La Vanguardia (1ª edición)

Jugar sin Messi

- Santi Nolla

El Barça no puede sustituir a Messi solamente con otro jugador en la alineación. El número uno mundial es insustitui­ble. Debe cambiar algo más. La temporada pasada se solventó bien la ausencia de Messi por lesión porque se planificó con tiempo. El equipo asumió un aumento de intensidad y concentrac­ión, y Neymar se puso los galones. El pasado sábado ante el Málaga ni Messi ni Suárez jugaron con el FC Barcelona y los andaluces se llevaron un empate del Camp Nou. El Madrid, tras ganar su derbi, se situó a cuatro puntos en la clasificac­ión de la Liga, una distancia no preocupant­e, pero que se podía haber evitado.

La baja de Messi se produjo el mismo día del partido por un virus intestinal. Sin Leo en la alineación deben jugar los mejores. No se pueden hacer pruebas ni rotaciones ese partido. Es fácil emitir juicios el día después y muy difícil hacerlo antes, pero se ha de tener claro el concepto. Y sin Messi deben jugar los mejores jugadores en aquel momento. Sin embargo, no salió de entrada Rakitic. Cuando Leo no está hay que armar el equipo con el once más potente. En la banda debía haber jugado Alba. Con estos dos futbolista­s, el Barça hubiera opuesto el mejor equipo que podía en aquel momento. Pero es necesario algo más.

Cuando Messi se lesionó la temporada pasada todo el equipo dio un paso adelante. Aquella etapa fue bautizada como la de “la superviven­cia”. Había que pasar sin Leo un periodo de tiempo difícil. Aumentó la intensidad y la concentrac­ión de todos. El equipo tomó conciencia de que debía reaccionar sin Messi durante un plazo de tiempo largo. Contra el Málaga eso no sucedió. Si se hubiera dado entrada en el titular a Rakitic y a Alba, el

El Barça sin Leo es como la Coca-Cola light, buena pero sin la chispa original; el equipo debe subir su nivel

mensaje habría sido muy claro: hay que ir con todo.

Y todavía hay un tercer aspecto clave. Primero, jugar con los mejores. Segundo, aumento de la intensidad y la concentrac­ión. Y tercero, ubicar a Neymar en una posición más centrada, más cercana al área o darle libertad de movimiento­s para que se mueva por donde quiera. Cuando en el equipo no están ni Messi ni Suárez ni Iniesta, hay que arropar a Neymar para que brille. Eso sucedió también la temporada pasada, aunque ahí Suárez fue muy importante y el delantero centro tampoco pudo estar contra los andaluces.

El Barça sin Messi es como la CocaCola light, buena pero sin la chispa original. El equipo es competitiv­o y puede ganar a cualquiera, pero debe saber que el número uno no está y que hay que dar un paso al frente, aportar algo más. Messi soluciona muchas cosas con su sola presencia. Sin él es necesario subir el nivel individual y colectivo.

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