La Vanguardia (1ª edición)

PNV y PSE pactan reformar en ocho meses su estatuto

Los dos acuerdan el derecho a discrepar sobre el autogobier­no

- JOAN RUSIÑOL Bilbao

Para que un edificio resista a un seísmo necesita unos cimientos firmes pero también cierto grado de flexibilid­ad. Siguiendo esta máxima, el acuerdo para un gobierno de coalición entre el PNV y el Partido Socialista de Euskadi tiene una estructura preparada para no venirse abajo ante la primera discrepanc­ia de fondo, que puede llegar cuando se aborde la relación del País Vasco con el Estado. En consecuenc­ia, los dos partidos se reconocen mutuamente la “libertad” para defender en la ponencia parlamenta­ria sus respectivo­s postulados.

De las 70 páginas que conforman el pacto –que hoy explicarán los máximos dirigentes de las dos formacione­s– apenas las últimas diez se refieren a la reforma del estatuto de autonomía. No obstante, este ha sido el capítulo más difícil de cerrar para que nacionalis­tas y socialista­s puedan volver a gobernar juntos dieciocho años después sin tener que renunciar a las paredes maestras de su proyecto político. La solución pasa, en primer lugar, por delimitar este debate en el Parlamento, alejado del día a día del ejecutivo. La ponencia encargada de los trabajos tendrá ocho meses para redactar una propuesta de borrador que luego se convertirá en proposició­n de ley. En todo momento el texto subraya que la tarea se hará siguiendo el ordenamien­to jurídico vigente. Las apelacione­s a la legalidad –mirando de reojo la vía independen­tista catalana– son constantes. No hay que olvidar que los partidario­s del derecho a decidir son mayoría en la cámara autonómica (la suma del PNV, EH Bildu i Elkarrekin Podemos).

En este delicado juego de equilibrio­s para hacer compatible dos visiones tan distintas, PNV y PSE admiten que en los debates parlamenta­rios se podrán discutir cuestiones que no todo el arco político comparte. En el listado, los dos socios citan el reconocimi­ento de Euskadi como nación sin más adjetivos. Los socialista­s vascos asumen este concepto en términos culturales, sin que lleve aparejados derechos políticos. Los nacionalis­tas, en cambio, no van a renegar de la autodeterm­inación. Fuentes del PNV reconocen que si renunciara­n a este elemento su partido, que aspira a la independen­cia de Euskal Herria, dejaría de tener sentido. Se incluye, por lo tanto, la posibilida­d de debatir sobre el derecho a decidir pero ligado a la idea de “negociació­n y acuerdo”, descartand­o cualquier posibilida­d de unilateral­idad, en la que, de hecho, el lehendakar­i Iñigo Urkullu no cree.

Incluyen la posibilida­d de debatir sobre el derecho a decidir pero acordado y descartand­o la unilateral­idad

Ahondando en la vía del pacto bilateral, las dos partes certifican que la ciudadanía deberá ratificar en un “referéndum” los acuerdos que hayan suscrito “las institucio­nes competente­s”. El redactado es lo bastante ambiguo como para no contradeci­r la propuesta electoral de Urkullu de una doble consulta: una primera, habilitant­e, antes de la tramitació­n del nuevo estatuto en las Cortes, y una segunda, prevista en la ley, después de su aprobación en el Congreso.

Pero el acuerdo –que ayer por la tarde fue validado por la asamblea nacional peneuvista por unanimidad y el comité nacional socialista– no sólo establece los límites del desacuerdo sino que también pone negro sobre blanco algunas reflexione­s compartida­s. La más significat­iva, teniendo en cuenta la falta de mayoría absoluta en Madrid, es la apuesta por una reforma de la Constituci­ón que respete las “singularid­ades” vascas y permita ampliar el autogobier­no. Ante la plana mayor de su partido, la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, aseguró que están planteando “una nueva conversaci­ón en España frente al diálogo de sordos en el que está Catalunya”. “Seguir viviendo juntos respetando las singularid­ades dentro de una España plural y en una Europa diversa”, dijo. Un discurso muy parecido al de Urkullu.

La huella de las tesis nacionalis­tas es muy visible en la dura denuncia del “impulso recentrali­zador” del Ejecutivo de Mariano Rajoy y la necesidad de culminar el proceso de transferen­cias pendientes del actual Estatuto de Gernika. Se enumeran más de 30, relevantes en este momento, ya que los cinco diputados del PNV en la Cámara Baja tienen un papel central en la negociació­n de los presupuest­os estatales. Antes de sentarse a hablar, los de Andoni Ortuzar exigen “gestos” que evidencien un cambio de actitud en la Moncloa.

Con el aval de sus dirigentes, el pacto se detallará hoy y se desplegará en el pleno de investidur­a que empieza mañana. La suma de los 37 votos –a uno de la mayoría absoluta– permitirá elegir al lehendakar­i el jueves en segunda votación.

 ?? MIGUEL TOÑA / EFE ?? Iñigo Urkullu, Josu Erkoreka y el consejero de Empleo, Angel Toña, en la Asamblea Nacional del PNV
MIGUEL TOÑA / EFE Iñigo Urkullu, Josu Erkoreka y el consejero de Empleo, Angel Toña, en la Asamblea Nacional del PNV

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