El populismo de Kendall
La ruidosa irrupción de Podemos en el escenario convirtió el término populista en el adjetivo descalificativo de moda. Se produjo así una situación bien pintoresca porque este término maldito con el que se quería denigrar ideológicamente a los recién llegados era el mismo que los recién llegados ya usaban, con cierto orgullo intelectual, para describir su estrategia. Frente a quienes criticaban el populismo como una exaltación demagógica de las bajas pasiones populares, los podemitas, con Errejón al frente, proponían repensarlo como un catalizador que podía permitir articular las demandas sociales dispersas de los indignados en un proyecto político común con voluntad hegemónica. Ernest Laclau, el autor de La razón populista, era el principal referente intelectual de esta operación de reivindicación y aprovechamiento del populismo. Para entender el juego que entonces jugaba Podemos, debía leerse a Laclau, que había escrito sus reglas. Para esclarecer el juego que ahora juega el populismo trumpista, hace falta no perder de vista a uno de los clásicos del conservadurismo estadounidense: Willmoore Kendall (1909-1968).
La bibliografía de Kendall responde a un perfil habitual entre los intelectuales de su generación. Participó con las Brigadas Internacionales en la guerra civil española, adonde llegó como convencido trostkista y salió mirando hacia otro lado. Los servicios secretos eran entonces el destino natural de quienes giraban la cabeza. Tras pasar por las OSS, sirvió en la CIA, una ocupación que compaginó con la de profesor de filosofía política en la Universidad de Yale y con las colaboraciones en la influyente revista conservadora The Nacional
Review, de la que fue uno de los fundadores. El lugar común invita a interpretar EE.UU. no sólo como el primer país fundado sobre los principios del liberalismo político, de los que, pese a múltiples apariencias, habría sido el principal valedor, sino también como una nación profundamente liberal. La obra de Kendall es un trabajo de zapa de esta interpretación. Según él, la sociedad norteamericana nunca habría apreciado los valores del liberalismo y la historia política de EE.UU. ha sido el resultado de una estafa continua de una élite liberal que ha engañado ininterrumpidamente al pueblo imponiéndole leyes y políticas contrarias a sus sentimientos. Lincoln, que, situando el valor de la igualdad por encima del resto, llevó al país a una guerra civil, habría sido el ejemplar más conspicuo de estos embaucadores. Y el entusiasmo popular por la caza de brujas liderada por McCarthy, la muestra más clara de la lejanía de la población respecto al relativismo de un
establishment dispuesto a tolerar liberalmente todas las opiniones. Dentro del marco para el replanteamiento de la política americana establecido por este relato, el populismo interpretaba evidentemente un papel importante.
Pero también lo interpretaba el liberalismo, identificado como el verdadero enemigo que batir. El campo de batalla descrito por Kendall es el mismo que el del discurso con el que el trumpismo ha ganado las elecciones.
Sostiene Kendall que la historia política de EE.UU. ha sido el resultado de una estafa continua por parte de una élite liberal