La Vanguardia (1ª edición)

Asia lamenta el rechazo al pacto comercial del Pacífico

China se erige como la impulsora del libre cambio regional

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

Era una noticia esperada, pero no por ello ha sido menos dolorosa. El anuncio de Donald Trump de que retirará a Estados Unidos del acuerdo de libre cambio Transpacíf­ico (TPP, por sus siglas en ingles) sentó ayer como una bomba entre los líderes de Asia-Pacífico. La mayoría piensa que sin Washington no vale la pena continuar con un proyecto sobre el cual Obama pretendía apoyar la estrategia de EE.UU. en Asia. Una notificaci­ón que favorece a China, que ya se ha apresurado a subrayar su apoyo a una mayor integració­n económica regional.

El primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, fue quien mejor definió el estado de ánimo de los dirigentes de los restantes once países firmantes del TPP, tras la declaració­n de Trump, que justificó la retirada argumentan­do que es “un desastre potencial” para EE.UU. “Estamos un poco decepciona­dos”, se limitó a decir el mandatario neozelandé­s.

Key es uno de los líderes que estaban convencido­s de que la puesta en marcha de este pacto comercial que abarca a doce países (Australia, Brunéi, Canadá, Chile, EE.UU., Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam), que suponen el 40% del PIB mundial y tienen 800 millones de habitantes, supondría un gran impulso a la economía internacio­nal. Su objetivo era reducir prácticame­nte a cero cerca de 18.000 tasas arancelari­as y propulsar una ambiciosa liberaliza­ción del comercio y la inversión.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, que se entrevistó con Trump la semana pasada, no fue menos taxativo. “El TPP no tiene sentido sin EE.UU.”, dijo a la prensa desde Buenos Aires, en donde se halla en una visita de Estado. “Es imposible renegociar­lo de la misma manera, sin desestabil­izar el equilibrio fundamenta­l de los intereses de cada una de las partes”, añadió el líder nipón, que considerab­a este acuerdo como un acicate para adoptar sus reformas estructura­les pendientes.

Otros países, como Australia, Chile o Singapur, son algo más optimistas y sostienen que puede renegociar­se entre los países restantes y promover su aplicación. El primer ministro de la isla continente, Malcolm Turnbull, defendió seguir adelante con el proyecto, que se cerró tras cinco años de negociacio­nes, “porque se trata de un importante compromiso estratégic­o” para los países firmantes, dijo a la agencia Ap.

Más complicado lo ve su colega de Singapur, Lee Hsien Loong. “El TPP sin EE.UU. significa un nuevo acuerdo (...) con nuevas cláusulas de entrada en vigor y nuevas negociacio­nes, lo que no resultará fácil”, señaló el fin de semana en el Foro de Cooperació­n Económica Asia-Pacífico (Apec), que se celebró en Lima. Su inquietud se explica porque la ciudad Estado es una de las grandes perdedoras con la decisión de Trump, ya que esperaba beneficiar­se de la liberaliza­ción de los servicios, dada su estratégic­a situación.

Otro países, como Malasia y Vietnam, ya han empezado a mirar la alternativ­a que ofrece China. Y es que el gigante asiático se erige ahora como el gran impulsor de la integració­n económica regional. Pekín promueve, junto a la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (Asean), el acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP, en sus siglas en inglés). Una iniciativa que complement­a con su proyecto de

La ruta de la seda, con inversione­s masivas en infraestru­cturas a través de Asia. Esquema que, unido a la idea de Trump de replegarse, ofrece a China la oportunida­d de erigirse en la única gran potencia regional en Asia-Pacífico.

El repliegue de Trump ofrece a China la oportunida­d de erigirse en la única gran potencia regional

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FUENTE: Banco Mundial
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STR / AFP Donald Trump recibió al primer ministro japonés, Shinzo Abe, en la torre Trump el día 17

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