Un intento de desahucio de la Sareb se vuelve en su contra
Un total de 24 personas, la mayoría originarias de Pakistán y siete de ellas menores de edad, tienen la espada de Damocles de un desahucio instado por la Sareb. El banco malo es el propietario de sus viviendas, en dos inmuebles con un único vestíbulo en el número 116 de la calle Hospital, del Raval. Hasta ahí nada anormal: desgraciadamente esta es una realidad cotidiana en Barcelona. Pero el primero de los tres desalojos programados, que debía realizarse ayer y que afectaba a 13 de los vecinos, no sólo se paralizó, sino que podría volverse en contra del instigador. El Ayuntamiento califica el caso de acoso inmobiliario. Las familias “quieren y pueden pagar los recibos, pero no saben dónde”, según los concejales Josep Maria Montaner y Gala Pin. De momento se trata sólo de un aplazamiento, logrado gracias a la presión vecinal. El Ayuntamiento llevará a la Sareb ante los tribunales por presuntas prácticas irregulares para vaciar el inmueble. La entidad bancaria, que no renuncia al desalojo, niega las acusaciones y que el Ayuntamiento le haya hecho una oferta para comprar el inmueble. “La oferta no se ha podido presentar porque en este caso, a diferencia de otros, la Sareb se niega a negociar”, dice el Consistorio. Uno de los vecinos que ayer se libraron del desahucio, natural de Lahore, la capital del Punyab, explicaba así su impotencia: “Queremos pagar los recibos, pero la inmobiliaria desapareció y no nos dijo dónde ingresar el dinero”. Este hombre, padre de tres hijos, que hacía de intérprete y traducía en urdu a sus vecinos las negociaciones con la comitiva judicial, asegura que los inquilinos se ocupan como pueden de las deficiencias estructurales de la finca, que la entidad propietaria se niega a arreglar, aunque el Ayuntamiento así se lo exigió en el 2011, lo que también dará lugar a un expediente sancionador.