La Vanguardia (1ª edición)

Tú en Washington, yo en...

Melania Trump seguirá en Nueva York hasta que Barron acabe el curso

- NUEVA YORK Correspons­al

La fórmula del living apart together –tan propia de las estrellas de Hollywood y que viene a ser “juntos pero cada uno en su casa”– va a recibir la bendición presidenci­al.

Melania le ha dicho a Donald Trump que es madre antes que primera dama. Que Washington puede esperar, que se queda en su palacio de la Quinta Avenida neoyorquin­a hasta que su hijo, Barron, de diez años, acabe el curso.

La noticia la avanzó The New York Post el domingo. Esa misma noche la confirmó el propio presidente electo. “Muy pronto, en cuanto concluya la escuela”, respondió Trump sobre la mudanza de su esposa y el menor de sus cinco descendien­tes. Al menos seis meses de espera, después de que él reciba las llaves de la Casa Blanca el próximo 20 de enero.

Él se instalará de inmediato, subrayó, mientras que su esposa regresará a la Trump Tower una vez realizada la toma de posesión. Melania se desplazará siempre que su presencia se requiera en actos oficiales, aunque mantendrá su tarea principal de cuidar a su hijo. Hasta que Trump resultó elegido, su presencia era habitual a la hora de acompañar a clase a su hijo o recogerlo. Barron, en cuarto grado, asiste a uno de los selectos colegios del Upper West de Manhattan desde el preescolar. En ninguno de estos centros para la élite la matrícula baja de los 40.000 dólares.

El portavoz Jason Miller señaló que la familia no ha emitido comunicado sobre sus planes respecto a la transición de un lugar al otro. Matizó, sin embargo, que, como a cualesquie­ra otros padres, “les preocupa sacar a su hijo de la escuela a medio curso”.

La situación planteada recuerda el caso de la familia Obama. Michelle aseguró al salir elegido su marido que se planteaba permanecer en Chicago hasta que sus dos hijas finalizara­n el año lectivo. En última instancia, la familia se mantuvo unida. Si Melania, de 46 años, persevera, su iniciativa sería pionera en relación con los 44 presidente­s que precediero­n a Donald Trump, de 70 años. No hay precedente­s comparable­s. George Washington y su esposa, Martha, no vivieron en la Casa Blanca: aún no estaba construida. Anna, esposa del noveno presidente –William Henry Harrison–, nunca se mudó a la mansión ejecutiva porque él murió al mes de jurar.

La decisión de la próxima primera dama complica la labor de los servicios de seguridad. Deberán reforzar la protección de la torre Trump en Manhattan, que él visitará con frecuencia.

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