El escándalo silenciado
Blanca Suárez y Rubén Cortada evocan en Telecinco el romance entre Serrano Suñer y Sonsoles de Icaza
Un ministro y una aristócrata protagonizaron a partir de los años cuarenta, durante la posguerra, un apasionado romance que causó gran revuelo entre determinados círculos sociales de la época, aunque no llegó a trascender a la opinión pública. Sus protagonistas fueron Ramón Serrano Suñer –cuñado del dictador Francisco Franco y ministro de Asuntos Exteriores del gobierno franquista– y Sonsoles de Icaza, marquesa que destacaba por su belleza, elegancia y gusto sofisticado.
Los actores Rubén Cortada y Blanca Suárez les dan vida en Lo que escondían sus ojos, miniserie de cuatro episodios que Telecinco estrenará esta noche a las 22.30 horas, en la que se mezclan espionaje, romance y thriller político. Rodada hace un año principalmente en localizaciones de Madrid y San Sebastián, la producción cuenta con el guion de Helena Medina (Niños robados), quien a su vez se basó en la novela homónima de la periodista Nieves Herrero. Para preparar la producción no se contactó con los descendientes y familiares de los protagonistas de la trama, tratada “sin prejuicios pero con escrúpulos”, según declaró Manuel Villanueva, director general de contenidos de Mediaset, durante la presentación de la ficción a los medios.
Serrano Suñer estaba casado con la hermana de Carmen Polo y según le describe la ficción era un hombre ambicioso, carismático, inteligente, calculador y del que, como ministro de Asuntos Exteriores, dependía que España participara en la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, Sonsoles de Icaza, musa del diseñador Cristóbal Balenciaga y amigo suyo, era una mujer adelantada a su tiempo y marquesa de Llanzol por su matrimonio con Francisco de Paula Díez de Rivera y Casares, 30 años mayor que ella. En el primer episodio se narra el momento en el que prende lo que, en palabras del propio Serrano Suñer, fue “un arrebato, luego pasión y finalmente un enamoramiento” que se prolongó durante más de quince años y del que nació Carmen Díez de Rivera, a la que Serrano Suñer nunca reconoció y que fue considerada a su vez “la musa de la transición”.
Lo que escondían sus ojos recupera lo que los responsables de esta producción llaman “el gran amor del franquismo”. Salvador Calvo, director de la ficción, explica que en esta ocasión el acento en la posguerra no está puesto en el bando perdedor o en las penurias, sino “en los ganadores, con sus rencillas internas por el poder entre militares, falangistas y monárquicos”. Fundamentalmente se trata de un melodrama “engarzado en una época en la que Franco está asentando su poder, con el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial y la neutralidad de España, sometida a la presión de numerosos países que lo convertían todo en un hervidero”. En esas circunstancias irrumpe esta relación, “un lío de faldas que fue casi lo que decidió” el papel del país en la contienda bélica que asolaba el mundo.
Calvo asegura que pensaron desde el principio en Rubén Cortada y Blanca Suárez para interpretar los personajes principales, vidas reales que les exigieron una laboriosa tarea de investigación para “acercarse lo máximo posible” a ellos. “Ha sido todo un viaje meterme en la piel de Serrano Suñer y no tengo otra palabra más que gracias por haberme permitido hacerlo”, dice Cortada, quien justo ayer lunes decía adiós a la audiencia de La 1 con el fin de la segunda temporada de Olmos y Robles. Para Suárez, “uno de los retos era que se narran muchos años en la vida de una mujer en los que le pasan muchas cosas” y en los que termina constatando que “el amor a veces no sólo es cosa de dos y a veces de hecho pasa a ser sólo cosa de una”. El director destaca también los trabajos de Emilio Gutiérrez Caba como el marqués de Llanzol y de “Javier Gutiérrez y Pepa Aniorte, que encarnan personajes tan complejos como Francisco Franco y Carmen Polo, sin caer en clichés y dotándolos de personalidad”.