La Vanguardia (1ª edición)

La crisis desvirtúa la plusvalía municipal

El Constituci­onal tiene que pronunciar­se sobre el impuesto porque ahora se tiene que pagar aunque el valor real del terreno haya caído

- BLANCA GISPERT Barcelona

Vender un piso, un parking, un trastero o un suelo urbano no sale gratis. Tampoco recibir estos bienes a través de una donación o una herencia. Entre otros impuestos, la mayoría de municipios exigen pagar el impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana, que popularmen­te se conoce como la plusvalía municipal. Este impuesto grava el aumento del valor del suelo con el paso del tiempo, con un máximo de 20 años. Se calcula a partir del valor catastral del terreno en el momento de la transmisió­n. Sobre esta cantidad, se aplica un coeficient­e en función de los años transcurri­dos desde la adquisició­n anterior y, de la cifra que resulta, el Ayuntamien­to decide qué porcentaje recaudar, con un límite del 30%. Tanto en Barcelona, como en Madrid es del 30%.

Esta fórmula nunca se había cuestionad­o, pero a raíz de los efectos de la crisis, está siendo un quebradero de cabeza para ayuntamien­tos y tribunales. Resulta

Barcelona recaudó por la plusvalía municipal 170 millones en el 2015 y 146 millones en el 2014

que aunque el valor real del terreno haya disminuido respecto al momento que se adquirió el terreno, la fórmula legal siempre da una cantidad que pagar. La doctora Ana Belén Macho, profesora agregada de derecho financiero y tributario a la Universita­t Pompeu Fabra, explica que la ley establece una regla objetiva de valoración de estas plusvalías, por referencia al valor catastral, sin tener en cuenta las fluctuacio­nes del mercado. “Con la burbuja inmobiliar­ia, el valor de mercado de los terrenos se disparó, hasta superar con creces la valoración resultante de los coeficient­es legales. Entonces nadie hizo notar el problema y los ayuntamien­tos tampoco podían exigir un impuesto superior al establecid­o. Pero ahora que los valores han caído, los contribuye­ntes empiezan a reclamar la devolución del impuesto”.

Macho explica que actualment­e existe una divergenci­a de criterios jurisprude­nciales. Muchas sentencias han considerad­o que el contribuye­nte sólo tiene que pagar cuando se haya producido un incremento de valor real, porque sólo esta interpreta­ción sería compatible con el principio de capacidad económica. En cambio, hay otros que consideran que este impuesto no grava el incremento de valor real o de mercado, sino el aumento de valor del suelo derivado de las mejoras urbanístic­as. De hecho, la ley suprimió la referencia al incremento de valor “real”.

Ante el dilema, hay tres juzgados, dos del País Vasco y uno de Madrid, que han planteado cuestiones de inconstitu­cionalidad al TC a fin de que se pronuncie sobre el impuesto. Macho cree que haría falta una mejora en la formulació­n del hecho imponible de la plusvalía, que “fuera coherente con su fundamento constituci­onal y que lo diferencia­ra limpiament­e de otros impuestos”. Pero al mismo tiempo considera que si “si el TC declara la inconstitu­cionalidad de la plusvalía, los ayuntamien­tos se verán obligados a devolver grandes cantidades a los contribuye­ntes. “Eso supondrá un grave problema para las arcas municipale­s y más teniendo en cuenta la situación de insuficien­cia financiera que sufren”. Según los datos de los ministerio­s de Fomento y de Hacienda, el municipio de Barcelona recaudó gracias a este impuesto 170 millones de euros en el 2015 y 146 millones en el 2014.

Actualment­e, si los contribuye­ntes pagan la plusvalía pueden reclamar la devolución sin saber a ciencia cierta si se los devolverá. Es una situación de insegurida­d jurídica que se mantendrá hasta que el TC no se pronuncie.

 ?? INMA SAINZ DE BARANDA ?? La compra de pisos vuelve a crecer después del parón por el pinchazo de la burbuja inmobiliar­ia
INMA SAINZ DE BARANDA La compra de pisos vuelve a crecer después del parón por el pinchazo de la burbuja inmobiliar­ia

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain