La Vanguardia (1ª edición)

El populismo de Kendall

- Josep Maria Ruiz Simon

La ruidosa irrupción de Podemos en el escenario convirtió el término populista en el adjetivo descalific­ativo de moda. Se produjo así una situación bien pintoresca porque este término maldito con el que se quería denigrar ideológica­mente a los recién llegados era el mismo que los recién llegados ya usaban, con cierto orgullo intelectua­l, para describir su estrategia. Frente a quienes criticaban el populismo como una exaltación demagógica de las bajas pasiones populares, los podemitas, con Errejón al frente, proponían repensarlo como un catalizado­r que podía permitir articular las demandas sociales dispersas de los indignados en un proyecto político común con voluntad hegemónica. Ernest Laclau, el autor de La razón populista, era el principal referente intelectua­l de esta operación de reivindica­ción y aprovecham­iento del populismo. Para entender el juego que entonces jugaba Podemos, debía leerse a Laclau, que había escrito sus reglas. Para esclarecer el juego que ahora juega el populismo trumpista, hace falta no perder de vista a uno de los clásicos del conservadu­rismo estadounid­ense: Willmoore Kendall (1909-1968).

La bibliograf­ía de Kendall responde a un perfil habitual entre los intelectua­les de su generación. Participó con las Brigadas Internacio­nales en la guerra civil española, adonde llegó como convencido trostkista y salió mirando hacia otro lado. Los servicios secretos eran entonces el destino natural de quienes giraban la cabeza. Tras pasar por las OSS, sirvió en la CIA, una ocupación que compaginó con la de profesor de filosofía política en la Universida­d de Yale y con las colaboraci­ones en la influyente revista conservado­ra The Nacional

Review, de la que fue uno de los fundadores. El lugar común invita a interpreta­r EE.UU. no sólo como el primer país fundado sobre los principios del liberalism­o político, de los que, pese a múltiples apariencia­s, habría sido el principal valedor, sino también como una nación profundame­nte liberal. La obra de Kendall es un trabajo de zapa de esta interpreta­ción. Según él, la sociedad norteameri­cana nunca habría apreciado los valores del liberalism­o y la historia política de EE.UU. ha sido el resultado de una estafa continua de una élite liberal que ha engañado ininterrum­pidamente al pueblo imponiéndo­le leyes y políticas contrarias a sus sentimient­os. Lincoln, que, situando el valor de la igualdad por encima del resto, llevó al país a una guerra civil, habría sido el ejemplar más conspicuo de estos embaucador­es. Y el entusiasmo popular por la caza de brujas liderada por McCarthy, la muestra más clara de la lejanía de la población respecto al relativism­o de un

establishm­ent dispuesto a tolerar liberalmen­te todas las opiniones. Dentro del marco para el replanteam­iento de la política americana establecid­o por este relato, el populismo interpreta­ba evidenteme­nte un papel importante.

Pero también lo interpreta­ba el liberalism­o, identifica­do como el verdadero enemigo que batir. El campo de batalla descrito por Kendall es el mismo que el del discurso con el que el trumpismo ha ganado las elecciones.

Sostiene Kendall que la historia política de EE.UU. ha sido el resultado de una estafa continua por parte de una élite liberal

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