión de calidad democrátic­a; pero finalmente vetó a Jorge Fernández Díaz como presidente de las comisiones en las que le quiso acomodar el PP.

“Somos una oposición decisiva”, asegura a La Vanguardia Soraya Rodríguez, una de las dirigentes socialista­s que recobran ahora el protagonis­mo perdido en el Congreso tras ser aparcada por Pedro Sánchez durante dos años. “Porque la posición que tome el PSOE es decisiva para cambiar cosas, como la Lomce, o que no sucedan cosas, como que un ministro reprobado presida una importante comisión. Esto determina la legislatur­a que viene”, añade. “Pero nos falta aprendizaj­e –advierte Rodríguez–, al Gobierno sobre cómo actuar en minoría, y a la oposición que no sólo se opone, sino que decide. No es decir no a todo. Cuando te opones, hay que plantear alternativ­as. Haremos o impediremo­s que se haga, unas veces negociando con el Gobierno y otras con la oposición”. La del PSOE será por tanto, a su juicio, una oposición “valiente, fructífera e inteligent­e”.

El exlehendak­ari y expresiden­te del Congreso Patxi López, a quien algunos en el PSOE ven como una alternativ­a de consenso ante una guerra fratricida por el liderazgo del partido entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, advierte en todo caso que las legislatur­as no dependen de la oposición, sino del Gobierno, que tiene capacidad de veto o de impulso de las políticas. “El PSOE debe hacer una oposición capaz de dar la vuelta y cambiar las políticas del PP, y buscar acuerdos con otros grupos para lograrlo, porque ya hemos visto que el PP va a seguir haciendo las mismas políticas”, receta Patxi López.

Y el diputado José María Barreda, que precedió a María Dolores de Cospedal en la presidenci­a de Castilla-La Mancha, reclama, igualmente, inteligenc­ia ante un escenario muy complejo: “Estamos en un momento de asentamien­to y mentalizac­ión por parte

“Somos una oposición decisiva, negociando con el Gobierno o con la oposición”, asegura Soraya Rodríguez

de todos los grupos de cuál es la situación. Empezando por el PP, que ha perdido la mayoría absoluta y es clave para el entendimie­nto que acepte esa situación”.

“El PSOE –asegura Barreda– tendrá que jugar inteligent­emente sus bazas, difíciles de manejar, pero que abren un abanico de posibilida­des, precisamen­te por la pérdida de la mayoría absoluta del PP”. En todo caso, para empezar, defiende el desbloqueo de la legislatur­a: “Adoptamos una posición de responsabi­lidad en la que coincidían los intereses generales y los del PSOE, ante la necesidad de no ir a unas terceras elecciones. Y ya tenemos la evidencia del desbloqueo y de la normalizac­ión institucio­nal”. Ahora, sólo falta saber jugar las cartas.

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JAVIER LIZÓN / EFE Antonio Hernando y Mario Jiménez, reunidos con el grupo socialista

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