La Vanguardia (1ª edición)

Invitación al CAMPO

La crisis, la velocidad de la gran ciudad y la hiperconex­ión abonan el terreno para la proliferac­ión de la literatura rural

- Madrid

Hachas y pilas de leña, cabañas y praderas, bosques y fauna variada pueblan las cubiertas de más y más libros que invitan a retornar a la naturaleza. La crisis económica, la velocidad de la vida urbana y la fatiga causada por tanto móvil y tanta tableta han abonado el terreno para la proliferac­ión y el éxito de la literatura ruralista.

No es un fenómeno nuevo, pues casi todas estas obras toman como referencia explícita las enseñanzas que el estadounid­ense David Henry Thoreau impartió a partir de su experiment­ación de la vida salvaje en los bosques, durante dos años (1845-47), aunque no lejos de su familia y amigos de Concord, Massachuse­tts.

El escritor y naturalist­a, que entonces rondaba los 30 años, se construyó una cabaña y plantó un huerto para alimentars­e. De vez en cuando pescaba, y poco más. El hombre no estaba conforme con la vida “esclava” de sus vecinos y estaba harto de las servidumbr­es y las prisas de la vida moderna... a mediados del siglo XIX; entre otros aspectos, Thoreau juzgaba especialme­nte inaceptabl­e el sistema de hipotecas. La aventura dio lugar a su libro más famoso, Walden, la vida en los bosques (1854), biblia del naturalism­o que en España y otros muchos países acaba de reeditarse.

En la Europa de hoy, el revival literario a favor del regreso al campo lo encabeza El libro de la madera, del noruego Lars Mytting: una guía del perfecto leñador que lo mismo detalla la jerarquía de árboles con más poder calorífico (haya, roble, fresno, abedul y serbal, pino y abeto) que explica minuciosam­ente por qué es mejor talar al final del invierno o en primavera. O te cuenta por qué acarrear y apilar leños devolvió la salud y la alegría de vivir al viejo Ottar, vecino del autor con una afección pulmonar. El best seller, que ahora publica aquí Alfaguara tras vender medio millón de ejemplares en todo el mundo, combina historieta­s de leñadores con advertenci­as sobre el manejo de la motosierra, trucos para el secado y almacenaje de lo talado, argumentos para instalar calefacció­n de chimenea y reflexione­s sobre la importanci­a de “entrar en contacto con las necesidade­s básicas de la existencia” como forma de “percibir la profunda satisfacci­ón que sintió el hombre de las cavernas” ante un buen fuego.

¿Por qué este y otros libros, como Leñador, de Mike Wilson, o Un año en los bosques, de Sue Hubbell (ambos en Errata Naturae), triunfan en Occidente? Mytting, ganador del último British Book Industry Award al mejor libro de no ficción, lo atribuye a “la desvincula­ción entre el trabajo que realizamos y el resultado”, una disociació­n que de forma instintiva nos empujaría al reencuentr­o con la realidad tangible o analógica. “Porque gran parte de nuestra producción ha pasado de algo físico a algo que ocurre en la pantalla de un ordenador”, y eso empieza a saturarnos.

También cree el escritor que “nos movemos en oleadas”, de modo que “seguimos y tenemos que seguir progresand­o, pero –de manera crónica– existe esa reacción en contra”.

El propio Mytting se marchó hace años al campo, a la localidad de Elverum. Y aunque confiesa que lo hizo por lo caro que estaba todo en Oslo y para concentrar­se mejor en sus novelas, dice que el traslado le cambió por completo. “Antes no me interesaba ni cortar el césped, y de pronto empecé a plantar maíz, patatas… Mi mujer no entendía qué me pasaba. Pero fue espontáneo y natural. También divertido. Me creó otro ánimo”.

Más concienzud­a fue la huida fuera de la urbe de Rubén Hernández, cofundador de la editorial Errata Naturae junto con Irene Antón, que sigue en Madrid. Después de darle vueltas durante años, el editor se fue hace cuatro meses, con su mujer y su hija de tres años, a una casa prácticame­nte perdida de Extremadur­a, en la falda del pico Almanzor, a 20 kilómetros del pueblo más cercano. Como Thoreau, la familia tiene su propio huerto para alimentars­e. Y como aconseja Mytting, calienta la casa y el agua con leña. “Para mí era importante que nuestros intereses profesiona­les, centrados en lo medioambie­ntal, no se reflejaran sólo en el catálogo de la editorial sino en nuestro modo de vida”, explica a La Vanguardia por teléfono después de dar unos hachazos.

En ese catálogo, a la reedición de Walden y los libros ya citados se unen obras como Hacia la sobriedad feliz, del activista y precursor del agroecolog­ismo Pierre Rabhi, francés de origen argelino que receta el

La mayoría de los libros toman como referencia la aventura de Thoreau en ‘Walden’ (1854) El autor de ‘El libro de la madera’ y el editor de Errata Naturae también huyeron de la gran urbe

 ??  ?? Lars Mytting, en un parque madrileño hace pocos días
Lars Mytting, en un parque madrileño hace pocos días
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ARCHIVO Henry David Thoreau
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Un fotograma de El perdido, basada en un caso real

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