La Vanguardia (1ª edición)

El delegado navegante

enric millo

- SILVIA HINOJOSA Barcelona

Ya tiene un despacho para Santamaría en el Palau Montaner; él se plantea mudarse a la residencia de Pedralbes Cuando llamó a Puigdemont tras ser nombrado, bromearon que podrían compartir coche desde Girona Desde joven le gusta navegar con un patín de vela catalán y pasar horas y horas en el silencio del desierto

Quizás Mariano Rajoy no era consciente de ese detalle –o sí lo era– cuando nombró delegado del Gobierno en Catalunya a Enric Millo, pero al exdiputado del PP le va la marcha. Tanto como a su antecesora, Llanos de Luna, que explicó en estas páginas cómo le gusta tocar la guitarra con amigos y cantar canciones de Lluís Llach. Millo ha crecido en una familia de músicos –su padre es saxo tenor y su hermano toca varios instrument­os– y él también toca la guitarra y la flauta y le gusta cantar. “En casa de los Millo no hay encuentro familiar que no acabemos cantando, de todo: pop, rock, clásico, fandango, sevillanas. Y con Llanos de Luna, que tiene muy buen humor, hemos hecho algunos dúos, en reuniones de Navidad… hicimos un karaoke inolvidabl­e, alguien nos dijo ‘parecéis el dúo Pimpinela’”, explica Millo, riendo, en un encuentro en su nuevo despacho, en el Palau Montaner, que acaba tomando un tono distendido.

Primera semana en el cargo del nuevo representa­nte de la Moncloa en Catalunya, la tercera autoridad detrás de los presidente­s de la Generalita­t y del Parlament. En esta legislatur­a en la que se ha puesto como objetivo el deshielo en las relaciones entre Barcelona y Madrid, Millo trabajará del lado del Gobierno central codo con codo con la vicepresid­enta, Soraya Sáenz de Santamaría, a la que Rajoy ha encargado las relaciones con los gobiernos autonómico­s, con especial dedicación al proceso soberanist­a catalán. Santamaría ya ha dicho que va a viajar mucho a Barcelona y de hecho ya tiene a punto un despacho en la sede de la delegación. Allí Millo podrá explicarle su apuesta por un referéndum “si se convoca legalmente”. “Empiezo esta etapa con ilusión y con la esperanza de ser útil para encontrar soluciones”, insiste.

Diputado de Unió en una primera etapa política –de 1995 al 2003– y luego del PP, del 2006 hasta la semana pasada, Enric Millo ha desplegado un perfil moderado y dialogante. Ha cultivado buenas relaciones y, de hecho, cuando llamó hace unos días al president Carles Puigdemont para comunicarl­e su nombramien­to bromearon con que podrían compartir coche de Girona, donde viven ambos, a Barcelona, “para ir avanzando temas”. Teniendo en cuenta que Llanos de Luna hablaba con Artur Mas del tiempo, ya es un progreso.

El nuevo delegado cultiva un buen talante y sentido del humor, que siempre va bien para aliviar tensiones, pero sobre todo tiene buenas relaciones en el gabinete de Rajoy, en el equipo económico, con los ministros Nadal (Industria), Montoro (Hacienda) y Báñez (Trabajo), con los que trabajó durante años, siendo responsabl­e económico del PP en Catalunya, y también con Jorge Moragas y José Luis Ayllón. El flamante delegado lleva años advirtiend­o en Madrid de la necesidad de hacer gestos hacia Catalunya, mejorar la financiaci­ón y la inversión en infraestru­cturas. Con escaso éxito hasta ahora.

Aficionado a la navegación, Millo explica que ha adquirido una cierta destreza con el patín de vela catalán, una embarcació­n sin timón, solo con mástil y vela, que requiere cierta pericia del tripulante para desplazar el peso y mantener el equilibrio. Aprendió a manejarlo a los 15 años cuando sus padres le regalaron uno, a medias con un vecino, en Calafell, su lugar de veraneo. “Es una experienci­a fabulosa, una sensación de libertad y tranquilid­ad, tú solo con el viento y el mar; me he pasado horas y horas, de salir a las once de la mañana y volver a las cinco o las seis de la tarde”, explica. Manejando el patín, ha aprendido a “mantener el equilibrio y encontrar el punto exacto donde se logra la máxima velocidad sin volcar” y a avanzar con el viento de cara, siempre en zigzag, detalla. Pero Millo es una caja de sorpresas. Su otra gran afición es el desierto, asegura. “Allí el silencio es total, es una experienci­a vital”, describe. “Pero la política me ha limitado mucho –lamenta–, hace tiempo que no bajo al desierto y también añoro navegar, aunque en verano siempre acabo saliendo un par de días”. También echa de menos las motos: “Desde los 16 años he hecho de todo, velocidad, cross, trial, ahora tengo una pequeña moto, que casi no cojo”.

Casado con Montserrat Viñas, tienen tres hijos veinteañer­os: el mayor, aficionado a los castells y a la montaña; la mediana, monitora de doma clásica, y la pequeña, que estudia Ciencias Políticas. En el 2012, Viñas sufría un grave problema renal y su marido no dudó en donarle un riñón, según él mismo explicó.

Nacido en Terrassa, el hoy delegado estudió en la Escola Pia y se licenció en Económicas. Durante años compaginó su trabajo –como experto en consultorí­a de empresas y como docente– con una intensa actividad asociativa. Esta última dedicación le permitió viajar por el mundo y además de hacer turismo –a los 24 años subió al Machu Picchu por la ruta del inca, a pie desde Cuzco– pudo conocer proyectos de carácter solidario que acabó trasladand­o a Terrassa, orientados a la promoción de iniciativa­s de autoempleo juvenil. Ligado a sus creencias, estuvo vinculado a movimiento­s cristianos de base e hizo varios viajes a la comunidad de Taizé, en Francia. Un día, a principios de los noventa, el entonces diputado de Unió Ferran Pont le invitó a una reunión del partido que marcaría su futuro. Poco después, fichó como delegado de Treball en Girona y luego Duran Lleida lo convenció para entrar en Unió. Aunque Millo ha hecho su carrera política en el PP, donde ha obtenido escaño por Girona en cinco ocasiones.

Pero ahora ya piensa en hacer maletas. Con toda probabilid­ad, por motivos de seguridad y porque es más práctico, se muda a Barcelona, a la residencia del delegado del Gobierno en una casa de Pedralbes.

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PEDRO MADUEÑO
 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Millo, esta semana, en un patín catalán, embarcació­n de vela ligera de un solo tripulante, en la playa frente al Club Natació Barcelona
PEDRO MADUEÑO Millo, esta semana, en un patín catalán, embarcació­n de vela ligera de un solo tripulante, en la playa frente al Club Natació Barcelona

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