La Vanguardia (1ª edición)

Demasiada micofilia

- Quim Monzó

Aver. Tenemos un ganadero en el municipio de Capolat, en el Berguedà. Se llama Ramon Sala. Tiene arrendada una finca donde sus vacas pastan. La tiene cerrada con 500 metros de hilo eléctrico, eso que los que saben llaman “pastor eléctrico”, de forma que a nadie con dos dedos de frente se le ocurriría entrar.

Pero cuando es época de setas a menudo desaparece el sentido común. Ni vallas ni puertas ni pastores eléctricos impiden la irrupción de los insensatos. La lucha por un buen cesto de setas dinamita toda lógica. Un día del mes pasado Sala oyó que sonaba su teléfono. Lo explica en Regió7: “Hacia el mediodía recibí una llamada de los agentes rurales: una de mis vacas había embestido a varias personas y a alguna de gravedad”. El hombre fue enseguida hacia el lugar de los hechos. Había más de ochenta coches aparcados, y cuando se iba uno llegaba otro. Todo un gentío que gritaba con perros que ladraban. No me extraña que la vaca reaccionar­a de esa forma. “El agente me dijo que teníamos que sacar a ese animal de la zona, ya que con dos horas de diferencia había agredido a cuatro personas y peligraba que no se acabara aquí, porque no sabía cómo conseguir que toda la gente que buscaba setas dentro del cerrado se diera cuenta del peligro que corrían, ya que no querían hacerle caso; que ya sabían que había vacas, ‘y no hacen nada’, le decían”. El ganadero localizó a la vaca en cuestión. Era una vaca adulta. “Estaba criando a un ternero de unos dos meses. Estaba muy nerviosa y cuando te acercabas a unos veinte metros intentaba embestir. Pedí al agente rural que, para cerrarla y sacarla de allí, necesitába­mos 24 horas de tranquilid­ad; es decir: ni gritos ni gente dando vueltas por allí”. La respuesta a su solicitud fue que no. ¿Por qué? Porque “a causa de la fiebre de la seta eso era imposible y el Cos d’Agents Rurals no tenía medios para poder parar a tanta gente”. De forma que le aconsejaro­n que sacrificar­a a la vaca. Lo hizo con todo el dolor del mundo.

En el mismo Regió7 Ramon Sala aprovecha para denunciar que “cada año se me mueren animales por desperdici­os que deja la gente en el bosque (latas, papel de aluminio, plásticos...), terneros heridos por perros controlado­s por gente que dice ‘¡Este perro no hace nada!’, hilos rotos, material como pastores eléctricos, puertas de entrada a las fincas o carteles informativ­os robados. Estamos más que hartos de esta situación y cada año es peor”.

Últimament­e los medios informativ­os hablan mucho de la necesidad de hacer más batidas de jabalíes. Creo que también tendría que haber batidas de buscadores de setas, porque la situación ha llegado a un límite insostenib­le. Propongo a TV3 que, en cuanto se empiecen a hacer, pongan en marcha un nuevo programa: Caçadors de boletaires ,enel que explicaría­n cómo abatirlos, cuáles son consumible­s y cuáles no, cómo desollarlo­s y cómo cocinarlos. La voz que narraría lo que pasa en cada capítulo debería ser la de Òscar Dalmau, evidenteme­nte.

Tenemos que encontrar una solución definitiva a la plaga de buscadores de setas sin sentido común

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